José María Espinar, autor de ‘El secreto de Wadi-as’: «La literatura vence al cine a los puntos, no por K.O.»

A José María Espinar (Granda, 1974) ya se le conocía en el mundillo literario por sus novelas negras. Este año ha desembarcado en el género histórico gracias a la editorial creada por Ricardo Artola con una, en sus palabras, «febril novela de aventuras» históricas que nos lleva a la Guadix del final de la Reconquista en la novela El secreto de Wadi-as (Arzalia, 2018).

Charlo sobre este buen debut, que os recomendé como una de las lecturas para este verano, con él…

¿Por qué Guadix?

La novela es una deuda que yo tenía con Guadix, un entorno donde he crecido, he pasado veranos y navidades. Desde pequeño tenía una mente calenturienta e imaginaba una mitología de los propios parajes que me ha ido acompañando toda la vida. Cuando a través del género negro logro una cierta estabilidad literaria, me dije que era hora de escribir esa novela de aventuras febril que tenía dentro. Y estar en Guadix era obligatorio. Se lo debía.

Hablas constantemente de esta novela como de aventuras y en ella hay varios homenajes al género…

Rindo tributo constante a los clásicos de la novela de aventuras. El primer párrafo está casi calcado al arranque de El tulipán negro. Les estoy dando constantemente las gracias a aquellas novelas que me acompañaron de joven. Seguramente sean invisibles para los lectores, pero me da igual, sale de mi alma.

¿Cómo ha sido la parte de la reconstrucción histórica?

Soy hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de catedráticos de Granada. No era una opción frivolizar con la historia. Me he empapado de muchas lecturas, he invitado a muchos cafés a compañeros de la universidad. He tenido primero una visión clara de la época en general y luego bajando a Guadix y Baza. Ha habido mucho estudio y ha sido un placer: es la parte gigante del iceberg bajo el augua.

¿Tenías clara que la ambientación de tu novela en Guadix sería en el siglo XV?

Sí, necesitaba un contexto agónico que enmarcara mi aventura. Y yo creo que el momento anterior de la caída de Granada lo era y, además, era reconocible para el lector. Es muy agradecido.

Creo que fue Lukacs quien decía que la novela histórica que solo se preocupaba por la reconstrucción histórica solo interesaba a los anticuarios…

Y quién soy yo para negarlo. Mi novela es así, ¡pero si hay hasta una canción entera de Loquillo! Hay constantes guiños al presente. Y eso que no comparto del todo la frase que me has dicho, pero sí en su mayoría. En definitiva, somos una especie que hemos generado modelos de sociedad, que hemos avanzado, pero no evolucionado. Seguimos teniendo las mismas vísceras.

En esta época de cine tan apabullante, ¿cómo puede competir la novela de aventuras?

La literatura no vence por K.O., vence a los puntos. Toda la fanfarria que tu ves en el cine, en literatura la tienes tú en la cabeza, solo tú, y con eso el cine no puede competir.

Tras consolidarte en el género negro y debutar en el histórico, ¿en cuál se ha sentido más cómodo?

Me gusta más el histórico porque tiene una elegancia muy superior al género negro. Porque además lo histórico puede absorber todas las caracteristicas del negro. Me he sentido más completo como escritor.

Sí, estoy de acuerdo con eso de la absorción. Más en el elemento social…

Sí, con mi editor, Ricardo Artola, hemos discutido sobre el fundamentalismo porque la secta argárica de la novela es muy actual, muy de hoy.

Cuéntenos más de esa secta y su líder, porque son, sin duda, uno de los grandes hallazgos de su novela…

La secta argárica fue un delirio imaginativo. Necesitaba un entronque con el pasado más remoto para coser toda una historia de odio milenario El Indalo y la cultura prehistórica del Argar parecieron decirme «¡Úsanos!». Y lo hice. Coger dos pilares que forman parte del adn del entorno histórico de Granada y Almería me ayudó a construir una mitología cercana a los lectores. Una de las cosas que más me gustan del libro es la revisión que hago del Indalo: no es una semicircunferencia sino dos espadas curvas lo que hay sobre la cabeza de la figura. Yahaya Malek al-Fatóm para mí es el verdadero protagonista de la novela. Malo malísimo, lo imaginé como el profesor Moriarty de la Reconquista. De lejos debía recordar al apóstol Santiago, pero de cerca al mismísimo demonio. Siento debilidad por él, es tan perverso que provoca admiración. Él representa el cinismo que vence siempre que el mundo se polariza. Su total carencia de piedad ha sido una terapia para descargar mi odio personal. Ha sido como un saco de boxeo. Si tuviera otro hijo, cosa ya imposible salvo que se lo imponga el arcángel Gabriel a mi bendita mujer, probablemente le colaría el Yahaya de segundo o tercer nombre.
Su ambientación en Guadix, me lleva a preguntarle sobre una tendencia que creo que está consolidando en el género, el del interés por los pequeños lugares… No todo tiene por qué ser Roma, ¿no?
Los grandes sitios no son el cúmulo de pequeñas hazañas y realidades pequeñas. En cualquier región del mundo han ocurrido acontecimientos, hechos que nos harían tiritar. Y yo reivindico esa búsqueda.
El final de la novela queda abierto, ¿la continuación es inevitable?
Es un final abierto porque en esta novela está toda mi infancia y juventud. El secreto de Wadi-as es un tributo a Guadix, no hay que olvidarlo. Habrá continuación, por supuesto. Siempre que  unos cuantos miles de lectores así lo quieran. Escribir este libro ha sido como una maravillosa noche de alcohol. Ahora toca resaca. Una vez recuperado habrá que ver si nos invitan de nuevo a alguna fiesta. El mundo de la literatura sufre de sobredosis creativa por culpa de un cuello de botella estructural en el ámbito de los lectores. Fui torero en mi juventud, alumno 514 de la escuela de tauromaquia de Madrid: o regreso por la puerta grande con don Alejandro y Yahaya o no regreso. Podría haberte mentido en mi respuesta, pero prefiero serte sincero. Soy ambicioso, no vanidoso. Y tengo toda una familia que alimentar.

2 comentarios

  1. Dice ser Carlos

    «Soy hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de catedráticos de Granada»

    El pesebre de las universidades…..renovarse o morir…

    31 julio 2018 | 12:13

  2. ¿Dónde se podría conseguir el libro dedicado por el autor?
    Gracias.

    31 julio 2018 | 23:43

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