La semana pasada el consejero de educación catalán, Ernest Maragall, presentaba en Barcelona el anteproyecto de Ley de Educación de Cataluña.

El gobierno catalán ha decidido, según el borrador, que limitará el número de alumnos inmigrantes que puede haber en los colegios, tanto públicos como concertados, «con el fin de evitar la formación de guetos».

Cada centro tendrá un tope en función de la realidad social del entorno, es decir del número de inmigrantes que haya en el barrio.

En las escuelas se refleja la población del barrio. Habrá más niños inmigrantes en los barrios donde hay más inmigrantes. La política de los catalanes intenta ser una política de integración.

Según un periodista catalán que conoce estos temas hace tiempo el problema en Cataluña es que las escuelas concertadas se inventan excusas para no aceptar a inmigrantes y se dan casos donde el 90% de los estudiantes de la escuela pública son inmigrantes y las escuelas concertadas en el mismo barrio no tienen. Según él esta se una medida encaminada a que las concertadas deban aceptar inmigrantes también.

¿Es la medida del conseller una buena solución? ¿No habrá que estudiar más bien qué pasa con las escuelas concertadas? ¿Esta política no terminará discriminando y haciendo que los niños inmigrantes tengan difícil encontrar plazas en las escuelas? ¿Los niños inmigrantes, sólo por el hecho de ser inmigrantes, tendrán que ir más lejos de casa a la escuela cada día? ¿De qué otra forma se puede integrar a los niños?

En la foto: Ernest Maragall, hermano del ex alcalde de Barcelona, Pascual Maragall