Una novela gráfica para reivindicar la expedición Balmis, una gran gesta española olvidada

Seguramente, en términos humanos, la Real Expedición Filántropica de la vacuna, la expedición Balmis o lo que es lo mismo, el viaje que un pequeño equipo médico y 22 huérfanos realizaron para llevar la vacuna de la viruela por el mundo, sea uno de los momentos más brillantes de la historia de España. Uno de los que son capaces de hacer patria sea de la ideología que se sea -salvo quizá antivacunas, claro-. Parecía extraño que tan grande aventura solo hubiera tenido hasta ahora unas pocas novelas –A flor de piel, de Javier Moro, de la que os hablé aquí en su momento, o Ángeles custodios, de Almudena de Arteaga, que se reeditará en breve- y una serie, 22 ángeles, que pasó bastante inadvertida.

Quizá para solventar esa injusticia y conscientes de que pocas cosas ayudan a divulgar mejor que las buenas ficción, el Ministerio de Ciencia e Innovación, el CSIC y Planeta se han unido para lanzar El mar recordará nuestros nombres, del Premio Nacional de Cómic 2020 y Premio Euskadi de Literatura 2021, Javier de Isusi. Un cómic breve pero intenso que relata con maestría aquella gran aventura.

Lo hace incidiendo en la aventura, en el heroísmo de los niños anónimos, de los sanitarios anónimos que la protagonizaron y en la humanidad de aquellos personajes. Mensajes que resuenan de plena actualidad en estos tiempos pandémicos, a pesar de verlos reflejados en viñetas que nos retrotraen a principios del siglo XIX.

Con un aparato visual y pictórico de calado y un guion que presenta personajes de carne y hueso, con sus defectos y virtudes, De Isusi logra adentrar al lector en aquella odisea que salvó millones de vidas y que, lejos de grandes reyes y guerras, apenas ha quedado como una nota al pie de la historia.

«Aunque, en el futuro, las gentes no sepan quiénes fuimos, todos llevará en su sangre el fruto de nuestra misión. Los mayores héroes son anónimos ¿Sabíais eso? Pero el mar… Ah, el mar…El mar recordará nuestros nombres«, explica Benito, uno de aquellos niños de la expedición Balmis, a los compañeros de la segunda fase en su travesía de México a Filipinas, en la bodega del Galeón de Manila, en unas emocionantes viñetas finales.

Es la épica de los héroes anónimos. La de los que salvan millones de vidas, los que batallan con virus, bacterias y pandemias. La de los que no se llevan la gloria, pero que llevan la vida. Y eso, era de justicia, merece reconocimiento, memoria y buenas ficciones. Esta es buena prueba de ello.

Este siglo XXI parece un buen momento para descubrir que las grandes aventuras de la ciencia son tan apasionantes (o más) como las de la política, la economía y el poder.

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