Los cuernos de tu novio como liberación o cómo dejarlo sin que sea tu culpa: resumen de ‘La isla de las tentaciones’

Lola y Simone, las manos van al pan. (FOTO: TELECINCO)

A la gente se le va la pinza. Pero no se le va un poco, se le va con maletas y todo. Se le va la pinza que tiene que hacerse una PCR para poder viajar. Y donde más se van las pinzas es en el Debate de las Tentaciones, donde a lo que dice la gente en la isla se suma lo que dice la gente en el plató.

Una de las cosas que pudimos oír fue a Lola hablando de sus pre-cuernos a Diego y las ganas que ella tiene de que Diego le ponga a ella los toriles para no sentirse mal. O sea, los típicos cuernos que te alivian más que un ibuprofeno de medio kilo.

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«Yo venía a ponerle a prueba a él y resulta que la prueba me la estoy haciendo yo a mí misma», dijo Lola, que cuando lleva el coche al taller le cambian la junta de la culata a ella. Si Lola fuera profesora, los alumnos le pondrían exámenes sorpresa.

Ah, no, espera, que ha dijo «la prueba me la estoy haciendo a mí misma». O sea, que Lola va a una colonoscopia y agarra la manguera y le dice al médico «quita, que ya me hago la prueba yo». Hasta laparoscopias se ha hecho Lola en casa un día que se aburría.

El caso es que Lola reveló que Diego le hace más caso a las pelusas de debajo de la cama que a ella y ha llegado Simone, que se le ha pegado que no se sabe dónde acaba Lola y dónde empieza Simone y claro, se ha extasiado.

«¿Qué es lo que más te gusta de mí físicamente?«, le preguntó un día el italiano. «Tu boca», dijo Lola. Unos cojones. Le pones esa boca a un tío gordo de cincuenta años y lo mismo no causa el mismo efecto que en el cuerpo hercúleo de Simone.

«Me dejo llevar con un abrazo y digo ese abrazo no tenía que haberlo hecho, pero luego lo hago otra vez«, dijo Lola. Conozco a gente que le pasa lo mismo con los donuts de chocolate.

«¿Qué dirá Diego? Porque él no creo que esté haciendo esto…», se preguntaba Lola. Pues qué va a decir, que si queréis condones, que él lleva encima y os deja un par a ti y al italiano, no te jode.

«A mí me gustaría que él tuviera una relación con alguien… quiero ver a Diego haciendo esto», aseguraba la muchacha. Ahí hemos llegado. Y es que si estás hasta las narices de tu novio/a y él te pone los cuernos es como un incumplimiento de contrato y claro, eso te exime del cumplimiento de las cláusulas de la parte contratante de la primera parte con la parte contratante de la segunda parte.

«Pienso en la cara de Diego… y de verdad que le quiero, no quiero hacerle daño, pero tampoco me fío del otro«, añadió la zagala, que ve un extraterrestre con un cuchillo en su habitación un día mientras duerme y desconfía menos que con un hombre.

Mientras, a Diego qué iba a hacer él si veía cosas raras. «Depende de lo que vea la actitud te cambia«, dijo él, que deja de amar y la fidelidad en función de lo que pase. Para Diego lo de la acción-reacción es una religión.

«Si veo a mi novia desfasando más de la cuenta a lo mejor es que yo tengo que divertirme más. Si yo veo a mi novia liándose con alguien deja de ser mi novia y yo paso a ser soltero», explicaba. Diego piensa que los divorcios son así, le dices a tu mujer «pues ya no estamos casados» mientras le sacas la lengua y hala, mejor que un convenio de divorcio.

El caso es que Lola habló con Sandra Barneda largo y tendido sobre su relación con Diego. En las colas de la metadona estaban los yonkis y Lola, porque madre de dios qué dependencia.

«Diego se va al gimnasio y yo no tengo con quien quedarme«, decía la mujer. Yo soy la organización de La isla de las tentaciones y le pido a Lola el DNI a ver si es mayor de edad, porque eso de tener que quedarse con alguien para un adulto es raro.

«Yo quería tener un niño, porque total, si hago vida de vieja, pues tengo un niño«, afirmó Lola. A TOMAR POR SACO. Las viejas tienen niños, de ahí el refrán «éramos pocos y parió la abuela». De hecho las viejas bajan a comprar el pan para eso, para darle de comer a sus bebés.

¿Van al bingo las viejas? No, es una excusa para ir a hacerse las ecografías. En realidad, dentro de los bingos hay más carritos de bebé que en la sección infantil de El Corte Inglés.

«Pensé que me conocía y resulta que no», reflexionó Lola. Joder qué susto cada vez que se mira en un espejo.

Lola, confundida.

«Yo me hice el pasaporte para venir aquí, porque no he conocido nada, porque me encierro en una rutina y la acepto porque a Diego le gusta… pero igual no es lo que yo quiero para mí». Esto me da más pena que risa. Chicas y chicos… NO OS DEJÉIS APLATANAR.

«Estoy sintiendo que me tratan bien, que me atienden, que me dan cariño sin pedirlo«, dijo Lola, que está sintiendo que está en un restaurante caro. Hay dos formas de que te traten bien, te atiendan o te den cariño: una, enamorarse, dos, entrar en Louis Vuitton con un fajo de billetes en la mano.

«Yo miro a Diego y veo a un Dios«, aseguró Lola, que le sacrifica corderos a Diego y le pone velas.

Diego nuestro, que estás en el gimnasio
santificado seas tú como hombre
ven a nosotros y te peino
hágase tu voluntad
en casa o en la de mi suegro. 

Y así.

«Simone no es sólo un hombre, es algo que tenía que estar aquí puesto por algo. Es el bofetón que necesitaba», Simone es un bofetón. El apellido de Simone es Zascatti. Voy a probar a ligar así en las discotecas (para el año 2025, que se podrá hacer eso).

– Hola, nena, soy el bofetón que necesitas.

Seguro que ligo mazo. O me llevo más hostias que una catedral en domingo. Una de las dos cosas.

Después de la charla con Sandra llegó Simone. «Cuando te miro y lloras me pongo muy triste», le dijo el italiano, que es muy sensible y nunca ha podido acabar de ver Bambi porque se pone triste.

Y llegó un lío gordo, lo que más teme Lola: que su perro Horus se lo quede Diego.

«Lo del perro, obviamente, está a mi nombre. Ahora se lía con el chaval este… el perro es mío, el perro se queda conmigo, obviamente», dijo Diego, que tiene las escrituras del perro.

«Horus es el sucesor del gilipollas aquel de Rosito«, dijo Kiko Matamoros en el plató. GILIPOLLAS TÚ. Rosito es un mártir, una víctima del amor. ROSITO FOREVER.

«Los perros son personas, yo por mi perro mato», decía una tal Susana, amiga de Lola. Vale… los perros son personas. Ahora coge un bulldog francés y se quita la piel y resulta que es un señor enano de Fuenlabrada que se ha estado haciendo pasar por perro todo este tiempo. Los galsos son personas delgadas y los lebreles afganos son Donald Trump.

«Un animal nunca te traicionará», dijo claro la tal Susana, que nunca ha tenido de mascota a un escorpión africano, que nunca traiciona ni nada. Ah, como es tu mascota lo puedes llevar de paseo entre los cojones que nunca te traicionará.

Y vimos el primer minuto de la hoguera de Diego.

«Hay imágenes de Lola para ti», le dijo Sandra. «Ahora van a traer los técnicos el disco duro de seis toneladas donde hemos metido el resumen», debió añadir la presentadora.

Se veía a Lola hablando con Simone y a Simone pelando la pava con ella. Pero poco más se vio.

TEMA MARINA

«Él es muy quieto, soso, es como un niño pequeño, que se pone celoso de sus fotos, de los comentarios de Instagram. Ella hace lo que quiere con él«, decía Isaac de Jesús, el novio de Marina. Cuando la madre de Jesús tiene dudas sobre su hijo llama a Isaac para que se las aclare.

«Lo único que pasa es que han conectado», dijo en plató la madre de Marina. Sí, se han hecho un conecting people. Isaac se ha conectado a Marina como los móviles se enganchan al cargador. Por la ranura de abajo. Pero eso ya llegará.

«Cuando me acerco ya te crees que te voy a dar un beso o algo«, le dijo Isaac a la muchacha. No, te acercas para verle los poros de cerca.

«Obvio, beso no lo va a haber. No me intimidas porque me mires con esa mirada salvaje, intensa, penetrante«, alegaba Marina. JAJAJAJAJAJAJA

– No me intimidas porque tengas una pistola con un cuchillo oxidado en la punta mojado en curare.

«Dos no se dan un beso si uno no quiere«, alegó Marina. Pero sí, los dos quieren.

«Te puedo asegurar que yo no voy a hacer nada, no lo voy a hacer«, dijo Marina, que como futuróloga tiene poco futuro. Marina en su diario, el 31 de diciembre de 2019 escribió: «2020 va a ser un gran año, voy a aprovechar para viajar y quedar más con la gente».

En medio de la conversación con Isaac a Marina se le cayó parte de la copa entre las tetas. Ese líquido se sublimó. Marina llevaba un calentón que se podría destruir el anillo único en su escote.

«No sé si habrá botella, pero va a haber blanco», dijo Alba Carrillo en el plató, fina ella, que piensa que el refrán que empieza «al pan, pan y al vino…» termina «te arreo con tol pepino».

Seguiremos informando.

 

 

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