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#MeNiegoA que los celos sean una excusa

Por Sandrine Muir

Jackline Añez tenía 21 años. Fue asesinada por su exnovio celoso de un disparo en la cabeza. Ella se negaba a retomar la relación.

Para muchos, los celos forman parte de cualquier relación. “Los celos son una prueba de que hay amor”, dijeron uno de cada tres entrevistados. “El control del celular evita la infidelidad” señalaron dos de cada cinco. Eran las respuestas de un grupo de jóvenes de Bolivia de entre 16 y 21 años a los que nos acercamos para saber hasta qué punto habían normalizado una serie de creencias y valores que justificaban la violencia. Muchos de ellos nos hablaban de “celos positivos” y lo explicaban como la única forma en que alguien que te ama te expresa su interés.

Detalle del vídeo «Los celos no son excusa», un experimento sociológico de Oxfam en Bolivia.

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Celos y violencia: en la frontera del Derecho

Por Flor de Torres flor de torres nueva recortada

Que una mujer ponga fin a una relación sentimental de forma unilateral nunca debe servir para justificar conductas violentas por parte de su pareja. Los celos envuelven esas reacciones tras las rupturas. Pero son solo eso: su envoltorio. No la causa ni el fin de las mismas. Su origen es la posesión y su consecuencia es la violencia de género. Por tanto nunca servirán para atenuar una conducta ilegal como es la violencia de género basándose en un estado pasional. Esta afirmación categórica encuentra su eje en la igualdad de hombres y mujeres, en el Artículo 14 de nuestra Constitución y desde luego en el sentido común. Y aparece refrendada doctrinalmente por el Tribunal Supremo: En una muy reciente sentencia donde se concluye que ninguna conducta de violencia hacia las mujeres puede tener su atenuación basada en un ‘estado pasional‘ o en el difuso concepto de ‘celos’ (salvo casos excepcionales y contrastados pericialmente con oscurecimiento grave de sus facultades psíquicas y disminución de la inteligencia y voluntad, excediendo del leve aturdimiento que suele acompañar a los delitos de violencia de género, y basados en causas de enfermedades previas).

El celoso extremeño

Ilustración de ‘El celoso extremeño’ de Miguel de Cervantes. Imagen: Editorial Kapelusz.

Porque en palabras del Alto Tribunal ‘las personas deben comprender que la libre determinación sentimental de aquellas otras con las que se relacionan no puede entrañar el ejercicio de violencia alguna en materia de género… La actuación se ha de producir dentro de un cierto sentido ético ya que su conducta y sus estímulos, no puede ser amparada por el Derecho cuando se apoyan en una actitud antisocial reprobada por la conciencia social imperante… Los celos no constituyen justificación del arrebato u obcecación (STS 904/2007, de 8 de noviembre). El desafecto o el deseo de poner fin a una relación conyugal o de pareja no puede considerarse como un estímulo poderoso para la parte contraria y no tiene eficacia para sustentar una posible atenuante de arrebato u obcecación (SSTS 1424/2004, de 1 de diciembre y 201/2007, de 16 de marzo)’.

Afirmaciones como esta sientan doctrina. Reajustan y deconstruyen los falsos mitos del ‘amor romántico‘ unido al difuso concepto de ‘celos‘ o  ‘estado pasional‘ para justificar conductas que hoy son delitos de violencia a la mujer amparadas en el arrebato y la obcecación que produce el abandono. Porque toda relación debe desenvolverse en un plano de igualdad. Como la única que debe prevalecer.

Esos falsos mitos sobre la violencia de género están basados en creencias estereotípicas. Son falsedades se sostienen amplia y persistentemente, y sirven para minimizar, negar o justificar este tipo concreto de violencia. Y lo que es peor: para darle carta de naturaleza o atenuar conductas que denigran y devalúan la igualdad de las mujeres.

Tengamos argumentos para rebatirlos, los ojos, los oídos, los sentidos bien abiertos pues parecen surgir nuevos modelos que desarrollan un discurso a menudo paternalista y falsamente instalado en la igualdad que nunca han creído. Y es necesario tener el refuerzo legal de Resoluciones tan claras y ejemplares como estas del Tribunal Supremo.

No se pueden legitimar los discursos disfrazados de igualdad pero que mantienen ejes de control a la mujer basados en el modelo que precisamente critican, cuestionando, negando y poniendo en duda tanto las situaciones de discriminación que padecen las mujeres como las medidas para corregir estas desigualdades.

Pero: ¿por qué ignoran realidades contrastadas empírica y judicialmente? ¿Cómo combatirlas? ¿Cómo desnudar el disfraz de los salvadores, los protectores que no creen en la igualdad como antídoto de la violencia de género? ¿Qué lenguaje? ¿Qué construcción hemos de utilizar para que se instalen en el discurso de la igualdad y no vuelvan con por el mismo camino que renuncian para cuestionarla?

Tal vez ignoren -o no les importe- que la ONU manifieste constantemente que ‘la forma más común de violencia experimentada por las mujeres en todo el mundo es la violencia dentro de la pareja’. Cabría comenzar por destruir definitivamente el sistema patriarcal tan pegado a la propiedad y a la posesión, donde se legitiman conductas basadas en los celos y que derivan en la violencia de género.

Por ello los celos no tienen el acogimiento social ni mucho menos el legal en la violencia a la mujer. Los celos son un pariente muy lejano del amor, una falsa sensación del querer. Encierran el miedo a la pérdida y una profunda inseguridad. Y es que los celos se adentran en la propiedad y en la cosificación. Son expresiones de posesión y como tales, antídotos de libertad. Están del lado de la cobardía. Son la antesala de la violencia de género.

Y por ello los celos no tienen ningún encaje legal ni social. Resoluciones como esta del Tribunal Supremo sirven para indicar el camino de la igualdad porque nos ayudan a deconstruir la desigualdad tan profundamente enredada en la violencia a las mujeres. Y lo estamos haciendo paso a paso edificando el sólido edificio de la igualdad desde sus cimientos.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.