Por Pablo Lozano es director del Festival Internacional de Cómic Europeo (en Facebook, Twitter e Instagram) y colaborador especializado en cómic histórico en XX Siglos. Le podéis seguir en Twitter, Facebook e Instagram, y escuchar en el podcast de cómic La buhardilla de Venger.
Me he pasado hace unos días por la Feria del Libro de Madrid y me encuentro preparando un pequeño artículo sobre algunos detalles interesantes que pude comentar con los editores y dibujantes con los que departí en mi visita por las casetas del Parque del Retiro.
A falta de rematarlo, toca reseñar alguna de las lecturas que he realizado en este arranque del mes de junio, con la sensación de que el verano se encuentra a la vuelta de la esquina. Esto, seguramente, me permitirá subir mi cuota de lectura de cómics, ya que parece que el estío me proporciona una mayor tranquilidad para recuperar lecturas atrasadas.
Justamente, hace unos días, pude leer un título al que hacía tiempo le había echado el ojo. Además, como hemos comentado mis compañeros y yo fuera de micrófonos en nuestro podcast La Buhardilla de Venger, éste resultaba bastante interesante por el planteamiento y la temática abordada.
1832. En una pequeña ciudad de Connecticut, una joven negra llega a una escuela para niñas. Para la buena sociedad decimonónica de Canterbury, la pequeña Sarah es la personificación del descaro de querer ascender por encima de su condición. Como si la alfabetización de la población negra fuera una amenaza, Prudence Crandall, la profesora, se convierte en el blanco del recelo de toda la comunidad. Con una hostilidad racial desbocada y un cerco que se va estrechando cada vez más a su alrededor, Prudence no se deja intimidar y convierte su escuela en la primera de los Estados Unidos para niñas negras. Pero en ese momento, treinta años antes de la abolición de la esclavitud, su caso acabará en los tribunales, y la Sra. Crandall, acusada de violar la ley y encarcelada.
El guionista francés, Wilfrid Lupano, se inspiró en hechos reales para contar esta historia de sororidad y valor en la que unas jovencitas negras tomarán, a su pesar, conciencia del odio que despiertan. La suavidad de las líneas de Stéphane Fert acompaña a la perfección un estallido de tonos en el que, sin embargo, los únicos colores que importan son el blanco y el negro.
He abordado muchas temáticas a lo largo del casi centenar de artículos que llevo escrito para estas páginas. Pero creo que, hasta el momento, no había salido a relucir ninguna obra que tratara, de forma tan directa, el racismo o la segregación racial. Sin lugar a dudas nos encontramos ante una obra que, no solamente es una genialidad a nivel de dibujo, sino que también cuenta con un guión y una trama especialmente destacables.
Hará unas semanas que tuve también la ocasión de leer otra obra realizada por Stéphane Fert, titulada Morgana y publicada por la editorial Nuevo Nueve. Estupenda y muy recomendable, aunque su temática es de corte más fantástico. En Blanco alrededor el dibujante nos sorprende con el uso estricto de una paleta de colores limitada. Casi siempre se mantiene dentro de tonos cálidos, frescos o terrosos. Cuando rompe esta limitación, añadiendo parches de otros colores, captura la atención del espectador al instante. También podemos intuir en la obra la fuerte influencia que ejercen sobre el dibujante pintores como Gauguin, Matisse y Cézanne.
Desde luego el despliegue visual es de una belleza que, de entrada, nos dejará con la boca abierta, ya que para la mayoría de los lectores de cómic histórico, este tipo de dibujo no coincide con los cánones clásicos que esperaríamos encontrar en este género, con estilos de dibujo más realistas o menos arriesgados visualmente.
Por otro lado, el contenido histórico es también atractivo. No solamente porque la historia está basada en hechos reales, sino porque nos permite conocer a dos personajes inexplorados, de los que probablemente no hayamos oído hablar mucho en España o en nuestros libros de texto.
Nat Turner
Al arrancar la obra y durante toda la historia, el nombre de Nat Turner aparecerá en sucesivas ocasiones. Un nombre que con su sola mención produce miedo en los vecinos de Canterbury.
La etapa esclavista en Estados Unidos no fue, ni mucho menos, una etapa pacífica. Estuvo plagada de conflictos y enfrentamientos. La sometida población afroamericana nunca aceptó de buen grado su condición y se calcula que se produjeron hasta 250 rebeliones de esclavos entre 1619 y 1865, en diferentes estados americanos.
Nat Turner encabezó una rebelión considerada como una de las más sangrientas e impactantes de aquellos momentos. Nat era un esclavo que había recibido conocimientos de lectura y escritura gracias a la benevolencia de sus dueños blancos. Este utilizó sus conocimientos y su posición como predicador para liderar una insurrección que, durante dos días, puso en jaque al Condado de Southhampton, en Virginia. Unas 70 personas blancas fueron asesinadas en el transcurso de esta revuelta que, finalmente, fue sofocada por la intervención de tropas y concluyó con la ejecución de muchos de los participantes y del propio Nat Turner.
Fue un levantamiento tan violento que conmocionó a toda la nación, y suscitó una respuesta represiva y virulenta contra la población negra. Sus consecuencias fueron el endurecimiento de las leyes de los estados del sur contra los negros. Como resultado se abrió un intenso debate en el país sobre el sistema esclavista. Sin embargo, el levantamiento de Turner tuvo un efecto contraproducente y el debate concluyó en favor de los defensores de la esclavitud. Turner, por cierto, protagonizó la novela Las confesiones de Nat Turner, de William Styron (sí, el de La decisión de Sohpie) de la que David ya os habló en XX Siglos aquí, hablando de la novela en sí, y aquí, en una recopilación sobre novelas sobre la esclavitud.
El miedo a otras insurrecciones provocó el endurecimiento de las leyes: por ejemplo, la prohibición de enseñar a esclavos, negros libres o de “raza mixta” a leer y escribir; igualmente limitó las reuniones de esclavos y las congregaciones de las iglesias negras, imponiendo que al menos un blanco estuviera presente en este tipo de encuentros, entre otras muchas medidas. También se recortaron derechos civiles de los negros libres e incluso de blancos favorables al abolicionismo.
Prudence Grandall
Es la protagonista y el eje vertebrador del cómic junto al grupo de alumnas negras de la historia.
Prudence Grandall (1803-1890) fue una maestra estadounidense que estableció una de las primeras escuelas para niñas afroamericanas. Fue una de las promotoras del abolicionismo en protestar contra la esclavitud inhumana de la comunidad afroamericana ejercida por los blancos en Estados Unidos.
Nació en el seno de una familia cuáquera, educada en un internado y, más tarde, dirigió su propia escuela para niñas, donde enseñó pacíficamente hasta que admitió a una niña afroamericana. Su decisión de apoyar una escuela integrada para todos provocó la reprobación y una fuerte oposición por parte de la comunidad. Ella respondió con la decisión de crear una escuela solo para niñas afroamericanas, lo que la llevó a una batalla legal entre ella y el estado de Connecticut. Finalmente fue absuelta, pero se vio obligada a cerrar su escuela debido a los actos violentos con los que los ciudadanos la acosaban a ella y a sus estudiantes. Luchó por una causa noble durante toda su vida, con un espíritu indomable y una audacia que fue apoyada por gran cantidad de abolicionistas en todo el mundo.
Su lucha, contra todo pronóstico, fue una prueba de la fuerza de su carácter y de voluntad. Batalló duro para crear una sociedad libre de discriminación basada en la raza y la clase, y se convirtió en una inspiración para las generaciones futuras alrededor del mundo.
Conclusiones
Creo que, por todo lo anteriormente mencionado, esta más que justificado que debáis leer este cómic. Considero que sería un álbum muy recomendable para utilizar en los centros educativos, como material didáctico para trabajar y hablar sobre el esclavismo, la segregación y la intolerancia.
Procuraré tras lo dicho estar más atento a obras de ambos autores ya que parece que van a dar bastante que hablar en el futuro.
Una obra que no debería faltar en vuestras estanterías de cómic histórico.
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