La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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‘Escenas de matrimonio’ (heterosexual)

Antes de que Tele5 me prohíba escribir sobre sus programas y me denuncie ante los tribunales, tendré que aprovechar y sacarle brillo a todas sus joyas. Ahora que la cadena amiga -con cadenas amigas así, quién quiere cadenas enemigas- ha conseguido que un juez les dé la razón y que SLQH no pueda emitir imágenes de sus programas (lo que significa que muchos dejaremos de saber qué podría estar pasando) me voy a tener que aplicar y aprovechar hasta los sábados para que me dé tiempo a archivarlo todo. Vaya planazo.

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Ayer, gran estreno de la nueva temporada de Escenas de Matrimonio. El retorno. Nuevos actores y nuevas parejas para ese humor de siempre que tanto apreciamos quienes, como yo, disfrutamos con el teatro de Ionesco, Mihura o Joe Orton.

Nuevos actores y nuevas parejas. Excepcionales interpretaciones para una nueva entrega de esa tragicomedia vestida de vodevil que es Escenas de matrimonio, donde sus autores consiguen captar con precisión el tedio vital de la compañía -esa «soledad de las parejas» que tan bien diseccionó Dorothy Parker-, el miedo a la muerte y la angustia ante la incertidumbre bajo una aparente ligereza que se sirve de los juegos de palabras y el retorcimiento de expresiones banales de la cultura popular para poner de manifiesto lo que Ionesco denominó «tragedia del lenguaje».

Escenas de matrimonio es, probablemente, la mejor adaptación televisiva posible de La cantante calva. Una libérrima e inteligentísima manera de trasladar lo teatral a lo televisivo con agilidad y haciendo uso de todas las posibilidades del nuevo medio.

No sería justo olvidar mencionar en esta reseña el excelente trabajo de la incorporación estelar de esta nueva temporada: Lina Morgan, que con su sola presencia y gracias a la espontaneidad de un rostro que refleja la vida en cada gesto, se eleva como piedra angular de una trama ante la que pudiera parecer una simple observadora hasta que descubrimos, gracias a la sutil contundencia de la pieza, que en realidad su personaje no es otro que el de la muerte, que vendrá y tendrá tus ojos, que espera agazapada al otro lado del hilo telefónico. La enorme fuerza emocional de Lina Morgan al teléfono en la noche de su estreno hace pensar en la gran intérprete que sería de La voz humana de Cocteau; ojalá algún productor se haya dado cuenta.

En definitiva, un esperado regreso televisivo que no decepciona, que inquieta y provoca la reflexión amarga sobre quiénes somos, solos o en pareja; inevitablemente siempre solos. No se pierdan Escenas de matrimonio, háganme caso.

(JA JA JA JA JA)

«Escenas de matrimonio» en Tele5

Antes de asistir al estreno de la nueva serie de Tele5 de anoche, me tragué su informativo vespertino; tan cargado de sangre, cadáveres, explosiones, lágrimas y fuego que las escenas de los últimos estrenos gore de Rodríguez y Tarantino que incluyeron al final, antes de los Deportes, parecían producción propia.

Y volví a pensar que no entiendo por qué no se considera a algunos informativos – como estos – televisión basura.

Claro, que después de ver la nueva serie, «Escenas de matrimonio» entendí que hay niveles de putrefacción en la basura. Que hay porquería muy bien hecha (y de nuevo insisto en mi defensa del formato de «AQUÍ HAY TOMATE«), hay porquería lacada en respetabilidad (INFORMATIVOS TELE5) y hay auténticas bazofias infumables como estas «Escenas de matrimonio«.

(Pobre Bergman… alguien debió de contarle que iba a estrenarse en la televisión española un detrito de gran calibre con un título casi idéntico al de una de sus películas («Escenas de un matrimonio«) y decidió que lo mejor era morirse. Normal.)

«Escenas de matrimonio» es – además de un producto indigno y vergonzante, baratero y simplón – una versión nada evolucionada de aquellas «Matrimoniadas» de la joseluismorenada «Noche de Fiesta«: chistes viejos y malos, estereotipos machistas y reaccionarios, actores fuera de registro al servicio del chascarrillo ramplón y algunas lejanas risas en conserva (probablemente en latas vacías de Fabada Litoral).

Es malo sin ganas. Es casposo. Es un potentísimo estimulador de la vergüenza ajena. Es LO PEOR que he visto en televisión en mucho tiempo. De verdad.

Conste que aguanté hasta el final para ver los nombres de los guionistas en pantalla y poderlos poner aquí, para escarnio internacional. Pero no figuran guionistas en los créditos de «Escenas de matrimonio«. Normal.