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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

48 años después

Hace poco más de un mes, a finales de agosto, poco después de volver de vacaciones, recibí un mensaje a través de Facebook:

Eduardo, egunon.

Soy Josemari Velez de Mendizabal. Si no me equivoco, estudiamos Preu en el Instituto de Vitoria-Gasteiz, allá por 1966-67.

Sí. Yo recordaba a un Vélez de Mendizábal con el que había tenido muy buena relación durante aquel curso y del que, desde entonces, no había vuelto a saber nada.

Y sí; era el mismo Josemari que yo conocía de aquella época ¡hace más de 48 años!

Edificio del actual Parlamento Vasco en el que estudié Bachiller

Después de aquel primer mensaje cruzamos unos pocos más hasta que este sábado, aprovechando que yo tenía que ir a Vitoria por razones familiares, nos hemos visto. Milagros de Internet y de Facebook en particular.

En estos años a Josemari le ha dado tiempo de dirigir empresas industriales y culturales ( la Sociedad de Estudios Vascos), de fundar una revista vasca en los primeros años de Internet, que sigue con vida 17 años después (cosa nada fácil, como sabemos quienes nos dedicamos a los medios) y hasta de recibir el Celedón de Oro, el máximo galardón que se concede en Vitoria, mi pueblo. Todo en el entorno del País Vasco, del que yo me alejé, para venir a Madrid a estudiar, al poco tiempo de nuestra despedida.

Josemari, al contrario que yo, ya está jubilado, aunque sigue plenamente activo. Él ha escrito en su blog, en euskera, un relato de nuestro encuentro del sábado. Ha tenido el detalle de enviarme la traducción al castellano. Como yo no me veo capaz de contar las cosas mejor de lo que él lo hace le he pedido permiso para reproducir aquí sus palabras. Son éstas:

 

LA PATRIA ESTA CERCANA PERO
Han transcurrido cuarenta y ocho años desde que nos dijimos adiós por última vez, muy seguramente sin llegar a pronunciar esa palabra, y sin sospechar en lo mínimo que no nos volveríamos a ver hasta casi medio siglo después. El pasado sábado nos reencontramos físicamente, tras habernos detectado hace unas pocas fechas en el amplio mundo de Internet.
No sé quién escribió que la patria es el espacio creado por quienes cursan juntos el bachiller. Aceptando esa idea, los compañeros de pupitre de aquel período escolar son compatriotas. Eduardo Madinaveitia y yo coincidimos en el Instituto de Enseñanza Media de Vitoria-Gasteiz, y al término de nuestros estudios en aquel centro nos separamos sin atisbar qué es lo que nos depararía la vida. Cada uno echó a andar por caminos diferentes, cargados con nuestra ligera mochila de diecisiete años de experiencia vital. Anteayer nos volvimos a reunir y tras el emotivo abrazo comenzamos a desgranar nuestro paso por la vida, y hasta hablamos de nuestros respectivos nietos.
Fue una hora de gran intensidad, arañando en nuestros respectivos almacenes de recuerdos, y como no podía ser de otra manera, ya hemos quedado para una próxima ocasión.
¡Qué cercana está la patria y qué poco la conocemos!

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