Pillada a Marta Peñate y Tony Spina tratando quizá de tener sexo en el baño de ‘Solos’

Los animales llamados rotíferos bdeloideos no tienen sexo. Viven toda su vida sin pillar cacho y aguantan perfectamente. Claro que esos pequeños animales no entran a los realities. Porque hay animalitos que sí que entran y que no aguantan sin fornicar ni unas horas.

Es el caso del italiano Tony Spina y Marta Peñate, que ahora están compartiendo pisito en Solos, ese programa de Mitele plus que parece el anuncio de un piso zulo en Idealista y que consiste en meter gente en un apartamentito construido en un trozo de azotea que sobraba en Mediaset.

El caso es que Marta lleva allí dentro unas semanas, en las que ha convivido con más gente que en un camarote de tercera del Titanic. Pero hace unas horas le metieron a su novio, Tony Spina. Ambos estaban calentorros. En los altos hornos se funde metal y en Marta y Tony se funden los altos hornos.

En cualquier reality el único sitio donde no hay cámaras es el váter, véase el cagadero, por lo que está prohibido que entre más de un concursante, para que dentro no ocurra salseo y nos lo perdamos. Es una norma estricta.

El caso es que Marta y Tony lo hicieron en el pisito de Solos, entraron a la vez y se oían sonidos sospechosos para cualquier mente malpensada. Y claro, el súper les pilló y les mandó salir echando leches. Sólo salió Marta, sonriendo picarona.

Tony, que después de lo que sea que hicieran juntos aún tenía ganas de dejar salir al ratón pardo de la madriguera, le dijo un romántico: «cierra».

Pero llegó la noche y donde no hay baño, hay edredón, así que se metieron debajo de ese elemento de ropa de hogar que tantas vergüenzas ha tapado y se pusieron a trotarse como un gato contra un radiador.

¿Sabéis la expresión de las pelis de policías donde dicen «las manos donde pueda verlas»? Pues ahí no se veían las manos. Se veía a Tony haciendo como… no sé, quizá sólo quería estirarse la espalda.

Mientras, se daban besos que parecían dos vacas limpiando a un ternero. En un momento dado del refrote, Marta le dice: «que se va a notar». ¿QUE SE VA A NOTAR EL QUÉ, MARTA? ¿Que os estaba entrando el sueño?

Y llegó la segunda pillada, porque para que no se oyeran ciertos ruidos rítmicos, se quitaron los micros y la súper intervino de nuevo: «Solamente nos quitamos el micro cuando vayamos a dormir».

Micrus interruptus.

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