Daniel Ortega: «Las guerras, tanto las presentes como las pasadas, enseñan lecciones»

El escritor Daniel Ortega.

A Daniel Ortega (Valladolid, 1979), incansable autor de novela bélica, le tenemos últimamente de vuelta en las librerías con un interesante proyecto de la tan de moda historia gráfica: Stalingrado. La historia gráfica (Esfera de los libros), junto con el ilustrador Antonio Gil. Aprovecho para hablar sobre este proyecto con el autor y, ya de paso, sobre su última novela publicada, Burdel SS (Afronta Editorial, 2017), también ambientada en el frente del Este de la Segunda Guerra Mundial.

¿Cómo surgió la idea de contar la historia de Stalingrado de esta manera, como una historia gráfica?

Desde el comienzo ha sido un proyecto codo con codo «perpetrado» con Antonio Gil, quien sin duda alguna es uno de los mejores dibujantes de temática bélica e histórica de nuestro país. A ambos nos apasiona la Historia y, en especial, los conflictos bélicos del siglo XX. Nos conocemos desde hace mucho tiempo. Aunque vivimos en extremos opuestos de la península siempre hemos mantenido un buen contacto, e incluso nos hemos visto en persona alguna que otra vez. Fruto de uno de esos encuentros surgió el proyecto. ¿Por qué no abordar una de las batallas que más nos interesa de la Segunda Guerra Mundial? ¿Y por qué no hacerlo a través de una mezcla de nuestras respectivas especialidades? Con él al frente de la parte gráfica y yo a cargo de los textos, puedo asegurar que la combinación ha dado lugar a una novela gráfica de gran calidad, muy cuidada y muy trabajada. Los dos nos hemos preocupado mucho por documentar al milímetro todo cuanto figura en el proyecto, cada uno desde su perspectiva, pero siempre trabajando en equipo. Creo, y hablo en nombre de los dos, que esta novela gráfica va a remover el interior de quien la lea. Los dos teníamos claro, desde el primer minuto, que este proyecto tenía que ser algo diferente, original, muy trabajado y, a su vez, con una fuerte carga emocional.

Es su primera participación en una obra de este tipo, ¿qué diferencias ha sentido frente a sus novelas?

La gran diferencia que he experimentado respecto a mis novelas ha sido la transformación que requiere todo cuanto tienes en mente antes de teclear una simple línea. Cada texto que acompaña a las viñetas, a diferencia de las novelas, donde te puedes explayar mucho en las descripciones de escenarios y personajes, versa en lo quirúrgico de cada uno de ellos.  Si bien en una novela puedes jugar con la extensión o brevedad en muchas fases de la misma, el cómic es otro mundo. Hay que cambiar el chip, y creo haberlo conseguido gracias a Antonio Gil, un maestro en este terreno, ya no sólo en el aspecto gráfico, sino también a la hora de plantear diálogos y textos de acompañamiento.

¿En plena era audiovisual, este formato es más atractivo para el gran público que una monografía con solo texto?

Sin duda, como bien apuntas, en la era en la que nos encontramos, corren tiempos donde todo el mundo parece buscar la inmediatez en cualquier faceta de la vida. Tal es así que, apostar por un proyecto de estas características, puede resultar arriesgado. Este tipo de novelas gráficas se consumen en todo el mundo. En España, por supuesto, también. Hay mucho público que quiere conocer qué ocurrió en una batalla de la Segunda Guerra Mundial a través de un artículo breve en prensa, de una publicación en un blog e incluso a través de un cómic. El problema radica en que a veces ese material se queda corto. El aspecto gráfico ayuda mucho a la hora de hacer más «digerible» la Historia.

La batalla ha sido tratada por numerosos especialistas, ¿qué puede aportar esta nueva obra?

Existen muchos libros que abordan la batalla de Stalingrado con gran rigor histórico, muy bien documentados, y con buen aporte cartográfico incluso. Seguro que muchos de los lectores de esta entrevista recuerdan a la perfección dos o tres autores de gran prestigio cuyos ensayos son referencia mundial. Nosotros pretendemos tocar la fibra sensible de los lectores. Queremos hacer ver a cada lector que la batalla de Stalingrado no se saldó con la victoria de unos y la derrota de otros, que no únicamente restan las estadísticas después de la contienda… Queremos que experimente en primera persona el horror de la guerra, la miseria que padecieron los soldados y la población civil, el hambre, el frío, las privaciones, el dolor, los sufrimientos y, por supuesto, las enfermedades. Las guerras, tanto las presentes como las pasadas, enseñan lecciones. Y parece ser que el ser humano está empeñado en seguir cometiendo los mismos errores en pleno siglo XXI.

Cambio de tercio, le pregunto ahora sobre su última novela, Burdel SS, que continua Renegados de la Wehrmacht. Desde el inicio de la Operación Barbarroja donde se desarrollaba aquella, hasta este sitio de Leningrado donde se ambienta esta, han cambiado las coordenadas históricas, ¿cómo afecta eso a la historia del capitán Streicher?

La verdad es que el cambio de coordenadas ha supuesto una evolución importante en el personaje principal de la obra, el capitán Wilhelm Streicher, ya no desde el punto de vista geográfico, sino también desde el punto de vista humano. Si bien en Renegados de la Wehrmacht el oficial se las prometía muy felices al comienzo de la historia, el desenlace de la misma no pudo ser peor para él y sus subordinados.

Hace un tiempo me decía que frente a otras novelas bélicas más realistas, esta serie era un poco una apuesta por recuperar el estilo de Sven Hassel, ¿falta ese tipo de bélico en el género actual?

Con esta saga pretendo recuperar ese espíritu que se escondía en la obra de autores como el propio Hassel, Willy Heinrich, Karl von Vereiter y otros autores coetáneos de los años 60, 70 y 80. Entonces, el género bélico se caracterizaba por su crudeza a la hora de relatar las secuencias de acción, pero también en el desenfreno que rebosaba en las que tienen lugar en retaguardia (cantinas, prostíbulos, cuarteles, etc.) y, por supuesto, por el humor negro y el estilo mordaz, incluso cínico, que preside la inmensa mayoría de los diálogos de aquellas obras.

Y hablando de bélico, hay en el mercado muchas novelas de todas las épocas que se podrían encuadrar en el género, pero ninguna editorial ni grande ni media apuesta por el género en sí. ¿Por qué crees que pasa esto?

El género bélico es algo que siempre ha existido, existe y existirá. Eso sí, no siempre que hablamos de guerra hay que pensar en las dos grandes contiendas del siglo XX. Bien sabes tú y los lectores de tu blog que la guerra no es algo exclusivo del siglo pasado, sino que es un mal endémico que ha caminado de la mano del hombre a lo largo de toda la Historia. Hay algo claro, no es un género mayoritario, por lo tanto no es tan comercial como puede ser la novela histórica pura y dura donde la guerra no es el eje central de la trama, obras de temática romántica, narrativa, juvenil o los libros escritos por los “famosos” de turno que pegan el pelotazo puntual y poco más se sabe de ellos años después. Si de algo puedo estar orgulloso es del público que es seguidor del género bélico. El bélico es un nicho de mercado muy reducido, pero los lectores son fieles hasta la médula.

¿La novela bélica tiene público en España? En Reino Unido y EE.UU. todavía hay muchos autores que escriben el género…

Como decía en la pregunta anterior, España es un país que cuenta con su público; eso sí, nada que ver con los países anglosajones. Allí el número de lectores es muy elevado, pero ya no en cantidad o proporción estadística, sino también en calidad. A lo largo de estos años he podido charlar con muchos escritores y lectores de EE.UU., allí es un género mimado, pues tanto unos como otros han tenido familiares en algún conflicto armado, e incluso han padecido los horrores de una guerra en sus propias carnes. Les gusta leer o contar experiencias. Incluso se sienten orgullosos de ello. Son una sociedad distinta a la nuestra, en la que la guerra forma parte del ADN de sus ciudadanos. Puede sonar muy fuerte, pero es así. ¿En qué “berenjenal” no se han visto involucrados los EE.UU. en los últimos cien años?

Aquí, por desgracia, decir que lees y coleccionas este tipo de obras casi te convierte en un “friki” o, en el peor de los casos, en un fanático pro-militarista. ¿Acaso leer novela romántica te convierte de inmediato en un galán o en una seductora “femme fatale”? Este es un género que te hace crecer, madurar y pensar. En él no se debe esperar únicamente disparos y explosiones, muerte y caos…  Una buena novela bélica va más allá, mucho más allá.

Siempre se pone en la piel de protagonistas alemanes, es cierto que los protagonistas aliados están más trillados, ¿nunca has pensado en escribir una novela protagonizada por soldados japoneses?

Me gusta tratar más en mis novelas la perspectiva de los perdedores. Creo que tiene cierto halo enigmático que nos invita a profundizar en quiénes fueron aquellos hombres que lucharon y resultaron derrotados. De los vencedores conocemos mucha información. Por el contrario, de los vencidos hay que sacar el pico y la pala para poder encontrar datos y testimonios. Las guerras no se resumen a aniquilar seres humanos en la línea del frente, también se producen pérdidas irreparables en la retaguardia, desde civiles hasta archivos y fuentes documentales de incalculable valor destruidas accidental o voluntariamente.

¡Buenas lecturas!

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2 comentarios

  1. Dice ser Luis Manuel Zorrilla

    Muy buen artículo, habrá que hacerse con el «Cómic Histórico» tiene muy buena pinta y parece que promete.

    01 julio 2018 | 11:17

  2. Dice ser Soledad

    Me encanta la historia de todas las épocas, me gusta mucho la novela histórica y quería que a mi hijo de 14 años le gustara también leer pero no hay manera. Le voy a regalar este libro, que me parece una idea fabulosa para hacer llegar a los jóvenes partes importantes de nuestra historia. Gracias por el artículo, muy interesante el escritor.

    01 julio 2018 | 12:45

Los comentarios están cerrados.