Albert Bertran: «Siempre tiene que haber hueco para las aventuras; si no, sería como matar al niño que llevamos dentro»

Albert Bertran Bas (Barcelona, 1982) ha debutado en la literatura por un camino, seguramente, peliagudo. Porque no es fácil escribir una novela sobre la Guerra Civil en Barcelona y hacerla marcadamente propia, personal, como esta La memoria eres tú (también en catalán, Roca Editorial, 2021). De hecho, él mismo reconoce que «nunca» pretendió escribir una novela sobre el conflicto: «De saberlo, seguramente me habría dado pereza desde el principio».

Porque este periodista -actualmente desempeña labores de comunicación institucional- y guionista ha escrito una novela de aventuras conformada a base de recuerdos de sus abuelos. Y el resultado es un personaje y una historia que a su autor le sirven «casi como un ejercicio de psicología», pero que a sus lectores les entretiene y las hace reflexionar sobre la importancia de la memoria y del pasado. Y todo en clave de esas aventuras que nos conectan con nuestro niño interior. 

El autor y su editora, Blanca Rosa Roca, presentan este miércoles a las 19 horas la novela en La Casa del Libro de Barcelona (Rambla de Catalunya, 37), pero XX Siglos ha hablado antes con el autor.

Dice la publicidad de su novela: “No es lo mismo conocer nuestra historia que andar por ella”. ¿Es esa la esencia de la ficción histórica?

Pues creo que sí. Y si no es la esencia, desde luego, es una de sus ventajas y obligaciones. La historia la hemos estudiado y la hemos observado en documentales pero evidentemente siempre como agentes externos. Digamos que la aprendemos, pero no la vivimos. Lo que te ofrece la ficción histórica, al menos para mí, es situar al lector en primera línea.

Homero, el protagonista de su novela, y su peripecia, ¿están basados en su propia familia? ¿Cuánto de lo que hay en ella es real?

Está inspirado en las historias que he oído de mi abuelo durante muchos años. En sus recuerdos y en los de su hermano que era algo mayor que él y dejó por escrito parte de su odisea en aquellos tiempos. Y que además me sirvió para conocer mucho mejor a mi bisabuelo. Pero también he rescatado cosas de mi otro abuelo. Que ayudó e inspiró a artistas que en su día no eran nadie y luego se han convertido en referencias. Yo cojo esas anécdotas para enriquecer mi historia. El hecho de que partan de una verdad viste de realismo el relato. Por encima de todo es una ficción. Pero muchas cosas, algunas increíbles, son ciertas. Imagino que toda esa generación como la de mi abuelo debe estar llena de historias increíbles. Muchas dramáticas. Pero muchas otras heroicas.

El abuelo del autor (cedida)

A quienes repiten ese tópico, de “Oh, no, otra novela sobre la Guerra Civil”, ¿qué les diría?

La verdad. Que yo no soy un historiador. Y que nunca he pretendido hacer una novela sobre la Guerra Civil. De saberlo, seguramente me habría dado pereza desde el principio. Les diría que los personajes y sus aventuras están siempre por encima del contexto histórico. Que son ellos los que te enganchan a la historia. Pero que a la vez ese contexto me ha dado un sinfín de posibilidades. ¿Cómo sino podría haber desayunado con Hemingway? ¿O robarle la cámara a Robert Capa? ¿O saludar a Hitler?

Quizá, más que el tema, lo importante sobre aquella época es la mirada diferente de su obra y su personaje sobre la misma…

Todos vemos el mundo a través de nuestros ojos pero nos atrae la forma en que otros lo ven desde los suyos. Yo solo he colocado a un chico corriente en una situación extraordinaria. Y sentía curiosidad por saber como se desenvolvía.

Hitler, Machado, Capa, el futbolín… ¿Cómo seleccionó esos personajes y hechos reales para integrarlos en la historia?

Algunos sabía que quería ponerlos y otros me los fui encontrando. Lo que más importa siempre es la trama y los personajes, pero me divierte mucho jugar con la historia y lograr que toda esa verdad y esos guiños históricos se fusionen de forma muy natural con mi historia. Funciona casi como un causa-consecuencia. Al final se trata de investigar sobre la época, anécdotas, curiosidades. Luego estudié algunas biografías para saber si ese personaje en concreto pudo estar en aquel lugar. Hemerotecas, documéntales… Esta historia ha estado conmigo más de seis años así que imagina todo el tiempo que he tenido para pensar e ir descubriendo cosas tanto de forma voluntaria como involuntaria.

Barcelona también es algo más que contexto de la obra, es una ciudad con muchos matices…

Sí, para mi Barcelona es una parte importante de la novela. Me gusta pensar que en esta historia, la ciudad se refleja en el protagonista y viceversa. De alguna manera es como si la ciudad se reflejara en los estados de ánimo de mi protagonista y avanzara con él. Gris y pobre por momentos, mágica en otros, optimista, derrotada, alegre, oscura, mística… Paseando por la ciudad siempre me ha fascinado pensar cómo eran las cosas antes. Por ejemplo, tomarme algo en el Velódromo y ser consciente de que en esa misma esquina, más de cien años atrás, acamparon Buffalo Bill y Toro Sentado con su circo… Todos los rincones tienen su magia si echamos la vista atrás.

 

Cuando uno es relativamente joven y vive en una época también relativamente pacífica, ¿cuesta ponerse en los zapatos de una persona que ha vivido algo tan brutal como una guerra civil?

Bueno, primero de todo, gracias por lo de relativamente joven. Joven a secas también te lo compraba, jajaja. Mira, al final se trata de temas muy universales que todos conocemos y hemos vivido o sentido. Soledad, miedo, dudas, amor, amistad, perdida, alegría, venganza, paz… todos podemos empatizar con estas emociones. Luego, el contexto es el que es y probablemente potencia aún más todos esos sentimientos.

Después de estar inmerso en esta aventura literaria y haber andado por la Barcelona de la Guerra Civil, ¿qué siente cuando ve que hay quienes, de una manera u otra, buscan volver a dividir irreversiblemente la sociedad?

Bueno, si algo se aprende de la historia es que no hay nada nuevo. Siempre ha habido gente así y siempre la habrá. Pero como le explica su padre a Homero en las primeras páginas de la novela “La vida no es todo blanco o negro, buenos o malos, indios o vaqueros. El mundo está lleno de matices. Y saber verlos y entenderlos es lo que nos enriquece y lo que nos distingue.” Creo que nuestra sociedad es más madura de lo que nos pensamos. Incluso más madura que nuestros propios líderes aunque no debería ser así.

Por eso es tan importante mantener viva la Memoria. Porque los que vivieron aquello tienen una cosa muy clara: la violencia no lleva a nada. Porque nada hay peor que vivir una guerra. Y nosotros, dentro de las dificultades que pasamos, tenemos mucha suerte de estar como estamos.

Quizá, en su tono de novela de aventuras y de aprendizaje, busque también dar lecciones (y ánimos) para estos tiempos pandémicos…

Bueno, está historia más allá de las anécdotas y las aventuras, no deja de ser algo muy mío. Más que dar lecciones o ánimos me ha servido a mí para ir reflexionando sobre muchas cosas y situaciones. Siempre he usado la escritura para reflexionar y conocerme mejor. Para aclarar ideas y ordenar pensamientos. Casi como un ejercicio de psicología.

En este tecnológico siglo XXI, ¿nos hace falta volver al espíritu de las viejas novelas de aventuras?

Creo que siempre tiene que haber un hueco para las aventuras. De no haberlo sería como matar un poco al niño que todos llevamos dentro. A mí todavía me apasionan los cómics con los que crecí. Incluso ahora que los miro con ojo más crítico, desde el pedestal del guionista (si es que eso existe), me siguen pareciendo fascinantes. En ocasiones incluso infravalorados por reducirlos a algo infantil. Tintín, El hombre enmascarado, el Principe Valiente, el Capitán trueno… Todos hemos crecido y soñado con aventuras. No solo es parte de nuestra infancia, es parte de nuestra identidad.

Viene del mundo del cine y el del periodismo, ¿qué le han dado esas dos actividades a la hora de escribir esta novela?

El cine me ha dado y me sigue dando mucho. Sobre todo porque tienes la oportunidad de compartir lo que escribes con profesionales, productores, directores. Y es increíble todo lo que se aprende. Del periodismo, aunque ejercí poco tiempo, me quedo con la capacidad de sintetizar. Pero también la de saber dónde está la historia y documentarme. Al final, todo suma. Y sí, las técnicas son distintas pero siempre se trata de lo mismo: conquistar con la palabra.

¿El universo de La memoria eres tú nace y acaba con esta novela o puede tener continuidad?

Ya se verá. Mentiría si te dijera que no lo he pensado. Claro que puede tener continuidad. Hay muchas cosas que quedan por contar. Y probablemente se contarán. Algún día. Aunque ahora tengo otras cosas en la cabeza que también me apetece desarrollar.

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