Un paseo por la Roma del emperador Domiciano, por Lindsey Davis

Vista interior del Coliseo (GTRES)

Lindsey Davis (Birmingham, Reino Unido, 1949) es una de las más celebras autoras del tipo de novela que mezcla género histórico y policíaco. Suyas son las veinte novelas sobre el investigador Marco Didio Falco y las cinco novelas, hasta la fecha, la sexta llega en inglés en septiembre, sobre la hija adoptiva de éste, Flavia Albia. Esta semana llega a España la última entrega, El falso Nerón (traducción de Gemma Moral Bartolomé, Ediciones B). Davis nos manda, para la serie Vacaciones en la Historia, esta postal desde la Roma del emperador Domiciano, marco de sus últimas obras.

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Postal desde la antigua Roma en tiempos de Domiciano

Por Lindsey Davis | Escritora (traducción al castellano de Aranzazu Sumalla)

¡Amigos, os saludo desde la Ciudad Dorada de Roma! Sin duda, es la ciudad más grande que nunca hemos visto. Estamos agotados después de deambular por la gran cantidad de calles elegantes, ¡por no mencionar la sensación de ligero mareo tras las innumerables tapas callejeras y el exceso de vino! Si estás en Roma, entónate, eso según el propietario de la abarrotada pensión en la que nos alojamos. Menudo bromista está hecho…También anima a los visitantes a venir por los altos precios.

Somos prudentes con lo que decimos por si acaso los agentes del Emperador interceptan el correo dirigido al extranjero y lo leen. ¡Sólo era una broma, fantásticos Pretorianos! De hecho, paseamos por un imponente edificio llamado la Castra Peregrina, donde se comenta que están acuartelados espías de todos los rincones del Imperio con órdenes especiales de descubrir qué es lo que trama todo aquel que se encuentre en Roma. Un chistoso tendero de la zona nos dijo que, si escuchábamos atentamente, podríamos oír los gritos de los prisioneros a los que estaban torturando. Prestamos cuidadosa atención, pero no oímos nada. En realidad, Domiciano está fuera, en la frontera, aunque de acuerdo con lo que se rumorea, pronto volverá victorioso y poseedor de un doble Triunfo. Trataremos de quedarnos aquí hasta entonces. Siempre que podamos permitírnoslo porque nuestro casero ya se está preparando para el acontecimiento subiendo incluso más los precios.

Ante la ausencia del Emperador, logramos contratar un guía para que nos mostrara algunas áreas del Palacio imperial, por encima del Foro en la Colina Palatina. Un edificio maravilloso, construido recientemente a partir de tal cantidad de mármol y oro que nuestros hijos todavía están deslumbrados por el destello. Nos habría gustado conocer al arquitecto y poder preguntarle sobre este increíble uso de espacio y de caros materiales, pero estaba fuera en Alba Longa, el retiro de Domiciano fuera de la ciudad.

Pudimos divisar el famoso palacio liberto de Abascanto. Es el jefe del gabinete que se ocupa de los asuntos internacionales; le atisbamos acompañado de algunos diplomáticos de aspecto exótico que, al parecer, provenían de Partia, pero todos se escabulleron cuando vieron que les estábamos mirando. Aunque es sorprendentemente joven para ostentar un puesto tan importante, Abascanto daba la sensación de ser un hombre que maneja los problemas del mundo civilizado con mucha facilidad; dicen que es el miembro con más talento del círculo cercano a Dominiciano y que el emperador confía enormemente en él. Por alguna razón, nuestro guía se mostró reacio a hablar de él. Nos sorprendió mucho ver a gentes de Partia caminando libremente en el corazón de la ciudad, puesto que su país ha sido uno de los más acérrimos enemigos de Roma.

Desde el palacio hay unas vistas increíbles de toda la ciudad. Desde un fabuloso comedor circular que construyó Nerón, se puede ver el Foro entero. Nos permitieron echar un rápido vistazo, pero no pudimos estar el tiempo suficiente para disfrutar del panorama completo que ofrece, desde el nuevo Anfiteatro de Flavio hasta llegar al Capitolio pasando por la Vía Sacra.

Mañana visitaremos nosotros mismos el Capitolio para ver el recién restaurado Templo de Júpiter con su techo dorado y su brillante mármol blanco. Esta noche cruzaremos el río Tíber para cenar en el área de la Transtiberina que dicen que es muy original. Todavía estamos tratando de reservar en el famoso restaurante Fabulo en el Quirinal, pero debe de haber demasiada demanda como para que logremos una mesa. Otro de nuestros propósitos es visitar la casa de las fieras imperial donde queremos observar los animales exóticos. Comenta que hay un elefante que han traído los partos.

Ahora tenemos que irnos. ¡Ojalá estuvierais aquí! De tus amigos en Roma.

Vacaciones en la Historia: postales desde el pasado.

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