Fernando Calvo González-Regueral, autor de ‘Homo Bellicus’: «La guerra futura ya está aquí»

Napoleón en la batalla de Eylau (Antoine-Jean Gros)

¿Por qué el Homo sapines se transformó muy pronto en Homo bellicus? Fernando Calvo González-Regueral, un reconocido especialista en historia militar y la guerra civil español, trata de responder a esa pregunta y su búsqueda le lleva a hacer un repaso por la historia de la humanidad a través de la guerra. El resultado es Homo Bellicus (Arzalia, 2021), un apasionante y global repaso a la historia bélica de la humanidad, acompañado de 40 mapas. Y, a pesar de que el ámbito anglosajón, hay varias incursiones en esta temática, Calvo González-Regueral ofrece en su obra una visión con marcado acento hispano.

Un enfoque a tan grande escala sobre la guerra no resulta infrecuente en la historiografía anglosajona (Morris, MacMillan, etc), ¿qué aporta una mirada hispana a la historia global de la guerra?

Una mirada «hispana» al estudio de un fenómeno como la guerra, normalmente dominado por la literatura anglosajona, puede aportar una interpretación si no heterodoxa, sí desde luego diferente, habida cuenta de que tanto España como los países hispanos han estado al margen de los grandes conflictos del siglo XX. Por otro lado, la escuela militar española, ejemplarizada en los Tercios, fue hegemónica durante más de dos siglos, renovando tanto la táctica como la estrategia al combinar por vez primera y de forma eficaz las armas de fuego con las blancas, por no hablar del predominio marítimo ibérico en la Edad Moderna. Los anglosajones, bien por desconocimiento, bien por falta de interés u otras razones, olvidan este factor sin el que no se entiende la historia militar moderna.

¿Qué ha aportado a esta negra historia España?

España, por sus singularidades geográficas y hasta culturales, ha sido una nación ‘guerrera’. Lo fueron las tribus que llevó Aníbal a la conquista de Roma y lo fueron las huestes medievales, tan diferentes a las del resto de Europa al estar luchando en un largo proceso por la recuperación de un reino cristiano. Lo fue la escuela del Gran Capitán y su consecuencia, los Tercios que, junto a la legión romana y las divisiones napoleónicas, ha sido una de las tres orgánicas más perfeccionadas en el devenir de Homo Bellicus. También lo ha sido en el mar y, por desgracia en el siglo XX, lo fue por culpa de una guerra civil que tanto tuvo de lucha ideológica internacional.

Fotograma de la película Alatriste

Tras repasar la historia de la humanidad a través de la guerra, ¿es posible un mundo sin guerras?

Cualquier profecía puede anular un libro de historia, como es éste. A fecha de hoy, la guerra ha sido recurrente en la historia. El siglo XXI presenta retos difíciles y el subyacente económico, presente en todas las guerras, sigue estando en el panorama mundial, pues los recursos son escasos y las necesidades crecientes. Quizá habría que responder, como Sun Tzu, que en las guerras, como en las aguas, nada es estable y el fenómeno siempre muda de rostro. Ojalá algún día Homo Sapiens se imponga a Bellicus y comprenda que la cooperación es más ventajosa que los logros que se pueden conseguir con la guerra. Sólo hay un denominador común a todas las guerras de la historia: el dolor y la muerte.

Hace unos años leía a Ian Morris lo siguiente: “La guerra ha creado paz y prosperidad en el planeta, tanta, de hecho que casi se ha retirado a sí misma, aunque no del todo”. ¿Coincide con esa visión? ¿Cree que las guerras han ido creando un mundo mejor?

Lo más aterrador de los ejércitos, esa institución a la que los países han otorgado tradicionalmente el monopolio de la violencia organizada, es que están concebidos para acumular poder destructivo pero, con su más destacada virtud, la disciplina, han sido también motor de desarrollo. Pero esta es una tesis con la que hay que tener sumo cuidado, pues el militarismo conduce al belicismo y éste a las guerras totales. De nuevo, ojalá el mundo encuentre otros motores de desarrollo y cooperación que sustituyan esta constante histórica.

¿La guerra es algo innato en la humanidad?

La única justificación posible a un conflicto armado es que consiga una paz mejor que la que el inicio de las hostilidades vino a romper. Pero pocos son los conflictos que consiguen este objetivo, pues el vencedor tiende a imponerse y a no ceder un ápice en las pretensiones del vencido. De ahí que las guerras, matizando aun más la respuesta anterior, producen un efecto multiplicador negativo: la primera guerra mundial trajo revoluciones, desórdenes, guerras civiles… y una nueva y más aterradora guerra, la segunda guerra mundial donde Homo Bellicus alcanza el paroxismo, creando un arma capaz de destruir a la especie entera y al mundo que habita.

Si, como dice, Homo sapiens pronto se transformó en Homo Bellicus… ¿cuál ha sido el momento culminante de esa especie?

Homo Bellicus no es más que una de las múltiples máscaras que un ser único y maravilloso se ha ceñido, Homo Sapiens. Porque los mismos homínidos que tallaban bifaces alumbraban cuevas con un arte que aun deslumbra. Roma, nación militarista, expelió cultura a todos los rincones del mundo conocido. Y los soldados de Napoleón llevaban en la mochila una declaración de intenciones: Igualdad, Libertad, Fraternidad. De nuevo, ojalá veamos siempre el mejor rostro de ese homínido: la composición de sinfonías, el desarrollo de bellas lenguas y literaturas, el progreso que nos lleva a explorar incluso nuevos mundos y planetas.

Concluye su relato reflejando cómo la sociedad y los medios volvieron a usar el lenguaje bélico con la pandemia de la covid-19. Hubo polémica sorbe eso, ¿le parece adecuado esa terminología en pandemia?

El ser humano responde a las amenazas con hábitos adquiridos. Efectivamente, muy pronto desde que estalló la pandemia el lenguaje bélico volvió a emplearse, si bien esta vez contra un organismo microscópico. Sólo le veo un lado bueno a ello: que el ser humano, al menos en Occidente, donde vivía relajado después de un largo periodo de prosperidad, no se olvide de nuestra vulnerabilidad y de los riesgos que como especie siempre corremos ante amenazas conocidas o por conocer.

La pandemia ha supuesto una breve tregua donde las guerras si no se han detenido, al menos no han recibido atención. ¿Dónde cree que estallarán las guerras postpandemia?

La guerra futura ya está aquí: hay una guerra cibernauta y hay una guerra con formas de explotación que no vemos pero que existen en lugares no tan remotos, donde comunidades poco desarrolladas siguen sufriendo el precio del progreso de otras naciones. Quizá los ejércitos no vuelvan a enzarzarse en una guerra de trincheras como la del 14, pero si algo nos demuestra la historia del fenómeno bélico es que, ante rivalidades comerciales o económicas, los conflictos siempre encuentran la forma de mutar, de cambiar de máscara, de abrirse paso en su siniestro caminar.

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