Comercio justo para crecer

Por María Mercedes Alemán

 

En la comunidad  de San Francisco de los Cedros, a 41 kilómetros de la cabecera del departamento de Jinotega, Nicaragua, vive la productora Flora Estela Tinoco, un ejemplo de superación y una mujer que, junto a su esposo, todos los días trabaja sus tierras cultivadas con café y hortalizas. Su objetivo de ver a sus cinco hijos profesionalizarse.

Flora Estela es una mujer activa, sencilla y austera, responsable y de un carácter alegre pero firme a la hora de tomar decisiones y educar a sus hijos. Para ella es fundamental hacerles entender el respeto a los mayores, la naturaleza y el trabajo rural. 

 

“A veces me los llevo a las charlas o a los mandados, no les ocultamos cuando tenemos deudas o hacemos prestamos, no por preocuparlos, sino porque ellos tienen que estar preparados y saber lo que uno hace en caso que faltemos” comenta la productora de café, que gestiona doce manzanas de tierra cultivadas, ocho de café especial Café Tierra Madre (un producto de comercio justo que busca empoderar a las mujeres que lo cultivan) y cuatro con granos básicos y hortalizas que vende en el mercado local o para el uso de su consumo en el hogar.

Estudió hasta el quinto año de secundaria y se casó a los 24 años. Su esposo poseía en ese momento tres manzanas cultivadas con café, y ella, sin tener conocimientos en el área, pero con las ganas de mejorar su situación, se asoció a una cooperativa: quería crecer y ser dueña de su empresa.

Con el paso de los años, la ahora empresaria necesitó un préstamo para comprar otra manzana de tierra que le ofrecían, sin embargo, fue imposible: “Donde estaba asociada querían ayudarme pero no tenían los fondos suficientes para prestarme en ese momento. Me dijeron que no me podían dar los 80.000 córdobas que necesitaba, pero yo ya había hecho el trato con el dueño del terreno y no podía echarme para atrás, para ese tiempo yo oía mucho la radio, entonces me acordé que había oído de Aldea Global. No lo dudé, agarré un taxi y le dije que me llevara. Me recibieron bien, la muchacha que estaba despachando me dijo enseguida que me facilitarían el préstamos. Me sorprendí porque ahí nomás, sin conocerme depositaron su confianza en mí y yo confié en ellos también”, recuerda la campesina.

Así, con una nueva manzana de café en su inventario familiar, hace seis años entró a cooperar con Aldea Globaluna asociación sostenible que innova negocios rentables para más de 10,000 asociados y asociadas nicaragüenses.

Desde entonces, La caficultora fue capacitándose para conocer más acerca del manejo de sus cultivos y todas las recomendaciones de los técnicos. Esa formación y apoyo financiero resultaron claves para que ahora ella supervise toda su producción de café y sea la administradora de los préstamos y de su hogar. Además de las capacitaciones sobre los cultivos que Aldea Global le ha impartido, también le han dado charlas sobre empoderamiento de la mujer rural y autonomía económica, lo que ha ido reforzando su carácter. Esas pautas, según explica la nicaragüense, le han servido para consolidar la idea de que la mujer está capacitada para ser un pilar en la economía familiar y se encuentra en todo su derecho de querer ejercer cualquier trabajo.

La productora, quien hoy es una de las asociadas más activas y estables de Aldea Global, considera que la clave del éxito en cualquier ámbito de su vida se debe al apoyo, el respeto y la confianza, unos aspectos que pues le ha servido para poder alcanzar su estabilidad económica y espera que sea el mayor legado que les quede a sus hijos.

María Mercedes Alemán es responsable de comunicación de Aldea Global 

1 comentario

  1. Dice ser Siete Calles

    Muy interesante el artículo!

    29 mayo 2019 | 10:35

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