Chico Hugo: espíritu libre

Siempre me ha llamado mucho la atención la gente que se dedica a crear música con objetos cotidianos. Y hace tiempo que quería dedicarle un post. Hoy, con eso de que es viernes y la gran mayoría de blogs musicales de este país han dedicado sus posts a hablar del concierto de AC/DC, yo os ofrezco algo diferente.

A algunos os resultará familiar la cara de nuestro protagonista de hoy por sus apariciones en ‘El Hormiguero’, el programa de Pablo Motos. Yo tuve la suerte de conocer a Hugo hace ya unos cuantos años, cuando ambos nos encontrábamos en plena adolescencia. Por aquel entonces, él tocaba en un grupo punk de Carabanchel llamado Flikin’ Flokers y yo en otro, Feelstupid. Juntos compartimos un buen puñado de conciertos veloces y ruidosos…

Por aquel tiempo, Hugo ya estaba hecho un fuera de serie. Uno de esos fascinantes músicos autodidactas rebosantes de talento, con una imaginación espectacular y unas inagotables ganas de aprender. Un tipo de lo más curioso, de los que a simple vista sabes que está llamado a dedicarse a esto por una mera cuestión de justicia cósmica. Y sin embargo, a Hugo siempre le gustó complicarse la vida un poco más, mantenerse alejado de cualquier tipo de convencionalismo musical.

Quizá por eso se dedicó a un algo tan singular como la música hecha con objetos de todo tipo: vasos de agua, tubos de obra, ruedas de bicicleta, pelotas de goma y toda clase de residuos recogidos de la basura. Una auténtica locura que cautivó en el festival de Músicas Minúsculas, cuyo premio a la mejor interpretación se llevó en 2004 y 2005, gracias a temas como este «In nessun luogo»:

Cuando -muchos años después de nuestro último encuentro- vi a Hugo en la tele pensé que, al fin, alguien había descubierto su talento. Acerté, pero solo en parte. Y es que Hugo, como tantos y tantos grandes músicos de este país, no vive de esto. Ni siquiera tiene discográfica. Cada uno de sus discos, en los que él toca todos los instrumentos, se pueden descargar gratuitamente desde su web (el último de ellos, «Odisea», ha visto la luz hace pocos meses). Pero él no se queja. Sabe que debería buscarse un manager. No tiene prisa. Simplemente disfruta creando y compartiendo su manera de entender la música. Con total libertad.

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