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Entradas etiquetadas como ‘emigrantes’

Nuestra indiferencia, pasividad y egoísmo ante los refugiados

Por Paula Radtke Ortiz

Refugiados (EFE).

Refugiados (EFE).

Quisiera creer que no. Quisiera creer que es una broma que estemos vendiendo la dignidad y la seguridad de miles de personas. Es como si Turquía fuese una especie de sicario que se ocupa del trabajo sucio mientras su jefe, la Unión Europea, se lava las manos y se sienta en su despacho, vuelve a casa y duerme tranquilo, con su familia a salvo.

Ni siquiera es la crueldad de los grandes dirigentes lo que más duele. Lo que hiela la sangre es la indiferencia, pasividad y egoísmo que ha surgido entre la gente del montón, la gente como tú y como yo. Esa gente de a pie que habla con odio y asegura que solo deben recibir ayuda los españoles, porque claro, hay españoles en paro y nosotros queriendo ayudar a los de fuera… ¿En serio pensamos que es equiparable estar en paro a huir de la guerra?

Con esto no quiero quitarle importancia a las personas que están pasando un momento difícil, solo quiero que reflexionen un momento y se imaginen en esa situación, viendo cómo matan a sus familias, siendo ultrajados como personas, dejando todo atrás y arriesgando su vida para meterse en un bote a la deriva en busca de algo de seguridad y cuando piensan que por fin ven la luz, que por fin están a salvo, se chocan de frente con el desprecio, nuestro desprecio, nuestro racismo, que les obliga a sufrir represiones en las fronteras. Ahora serán devueltos a Turquía a cambio de un puñado de millones y unos cuantos favores, como si de ganado de tratase, ante nuestros impasibles ojos.

Estamos viendo cómo niños duermen en el barro, cómo mujeres dan a luz sin ningún tipo de cuidados.
Y yo me pregunto, cuando nuestros nietos estudien nuestra historia… ¿se llevarán las manos a la cabeza por los horrores que estamos cometiendo y permitiendo como hicimos nosotros cuando se perpetró el Holocausto Judío?

Quizá en un futuro ellos sean mejores que nosotros. Quizá en un futuro la vida valga mucho más que los intereses económicos.

 

Alambradas y muros

Por Olga Santiesteban

Varios refugiados haciendo cola dentro de las instalaciones del parque olímpico de Atenas (Yannis Kolesidis/EFE).

Varios refugiados haciendo cola dentro de las instalaciones del parque olímpico de Atenas (Yannis Kolesidis/EFE).

Muchos de nosotros recordaremos sin duda, especialmente los de mi generación, la canción ‘libre’ del desaparecido y recordado cantante Nino Bravo, pero lo que igual no conocemos es su verdadero significado y la historia que hay detrás de ella.

Nos habla de un joven de la antigua Alemania del este, el primero que murió al intentar cruzar el recién construido Muro de la vergüenza, acribillado por los soldados que lo vigilaban, convirtiéndose en todo un símbolo para todos los que buscaban una vida mejor, huyendo de miserias, horror y dictaduras.

Aquellas fotos dieron la vuelta al mundo, exactamente las mismas que ahora vemos con los que buscan esa vida mejor, igual que nuestro joven alemán. Parece que después de los años que han pasado no hemos aprendido nada, seguimos levantando muros y alambradas con actitudes y declaraciones que rozan en muchos casos el odio y la xenofobia, impropias en algunos países (en muchos, no tanto) comprometidos supuestamente con los derechos humanos.

Les invito a todos ellos a repasar la letra de dicha canción; alambradas que son trozos de metal, caminar felices sin cesar detrás de la verdad, para saber lo que es la libertad y quedar tendido en el suelo sonriendo y sin hablar, con flores carmesí que brotan en su pecho sin cesar. La única diferencia que hay es que esa foto cambia del blanco y negro al color.

No se puede perder nunca la solidaridad entre los pueblos porque por muchos muros y alambradas que levantemos seguirán caminando en busca de esa libertad.

 

 

 

Viviríamos en ‘jauja’ si se cumplieran todas las promesas electorales

Por María Olga Santisteban Otegui

Se dice que se puede vivir en «jauja» en un país soberbio e imaginario donde fluye la felicidad, donde todos y cada uno de nosotros viviríamos sin miedo a enfrentarnos a nuestras obligaciones y preocupaciones de cada día. Esto parece ser que sucedería si se cumpliesen todas y cada una de las promesas que escuchamos decir estos días a los políticos, ya sean «viejos» o «nuevos», en esta interminable pelea electoral.

Imagen del debate a cuatro el pasado 7 de diciembre (GTRES).

Tenemos tanto donde escoger como en un mercado del alfombras persa, desde las ya repetidas hasta la saciedad promesas de creación masiva de empleo, de un futuro maravilloso para nuestra juventud, mejor educación y sanidad pública y de calidad, lucha contra las desigualdades y un larguísimo e interminable etcétera.

Sería interesante que ya por ley u otro mecanismo oficial, los partidos políticos se viesen obligados a cumplir mínimamente sus programas electorales, y que los ciudadanos no nos sintiésemos estafados después de éstas o aquellas elecciones. No nos olvidemos también de que tenemos ahí siempre a la vieja Europa vigilante, así que, que nadie se pase de la raya prometiendo,  porque luego hay que rendirle cuentas.

A partir del día 21 de diciembre,  ¿seguirá habiendo el mismo número de parados? ¿Podrán regresar los miles de emigrantes que se fueron en busca de un porvenir que aquí no tenían? ¿Se resolverán acaso todos y cada uno de los grandes retos que han prometido solucionar? En definitiva, ¿viviremos en ese ‘país de jauja’ maravilloso y feliz? ¿O nos daremos de nuevo de bruces con la dura y para algunos triste realidad?

Las ‘huidas’ de Rajoy

Por Ángel Villegas Bravo

No se cansan el presidente del Gobierno, sus ministros, los altos cargos de su partido y la brigadilla mediática afín, de ensalzar la buena marcha de la economía; pero ocurre que los números son los números, y al final dejan con el trasero al aire a todos estos propagandistas de la mentira.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Palacio de la Moncloa (EFE).

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Palacio de la Moncloa (EFE).

Y los números dicen que ahora hay menos personas trabajando en España que cuando Rajoy llegó al Gobierno; dicen que hay menos parados que reciban prestación de desempleo y dicen que este Gobierno se ha ‘fumado’ más de la mitad de la hucha de las pensiones. Dicen, también, que hay menos parados, sí; pero ya se encargan los interesados en ocultar los cientos de miles de inmigrantes que han dejado nuestro país y los muchos miles de españoles que se ha visto obligados a emigrar. Dicen que los comedores sociales no dan abasto, que los sueldos han bajado y que hay millones de ciudadanos que, aún trabajando, son pobres.

Un breve repaso por la legislatura de Mariano Rajoy nos lleva a que las cosas, para el ciudadano de a pie, no solo no han mejorado, sino que han empeorado, que la desigualdad ha aumentado, que seguimos emigrando, que la sanidad pública se sigue privatizando, que la corrupción no se castiga e, incluso, se encubre, que se intenta mediatizar a los jueces y que se promulgan leyes represivas, como la llamada «ley Mordaza».

Por ende, el gestor ‘magnífico’ de este país, se niega a debatir con los demás candidatos. Las huidas del presidente empiezan a ser tan conocidas como las de aquel torero famoso por sus espantadas.

Los residentes en el extranjero queremos votar pero nos lo ponen difícil

Por Sara del Barrio

Como española residente en Ámsterdam (Holanda) no me lo ponen fácil para votar. Votar es un derecho, pero el sistema electoral para emigrantes está lleno de obstáculos que muchas veces impiden que podamos ejercerlo.

Colas en un instituto para votar. (ACN)

Colas en un instituto para votar. (ACN)

Uno de los problemas más habituales es simplemente que las papeletas no llegan a tiempo. A pesar de tener que tramitar una absurda cantidad de papeleo para poder ejercer el voto, ya que, aunque estés registrado en el consulado y en el CERA como residente permanente, debes expresar formalmente tu deseo de votar, el sistema a veces no te lo permite.

Papeletas con retraso, errores en el censo, plazos inalcanzables, desinformación sobre el proceso… Son algunas de las razones por las que la abstención de los expatriados llegó a un 95% en las pasadas elecciones generales.

Los expatriados no paramos de aumentar así que espero que nos tengan en cuenta para las próximas elecciones. Estoy que segura de que muchos como yo queremos votar, pero a veces no nos dejan. Un derecho no se ruega.

La España que decrece

Por Pedro García

A principios del pasado mes de julio conocimos unos datos demográficos preocupantes. En 2013 más de medio millón de personas abandonó España y sólo 300.000 decidieron venir, lo que hizo que a uno de enero de 2014 la población se situara en poco más de 46 millones y medio.

Imagen de una persona en un aeropuerto. (Juanjo Martín / EFE)

Imagen de una persona en un aeropuerto. (Juanjo Martín / EFE)

Por segundo año consecutivo desciende el número de personas que viven en nuestro país. Las cifras son consecuencia de dos tendencias. La primera es que España ha dejado de ser un país de inmigrantes para convertirse en un país de emigrantes. El saldo migratorio es negativo. La situación económica y la mejora de las condiciones de vida en países como Ecuador y Perú han hecho que muchos de los que vinieron hace años se estén marchando.

A eso hay que añadir una baja tasa de fertilidad. No hay suficientes nacimientos para equilibrar las defunciones. Las españolas tienen pocos hijos. En algunos casos por opción personal, pero en muchos otros casos por que el contexto laboral, familiar y social se lo hace muy difícil cuando no imposible.

La Cátedra de Política Familiar ha realizado numerosos estudios en los últimos años en los que se refleja que la mujer española quisiera tener más hijos pero en muchos casos se ve empujada a posponer la decisión o a olvidarse de su propósito.

La España menguante tiene consecuencias económicas y sociales. Los poderes públicos deben remover los numerosos obstáculos para las mujeres que quieren ser madres y no pueden.