Manual de la relación tóxica: mandarle fotos de otra chica a tu novio para ver si pica, o lecciones de ‘La isla de las tentaciones’

Las redes sociales perjudican seriamente tu salud mental, dice el cartel… lo suscribo. (FOTO: GTRES)

¿Sabéis esas fincas que se llaman Villa Dolores, o El Huerto, El Molino, Casa Paco… pues si Lola tuviera una la llamaría Villa Celos. Ayer en la Isla de las tentaciones escuchamos escalofriantes declaraciones de Diego sobre cómo Lola le espiaba y ponía trampas para descubrir si le era infiel. A Lola Telecinco no sé, pero la CIA la ficha fijo después del programa.

En el debate de La isla de las comidas de toto pudimos ver ayer cómo Diego narraba a sus amiguimaromos que Lola le controlaba el móvil y le ponía trampas que lo de que te parta el cuello un cepo intentando coger queso es una caricia al lado de las pérfidas ideas de Lola.

Según Diego, que es su palabra y no le conocemos como para fiarnos, en una ocasión Lola le cogió el móvil, que había dejado en la guantera del coche y se lo miró. Vale, no es que Diego sea un experto en ciberseguridad, porque ni clave, ni patrón ni huella dactilar. El móvil de Diego tiene el mismo nivel de privacidad que cagar en medio de la Puerta del Sol.

«Incluso hablaba a mis amigos haciéndose pasar por mí, para ver si les sacaba información», aseguró Diego. Hay dos cosas que igualan a los amigos de Diego y a los cárteles de la droga: No se fían de nadie y piden pruebas de vida.

En otra ocasión, según Diego, Lola hizo una cuenta falsa de Instagram y comenzó a enviarle mensajes privados a Diego haciéndose pasar por otra para seducirle y ver si le era infiel. «Me mandaba fotos de unas tetas«, dijo el muchacho. El historial de búsqueda del ordenador de Lola no se puede distinguir del de un chaval de 15 años. «Tetas para enviar» o «chica guapa que engañe a mi novio para que me sea infiel y le pueda cortar los cojones con un cutter oxidado» son sus términos de búsqueda más recurrentes.

Yo creo que Diego ya ni siquiera se pela el calabacín viendo porno por si en un momento dado en el vídeo aparece Lola diciendo «LO SABÍA, CABRÓN, LO SABÍA».

Es menos tóxico beberse un cóctel de mercurio con petróleo que esa relación. Si llega un punto en el que tu pareja no se fía nada de ti y no solo eso, si no que te induce a la infidelidad… es que algo no va bien amigas y amigos.

«Yo soy todo sensaciones», le decía Lola al soltero Simone, que es italiano y se hace el sueco mejor que un tipo de Estocolmo. «Yo pienso poco… mente fría no tengo», declaraba Lola, mientras seguramente planeaba cómo atrapar a Simone en un renuncio haciéndose pasar por la madre del italiano o escondiéndole micros en las albóndigas de los espaguetis.

En la última emisión de La isla de te chupo más que un cachorro de labrador, vimos a Marina, esa mujer que ya sabemos que acabó haciendo cositas de papás y mamás con Isaaaaaaaaaaaaaac, diciendo que no, que no iba a caer. «Tenemos ese feeling que se palpa y se ve«, decía Marina. Pero no se palpa de «se percibe», se palpa de «tengo revisión con el tocólogo que antes jugaba al baloncesto y tiene los dedos como la pata de un mastín».

«Pero yo soy fuerte de mente y no voy a caer«, aseguraba. No, caer no cayó. Se tumbó, más bien.

Por otro lado, la próxima emisión viene fuerte: se va a encender por primera vez la luz de la tentación, que ya sabéis que es una alarma que suena que te da migraña para un año y que alerta de que que alguien está «cruzando los límites que ha puesto su pareja«.

Sonó en casa de los chicos, lo que indica que en la casa de las chicas alguna estaba «cruzando los límites que ha puesto su pareja», lo cual es poco definitorio, porque si tu pareja pone los límites en que en tu campo visual entre cualquier cosa que tenga pronombre masculino, la alarma suena más que en el Berlín de 1945.

Los comentarios están cerrados.