Inspiradoras en el camino de la igualdad

Por Flor de Torres Porras
flor de torres nueva recortada 

Terminó noviembre. Le doy vueltas a la imagen de tantas mujeres distintas, distantes y a la vez unidas en una idea. En un compromiso que nos lleva por un único camino, el que juntas recorremos y en el que nos vamos encontrando: el camino de igualdad. Recuerdo la magia y el embrujo que ejercen la literatura y la poesía en la construcción de este camino único e imprescindible. Me acuerdo de Carmen Martín Gaite describiendo la prisión de tantas mujeres que buscan libertad.

Carmen Martín Gaite, imagen de archivo.

Carmen Martín Gaite, imagen de archivo.

Recuerdo que hace años yo observaba a Carmen mirar por la ventana del Café Gijón hacia el Paseo de Recoletos, donde coincidíamos, y veía su pluma deslizarse a un pequeño bloc de anotaciones lleno de relatos de libertad:

«Todas las mujeres del mundo cuando miran por una ventana la convierten en punto de embarque, en andén, en alfombra mágica desde donde se hacen invisibles para fugarse. Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. En todos los claustros, cocinas, estrados y gabinetes de la literatura universal donde viven mujeres existe una ventana fundamental para la narración, de la misma manera que la suele haber también en los cuartos inhóspitos de hotel que pintó Edward Hopper y en las estancias embaldosadas de blanco y negro de los cuadros flamencos.

Basta con eso para que se produzca a veces el prodigio: la mujer que leía una carta o que estaba guisando o hablando con una amiga mira de soslayo hacia los cristales, levanta una persiana o un visillo, y de sus ojos entumecidos empiezan a salir enloquecidos, rumbo al horizonte, pájaros en bandada que ningún ornitólogo podrá clasificar, cazar ningún arquero ni acariciar ningún enamorado y que levantan vuelo hacia el reino inconcreto del que sólo se sabe que está lejos.»
«De su ventana a la mía» de Carmen Martín Gaite

O el embrujo de la Poesía de Dulce María Loynaz, la más grande escritora cubana del siglo XX, premio Miguel de Cervantes de 1992 y reconocida en el III Congreso de Mujeres del Caribe como la poetisa más distinguida de la región:

“Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz y sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde y rubia,
y morena…
Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!…
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda… O no me quieras

Son espacios de libertad que las mujeres buscamos a través de nuestra habitación propia como reivindicaba Virginia Wolf, donde definitivamente nos acabamos encontrando y uniendo por el inmenso y bello camino de la igualdad. El maravilloso sendero donde unimos nuestras voces. Desde sitios distintos, distintas profesiones, países y culturas lejanas. Transitarlo nos determina para siempre. Porque desde entonces ya nuestra vida no será igual, al adquirir el compromiso de la igualdad que siempre nos acompañara.

El camino nos lo ilumino una heroína. Alguien que nos alumbró: Ana Orantes. Lo iniciamos con ella ese 4 de diciembre de 1997 cuando nos contó su historia de esta forma en Canal Sur:

“-¿No le denunciaba por los malos tratos?
Al principio yo no le denunciaba, porque en aquella época no se hacía. Luego, al final, sí, pero la verdad es que no me servía de mucho. Lo que me dicen es que ésas son peleas normales en la familia. Y él lo único que hace es amenazarme con que un día me tiene que matar.

-Al parecer, sus hijos estaban presentes durante las agresiones, e incluso ellos también han recibido malos tratos.
Sí, mi ex marido les ha echado de casa. A uno, con 16 años, le hacía la vida imposible: les pegaba por llegar media hora tarde, y les fastidiaba hasta que se iban de casa. La verdad es que son unos niños modelo, buenísimos, a pesar de lo que, los pobres, han visto en mi casa.

-Ha estado casada 40 años. ¿Qué ha sido usted para él?
Absolutamente nada. Nunca he sido nada para él, ni me ha querido. Sólo me hadado palizas y sinsabores.

Después de todo lo que ha pasado, usted comenta que no tiene ilusión por nada.
Ahora llegan las navidades y no tengo ilusión por la vida. Estoy como enterrada en vida, y sólo quiero llorar. Yo le pregunto al Señor por qué he tenido que dar con este hombre. “

En ese inicio coincidieron dos mujeres al que luego nos hemos ido uniendo las demás: Ana Orantes dando voz a la violencia de género. Ella comenzaba a alumbrar a las más de las 750 mujeres asesinadas por sus parejas desde que las llamamos víctimas mortales de violencia de género con la Ley Integral L.O. 1/2004, incluida ella misma. E Irma Soriano como periodista, presentadora y comunicadora, autora de esta entrevista cuyo compromiso y mirada empática y solidaria hacia las invisibles de la violencia de género le llevó a dar luz a la historia de Ana Orantes, representando a tantas profesionales que alzamos ahora nuestra voz contra esta tragedia social que nos toca vivir.
Porque siempre habrá un antes y un después de este día. Si. Desde ese día nos faltan más de 750 mujeres que como Ana Orantes fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas. Pero hay muchos cientos de miles que tienen nombre y no son ya invisibles. Porque conocemos sus historias, les reconstruimos sus derechos y sus heridas del cuerpo y del alma.
Es el camino que transitamos unidas a Virginia Woolf, Carmen Martin Gaite, Dulce María Loynaz, Ana Orantes, Irma Soriano y todas las mujeres que nos hemos ido uniendo. Un camino sin retorno que nos lleva a nuestro destino único: el derecho fundamental de la igualdad.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

1 comentario

  1. Dice ser Emma

    Ana Orantes, se me rompe el corazon al pensar en ella.

    08 diciembre 2015 | 12:36

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