Archivo de diciembre, 2015

Claves legales para un Premio Goya

Por Flor de Torres Porras
flor de torres nueva recortada

La posibilidad de que una película sobre la trata de mujeres logre un Premio Goya es ya en sí una buena noticia. Es buena noticia que los y las profesionales del cine se comprometan con la visibilidad de una tragedia social, seleccionando entre las nominadas para la categoría de mejor película documental un drama realista que se desvela en un impresionante largometraje: ‘Chicas Nuevas 24 horas’ de la Directora Mabel Lozano.

Estela, una de las protagonistas de la película, durante el rodaje en Paraguay. Imagen de la película 'Chicas nuevas 24 horas'

Estela, una de las protagonistas de la película, durante el rodaje en Paraguay. Imagen de la película ‘Chicas nuevas 24 horas’

Yandy, Sofía, Ana Ramona y Estela son sus protagonistas: todas son víctimas de trata  de seres humanos con fines de explotación sexual. Las dos primeras son menores de edad, y son además presentadas en la desnudez de sus derechos, estigmatizadas, atropelladas en sus derechos. El mecanismo de la trata de mujeres con fines de explotación sexual esta milimétricamente plasmado en la película, especialmente en el punto que encadena el atropello de derechos con los beneficios del negocio. Estas mujeres y niñas son tratadas como materia prima, instrumento de cambio. Con un valor de mercado equiparable a las drogas o las armas. Un denigrante delito.

Respecto al delito, existen claves legales para entenderlo y enfrentarlo: la Unión Europea, a través de la Directiva  2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 25/10/12  considera que la violencia por motivos de género se entiende como una forma de discriminación y una violación de las libertades fundamentales de la víctima. Y comprende, sin limitarse a ellas, la violencia en las relaciones personales, la violencia sexual (incluida la violación, la agresión sexual y el acoso sexual), la trata de personas, la esclavitud y diferentes formas de prácticas nocivas, como los matrimonios forzosos, la mutilación genital femenina y los denominados ‘delitos relacionados con el honor‘. Este ha  sido el  mandato marco que ha servido para armonizar en estos últimos meses las leyes en España dotándolas de la necesaria perspectiva de género que este delito exige.

Así  la flamante reforma del Código Penal por L.O  1/15 que entró en vigor en Octubre de este año ha desarrollado  la tipificación del delito de trata de seres humanos, (artículo 177 bis) incluyendo entre los hechos constitutivos de trata, el intercambio o transferencia de control sobre las personas. Se  ha incorporado la entrega o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de la persona que controla a la víctima. Se ha incluido  entre las finalidades la explotación para que las víctimas cometan actos delictivos para los explotadores, y la celebración de matrimonios forzados. Y se ha negado el derecho de un condenado extranjero por trata a sustituir su  pena por expulsión del territorio nacional, además de una especial atención al comiso de los beneficios de este delito.

Y el Estatuto de la Víctima, por Ley 4/2015   delimita el concepto de vulnerabilidad de las víctimas objeto de trata visibilizándolas de esta forma:

‘… ciertos colectivos de víctimas, que verían ampliada su asistencia y protección con el catálogo general de derechos de la víctima, ante la ausencia de una regulación específica para ciertos colectivos de víctimas con especial vulnerabilidad, se pretende otorgarles una protección especial en este texto  … relativo a la lucha contra los abusos sexuales y la explotación sexual de los menores y la pornografía infantil, así como la Directiva 2011/36/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 5 abril de 2011, relativa a la prevención y lucha contra la trata de seres humanos y a la protección de las víctimas’

Las víctimas del delito de trata de seres humanos y la explotación sexual son mujeres que han sido usadas, denigradas, violadas, abusadas, calladas, esclavas  sexuales y finalmente son olvidadas, invisibles y están profundamente solas. Con la impresionantes voces  que en la película de Mabel Lozano rompen el silencio de esa esclavitud sexual. La voz valiente de Mabel Lozano, directora de ‘Chicas nuevas 24 horas’ permite a las personas que ven su documental entender y preocuparse por este problema al mismo tiempo que las nuevas reformas legales nos ponen en el camino de que llege el rigor de leyes a los responsables y que la atención, acción y protección integral lleguen a  las mujeres que son objeto de explotación sexual.

Mabel Lozano nos ha vuelto a remover la conciencia.  A su trayectoria intensa como documentalista se une su   compromiso social  por todas las discriminaciones que acompañan a las mujeres por el hecho de serlo. Cualquier persona honrada que vea esta película queda sobrecogida ante una realidad que no vemos  pero que está  en nuestras ciudades, muy cerca de nuestras casas,  en nuestros países y en el de sus cuatro protagonistas que realizan un tránsito inverso a sus países de origen para ayudarnos a entender los mecanismos que las han llevado a ser esclavas. Por eso el documental está rodado en Perú, Colombia, Paraguay, Argentina y España.

Gracias  a Chicas Nuevas  24 Horas la realidad invisible de estas mujeres cobra vida. Porque nos atraviesa  sin tacones, sin ropa interior,  sin desnudez de cuerpos, sin clubes de alterne. Sus miradas y sus palabras son suficientes para observar y comprender sus tragedias fuera del estigma y del prejuicio. Solo es posible con  sus miradas limpias unidas a la solidez de la empatía.  Y esta visión sólo puede provocar el más enérgico rechazo y activismo ante la desnudez  e invisibilidad de los derechos de estas mujeres y niñas. Aprendemos a escuchar a Yandy, Sofía, Ana Ramona y Estela. Porque su integridad física y moral, su honor y el robo de sus vidas por parte de sus captores se hacen visibles en la película. Y ésta nos ayuda a entender y proteger a más mujeres como ellas.

Esta no es sólo una gran película: es una batalla, la que estas mujeres sencillas, con una cineasta a la cabeza, libran contra poderosos enemigos. Los que se aprovechan de este negocio indigno donde las mercancías tienen nombres de mujer. Inmensa la dirección de Mabel Lozano, sólo al nivel de su compromiso, su activismo social imprescindible para evitar que sigamos aceptando el sufrimiento de miles de mujeres invisibles y desnudas de derechos.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

En el Día del Migrante: el viaje de Medina

Por Laura Hurtadolaura

Medina tiene la mirada perdida. El bebé de 6 meses que tiene en el regazo le reclama atención y sus hijas de 5 y 10 años revolotean a su alrededor, gritando y peleándose. Sin embargo, ella apenas reacciona, se nota que ya no tiene energía para nada. Hace varias horas que camina, tras pasar la noche sin dormir bajo las estrellas, a varios grados bajo cero. Ahora por fin se ha podido sentar y solo ansía que arranque el bus que les ayudará a cruzar Serbia, una etapa más del viaje que emprendió con destino a la próspera Europa.

Medina viaja con sus cuatro hijos hacia Europa (c) Pablo Tosco / Oxfam Intermón

Medina es una de las muchas mujeres que hacen la ruta de los Balcanes con sus hijos con rumbo a la próspera Europa (c) Pablo Tosco / Oxfam Intermón

Ya no recuerdo cuándo salimos de casa. Creo que hace tres semanas que estamos viajando. Ha sido muy duro, especialmente para los niños‘, me cuenta esta mujer que huyó de la guerra en Afganistán con sus cuatro hijos. La acompañan otro matrimonio y su hijo pequeño. Va con la misma ropa que el día que dejó su casa. ‘Me hubiera gustado coger más cosas, como guantes o gorros para no pasar frío, pero no podía cargar con todo’, se lamenta. Excepto el pañuelo con el que se cubre la cabeza, ya no lleva nada de su vida anterior porque ha tenido que ir desprendiéndose de todo.

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República Dominicana: ¿regreso al siglo XIX?

Por Indiana Jiménez Guerrero

‘“Antes de jugar con la computadora hay que hacer los oficios”, les decía mi hija a los muchachos del barrio cuando la iban a buscar a la casa; y a todos los ponía  a trapear, barrer o fregar si querían ganar el derecho de jugar en nuestra computadora’, cuenta Rosa. “Mi hija era un tíguera (persona astuta)” – se ríe a carcajadas y yo también, mientras Rosa recuerda a su única hija, Rosaura Almonte, quien desde hace 3 años ya no la acompaña.

Doña Rosa con su hija Rosaura. Imagen de archivo familiar.

Doña Rosa con su hija Rosaura. Imagen de archivo familiar.

Rosaura, de 16 años, murió en agosto de 2012 por una leucemia no tratada y ante la impotencia de su madre, Rosa Hernández, maestra de una escuela pública en una provincia dominicana, cuyos derechos básicos fueron pisoteados junto a los de su hija por un sistema que desprotege a mujeres y adolescentes. La razón: a Rosaura se le diagnosticó un embarazo de siete semanas junto a la leucemia, lo que hizo que los médicos, amparados en la prohibición absoluta del aborto, dilataran el tratamiento urgente de quimioterapia que requería para salvar su vida. Lee el resto de la entrada »

Cumbre de París, último día: Nada sobre nosotras sin nosotras

Hoy escribe Sagrario Monedero López.  Desde la Cumbre sobre Cambio Climático en Paríssagrario monedero

Jessica es una mujer de piel muy morena, bajita y muy sonriente. Aunque su aspecto transmite mucha cierta fragilidad, Jessica es una luchadora nata. En el año 2013, el tifón Haiyán arrasó su pueblo llevándose por delante su casa, sus cosechas, su proyecto de vida y sus ilusiones. También acabó  con la vida de uno de sus hijos. El tifón Haiyán provocó en Filipinas la muerte de más de 6000 personas, miles de desaparecidos y desaparecidas y cuatro millones de personas desplazadas. Aunque afectó fuertemente a grandes sectores de la población filipina, las consecuencias fueron más graves en el caso de los grupos en peor situación. El de las mujeres, especialmente.

Melanie Smith InspirAction Filipinas tifon Haiyan

Afectados por el tifón Haiyan en Filipinas. Imagen de Melanie Smith, Inspiraction

Después de todo lo que hemos leído esta semana en Más de la mitad, no estoy descubriendo nada si digo que las mujeres sufren más duramente las consecuencias del cambio climático. Y, ¿por qué? Pues se puede resumir en que la pobreza tiene rostro de mujer y son las personas más pobres las que más expuestas están al cambio climático (al mismo tiempo que, por cierto, son las que menos han contribuido a generarlo). En países en desarrollo como Filipinas, son las mujeres las que más dependen de sectores como el de la agricultura, muy vulnerable a los efectos del cambio climático y sus viviendas suelen estar construidas con materiales de peor calidad, poco resistentes a tormentas, inundaciones o huracanes. También con frecuencia  suelen estar emplazadas en las zonas más marginadas y en peores condiciones en cuanto al terreno y a la cercanía a los caudales fluviales.

Pero esto no es todo. Sabemos que cuando se producen desastres naturales, las mujeres tienen menos acceso a medios anticonceptivos por lo que existe mayor probabilidad de que se produzcan embarazos no deseados, con los efectos que éste tiene tanto si se sigue adelante como si no. Más ejemplos: en situaciones de desastre y crisis humanitaria aumenta el riesgo de las mujeres de sufrir violencia sexual debido al hacinamiento y a la situación de caos que se suele producir en la zona.

Pero esto no es sólo un problema de las mujeres que viven en países del sur global. También las mujeres europeas se ven afectadas de manera distinta por cuestiones relacionadas con el medio ambiente: la proporción de mujeres en situación de pobreza energética en España es mayor que la de hombres. Y no sólo en los impactos hay diferencias, sino también en la generación del calentamiento global: según un estudio del European Institute for Gender Equality, en el uso del coche privado como medio transporte los hombres europeos nos ganan por goleada.

En estos días se está celebrando en París la Cumbre de Naciones Unidas contra el cambio climático conocida como COP21. Es la primera vez en la historia que estamos a punto de conseguir  un acuerdo global, vinculante y justo sobre cambio climático. Sin embargo, este proceso está pecando de ser ciego ante las desigualdades de género y de no reconocer que las mujeres contribuyen de manera distinta al cambio climático y que, sobre todo, se ven afectadas también de manera distinta por los impactos de éste. Ayer, a la entrada al recinto de Le Bourget donde están teniendo lugar las negociaciones, podíamos leer en un cartel: “Nada sobre nosotras sin nosotras”. Los derechos de las mujeres y la equidad de género deben ser parte fundamental del acuerdo que salga de esta cumbre y de las estrategias de lucha contra el cambio climático. Y sí… si las mujeres están siendo ya las más afectadas por los impactos del mismo es esencial que estén incluidas en todos los espacios de decisión de manera equitativa.  Es lo mínimo que se puede pedir.

Sagrario Monedero López  es responsable de incidencia política de InspirAction.

¿Cómo lograr una oportunidad frente a la amenaza del clima?

Rosa_Martínez

Por Rosa Martínez

Aunque los países llamados desarrollados (Europa, Estados Unidos, Canadá) son los principales responsables del cambio climático, no son los que a día de hoy están sufriendo sus consecuencias de una manera más dura (al menos no todavía y no por mucho tiempo, en todo caso). Por el contrario, son los países que menos han contribuido al cambio climático, y por tanto, la población mundial más pobre la que más está viendo afectado su, ya de por sí, precario modo de vida.

Las mujeres y las niñas sufren especialmente los efectos del cambio climático. Imagen: Getty Images.

Las mujeres y las niñas sufren especialmente los efectos del cambio climático. Imagen: Getty Images.

Como la mayor parte de las cuestiones que afectan a los derechos, son las mujeres, por norma general más pobres y más vulnerables en cualquier sociedad,  las que más sufren las consecuencias del cambio climático.

Su incidencia en la agricultura, los desastres naturales, o las migraciones afecta de manera diferente y más severa a las mujeres debido al rol social, la discriminación y la pobreza que sufren. Cultivar comida o buscar combustible y agua en un contexto climáticamente hostil es el día a día de millones de mujeres en el mundo. Y por si fuera poco, según estudios de la ONU en caso de desastre natural tienen más posibilidades de morir. No es de extrañar por tanto, que hoy día las mujeres supongan 20 de los 26 millones de personas refugiadas que se han desplazado a consecuencia del cambio climático.

Entonces ¿qué tenemos que cambiar para que las mujeres tengan una oportunidad real frente al cambio climático? En primer lugar es imprescindible sensibilizar a la sociedad sobre la justicia climática y las consecuencias sociales y demográficas del cambio climático. La Cumbre del Clima que empieza hoy debe cerrar un acuerdo justo que asegure derechos humanos para todas las personas, teniendo en cuenta que sin igualdad de género no habrá desarrollo.

Hay que conseguir un reparto justo de los fondos disponibles para adaptación y mitigación del cambio climático, priorizando los lugares donde el impacto es mayor. Por ejemplo, el 32% de este dinero acaba en Europa y sólo el 4% en el África subsahariana, y además menos del 1% está enfocado a las necesidades de las mujeres en los países más afectados. Y por último, la eterna cuestión del acceso al poder. Las negociaciones climáticas están en manos de hombres: sólo el 20% de los miembros los comités de la ONU para cambio climático son mujeres y el 10% del equipo directivo del Green Climate Fund. Las mujeres deben aumentar su representación en la toma de decisiones climáticas.

Garantizar los derechos, contar con más recursos y tener una mayor representación es imprescindible si queremos construir un mundo justo e igualitario. Sabemos que empoderar a las mujeres, puede cambiar el mundo, por eso es necesario contar con las mujeres en la lucha contra el cambio climático.

Rosa Martínez es coportavoz de Equo 

Las mujeres contra el cambio climático

Por Laura Martínez Valero Laura Martínez Valero

Estos días se celebra la Conferencia del Clima (COP21) en París. Los principales líderes mundiales se sientan a discutir los próximos pasos en la lucha contra el cambio climático. Tendrán que llegar a un pacto y lograr que durante el próximo siglo la temperatura global del planeta no suba más de 2ºC o los expertos nos auguran un futuro muy poco alentador con un efectos extremos como sequías e inundaciones; millones desplazados climáticos, enfermedades y aumento de los conflictos armados, entre otros impactos. Y ante este panorama, quienes se van a llevar la peor parte son las personas más pobres del planeta (unos 3.500 millones de personas), aunque, irónicamente, son las que menos contribuyen a la emisión de los gases de efecto invernadero (son causantes sólo del 10% de emisiones mundiales según un reciente informe de Oxfam).

Otro de los colectivos más afectados por el cambio climático serán las mujeres. Tal y como se ha visibilizado en numerosas ocasiones en este blog, en muchos países son ellas quienes soportan el peso de proveer de alimentos y agua a sus familias y comunidades. Y precisamente estos medios de vida son los que están principalmente amenazados por el cambio climático. Además, cuentan con menos recursos a los que recurrir en las épocas difíciles que se avecinan (como acceso a la tierra, a la formación o al capital).

Pero como siempre ya hay mujeres que se han movilizado ante esta amenaza. Es el caso de Ipaishe en Zimbabue. Es agricultora y en la región en la que vive la lluvia se ha vuelto cada vez más escasa y lo que es peor, impredecible. “La falta o el exceso de lluvia tiene un efecto drástico en nuestro medio de vida. Una vez llovió mucho y la lluvia destruyó nuestros cultivos. En otra ocasión, las lluvias llegaron con normalidad pero pararon muy pronto, y los cultivos se marchitaron y se echaron a perder debido al calor”, explica. Por suerte, Ipaishe ha podido acceder a un pequeño proyecto de irrigación que le permite contar con una fuente de agua constante. Ahora su parcela luce siempre verde y ella se encarga de hablar con otros agricultores y agricultoras que todavía no se benefician del proyecto para que se sumen a él. Además, ha acudido a la cita en París para defender personalmente este tipo de proyectos.

Iphaise en su parcela en la región de Gutu, en Zimbabue. (c) Oxfam

Precisamente, los fondos destinados a proyectos de adaptación al cambio climático como el que ha beneficiado a Ipaishe son uno de los puntos más conflictivos en el acuerdo que se está gestando en París. Esta falta de acuerdo, que está poniendo en juego millones de vidas, es un sinsentido. Se alcance o no la meta de los 2ºC, los efectos ya se están haciendo notar y es necesario proveer ya de medios a las personas más afectadas.

Como Ipaishe muchas otras mujeres están trabajando para poner solución los problemas derivados del cambio climático. Os invito a conocer a cuatro de ellas en esta preciosa página y a firmar la petición para exigir a Gobiernos y a las grandes empresas que emprendan acciones urgentes para combatir el cambio climático.

Para cerrar este artículo me quedo, sin duda, con esta frase de Ipaishe: «Hay gente que no sabe cómo es el cambio climático. Me gustaría poder enseñarles cómo vivimos, cómo de duro trabajamos, y mostrarles qué fácil es perderlo todo. Quizá entonces puedan entenderlo». Sí, quizá entonces podríamos entenderlo… o quizá seguiríamos buscando excusas, ¿qué opináis?

Laura Martínez Valero trabaja en el equipo de comunicación de Oxfam Intermón y participa en el proyecto Avanzadoras. Cree firmemente en el Periodismo Comprometido.

La cuestión de las candidatas

Por Nuria Coronado NuriaCoronado

Elecciones por aquí, elecciones por allá. De aquí hasta el 20 de diciembre, nos despertaremos y acostaremos con la tan traída y llevada fecha. Y es que, aunque no seamos conscientes de ello, ya tenemos al ganador. No importa ahora tanto el nombre como el apellido. Ha vencido de nuevo -y sin “género” de dudas- el hombre y sus maneras de hacer y manejarse con y en el poder. El que un 100% de los aspirantes a presidir un país sean hombres o que el porcentaje de mujeres de los siete grandes partidos políticos del pasado año era del 34,0% (informe “Participación política, mujeres en cargos ejecutivos y en el Gobierno” del Instituto Nacional de Estadística) nos sigue lanzando el mensaje de la desigualdad.

Jóvenes celebran el logro del voto femenino en 1931. Imagen: mujeresenred.

Jóvenes celebran el logro del voto femenino en 1931. Imagen: mujeresenred.

Una desigualdad que también está campando a sus anchas en la propia campaña electoral. Mariano Rajoy dice estar seguro que en algún momento habrá una mujer en este puesto, pero añade a continuación, con tono simpático que espera sea dentro, al menos, otros cuatro años.  Paradójico es también, que salvo excepciones como las de “Un país con nosotras” que reunió a cinco políticas  no haya ni rastro de espacios en los que se vea a las candidatas en tan amplia mayoría como la de los hombres y donde puedan darse a conocer. Precisamente en esa jornada decía Ada Colau, Alcaldesa de Barcelona, que las mujeres “estamos sobrerrepresentadas en mucho ámbitos, pero infrarrepresentadas en espacios como el de la política o la economía, lugares que precisamente son el espacio en el que está el poder y por tanto las decisiones para cambiar el mundo a mejor”, decía.

Ni qué decir tampoco cuando uno va a un buscador y escribe ‘políticas españolas’. El primer resultado nos lleva a ‘las 10 más guapas del 2015 y en las búsquedas relacionadas con ambas palabras los adjetivos que las acompañan son las de ‘atractivas’, ‘que están buenas’, ‘buenorras’ o ‘sexies’… todo un compendio de machismo 2.0. Haz el ejercicio cambiando la palabra políticas por políticos y verás la gran diferencia.

A esto hay que añadir la responsabilidad de los medios de comunicación a la hora de cambiar esta situación. Como promotores de información y creadores de opinión resultan imprescindibles para ello pero sin embargo no tratan de igual a igual a unos que a otras. La mujer política apenas tiene visibilidad mediática, en respuesta a su menor protagonismo político, y las que aparecen lo hacen con un componente personal importante y en relación a su cargo y al partido que representan. Según el informe “Las mujeres políticas en España y su proyección en los medios de comunicación” de Mª Luisa Sánchez Calero, Mª Lourdes Vinuesa Tejero y Paloma Abejón Mendoza

Los análisis cualitativos de la representación de las mujeres políticas descubren que el cuerpo, el aspecto, el vestuario son factores centrales a la hora de representar a una mujer política, mientras que este tipo de calificación, basada en la apariencia, no se suele realizar respecto a los políticos hombres’.  A estos datos se suman otros según los cuales los hombres candidatos o electos a cargos políticos son acompañados por más fotos en primer plano y más titulares ‘así como verbos más asertivos: afirma, califica, exige, asegura, reclama, censura, acusa, negocia, discute, dialoga‘, tal y como refleja el estudio  ‘Más mujeres en los poderes locales’. ¿Y qué ocurre con ellas? Para las mujeres se usan más formas reflexivas o pasivas: “le han ofrecido, el partido la propone, ha sido nombrada, defiende, pide, rechaza, presenta, confía, inaugura”.

Por todo ello, y a sabiendas de que uno aporta a la sociedad lo que está en su mano, me gustaría sumar mi humilde grano de arena dando el máximo protagonismo y visibilidad a cuatro políticas que también ponen el suyo trabajando dura e intensamente en sus partidos para darle la vuelta a las estadísticas. Se trata de #Políticas20D, un debate en streaming que se emite el próximo 9 de diciembre a las 16.00 horas  y al que acuden Beatriz Escudero (diputada nacional por Segovia del PP), Carmen Montón (secretaría de igualdad de la Comisión Ejecutiva Federal en el PSOE), Begoña Villacís, (portavoz de Ciudadanos en Madrid) y Carolina Bescansa (fundadora de Podemos y responsable de las secretarías de Análisis Político y Programa). Te esperamos.

Nuria Coronado es periodista, editora en LID Editorial y responsable de Comunicación de Juan Merodio.

Inspiradoras en el camino de la igualdad

Por Flor de Torres Porras
flor de torres nueva recortada 

Terminó noviembre. Le doy vueltas a la imagen de tantas mujeres distintas, distantes y a la vez unidas en una idea. En un compromiso que nos lleva por un único camino, el que juntas recorremos y en el que nos vamos encontrando: el camino de igualdad. Recuerdo la magia y el embrujo que ejercen la literatura y la poesía en la construcción de este camino único e imprescindible. Me acuerdo de Carmen Martín Gaite describiendo la prisión de tantas mujeres que buscan libertad.

Carmen Martín Gaite, imagen de archivo.

Carmen Martín Gaite, imagen de archivo.

Recuerdo que hace años yo observaba a Carmen mirar por la ventana del Café Gijón hacia el Paseo de Recoletos, donde coincidíamos, y veía su pluma deslizarse a un pequeño bloc de anotaciones lleno de relatos de libertad:

«Todas las mujeres del mundo cuando miran por una ventana la convierten en punto de embarque, en andén, en alfombra mágica desde donde se hacen invisibles para fugarse. Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. En todos los claustros, cocinas, estrados y gabinetes de la literatura universal donde viven mujeres existe una ventana fundamental para la narración, de la misma manera que la suele haber también en los cuartos inhóspitos de hotel que pintó Edward Hopper y en las estancias embaldosadas de blanco y negro de los cuadros flamencos.

Basta con eso para que se produzca a veces el prodigio: la mujer que leía una carta o que estaba guisando o hablando con una amiga mira de soslayo hacia los cristales, levanta una persiana o un visillo, y de sus ojos entumecidos empiezan a salir enloquecidos, rumbo al horizonte, pájaros en bandada que ningún ornitólogo podrá clasificar, cazar ningún arquero ni acariciar ningún enamorado y que levantan vuelo hacia el reino inconcreto del que sólo se sabe que está lejos.»
«De su ventana a la mía» de Carmen Martín Gaite Lee el resto de la entrada »