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Veci, mamá y Papá Noel

Hoy es 14 de enero y para la mayoría, Navidad y el Día de Reyes ya han pasado. Pero Papá Noel todavía no se ha acercado a las casas de muchas familias de inmigrantes. Está atrapado en las oficinas de correos.

Una amiga de Guayaquil, Ecuador, me contó esta historia: una semana antes de Navidad, ella mandó regalos a su familia y utilizó la oficina de correos de España. Era imposible que llegase para Navidad, pero le aseguraron que para fin de año el paquete estaría en Ecuador. Su mamá esperó desde el primer día hábil de enero una llamada que le notificara sobre la llegada del paquete, pero nada. Al final, mi amiga le aconsejó que fuera al correo a ver qué había pasado. Este es el relato de mi amiga y al final un deseo.

Día uno. Mi mamá va a la oficina de correos más cercana y descubre que el paquete sí había llegado, pero que estaba en la oficina de correos del centro de la ciudad.

Día dos. Va al centro con el veci (palabra amable para referirse al vecino). En el correo le dan un numerito de espera. Es el 436. El veci se resigna a esperar afuera, dentro del coche y debajo del sol de la costa de Ecuador (que invierno es más caluroso que en todo el año). Mi mamá espera detrás de los 435 que llegaron antes que ella y cuando llega a la taquilla, le dicen que su paquete de Madrid está allí y le piden la cédula de identidad para entregarle la consigna. Ay ay ay, y ella no había llevado ese documento.

Día tres. El veci vuelve a acompañar a mi mamá al correo, esta vez con la literatura popular deportiva que se vende en forma de revista y que se llama Estadio. Mi mamá, más que cortés, no intenta saltarse la cola y de nuevo espera horas pensando en su turrones de Madrid y en su hija. Al final, ella llega a la ventanilla, presenta la cédula y la empleada de turno le explica que debe pagar un impuesto de 10 dólares porque el paquete pesa más de cuatro kilos. Y tiene que hacerlo en un banco.

Día cuatro. Hoy mi amiga pide que todos crucen los dedos en Madrid para que el paquete llegue. Que piensen en su mamá paciente y en el pobre veci sudando en el centro de Guayaquil. Y que Papá Noel tome apuntes sobre la burocracia y la frustración de un inmigrante.

5 comentarios

  1. Dice ser hija de inmigrante

    A veces he hecho envíos a algunos países de América del Sur, a Venezuela un paquetito pequeño demoró casi dos meses, A Uruguay unos 15 días, otro que envié a Venezuela casi un mes. Creo que habría que tener en cuenta estas cosas y adelantar el envío de los paquetes de navidad para que al menos se reciban en una fecha apropiada. Creo que ya hablaron de esto en otra entrada, refiriéndose al correo en España y les comenté lo mismo. Hay que adelantarse un poco a las fechas.

    14 enero 2009 | 16:16

  2. Dice ser Mariolas

    Bueno, el relato no tiene mucho que ver con el funcionamiento de correos en España, que en mi opinión es bastante aceptable.El problema es que la señora no estaba muy bien informada. No se puede ir a retirar un paquete sin documento de indentifación y eso es igual para todos los países.

    14 enero 2009 | 16:35

  3. Dice ser edream

    es lo que tiene..una ilusion que en algunas casas ni se conoce..es ‘la otra navidad’.

    14 enero 2009 | 19:02

  4. Dice ser Perne

    Nótese el cinismo de Mariolas.Hay que llevar pasaporte, vecina, eso YA es un docu.

    15 enero 2009 | 02:16

  5. Dice ser ¿dónde están las fieras?

    Efectivamente, espero que hoy pueda retirar el, tan anhelado, paquete.Además, doy muchas gracias porque parece que «las fieras comentaristas» están hibernando por un día. ¡Qué a gusto estamos sin ellas! ¡Qué poca falta nos hacen! Shhh, silencio, no hagamos ruido no sea que les vayamos a despertar, shhh… después de la tempestad de estos días… hoy ha llegado la calma.

    15 enero 2009 | 14:45

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