Isa Pantoja y su novio Asraf se juegan una enfermedad infecciosa en ‘La casa fuerte’

Isa Pantoja, bebiendo leche cruda de cabra. (FOTO: TELECINCO)

La tumba de Louis Pasteur en el Institut Pasteur de París anoche sufrió una convulsión, un temblor. Era el propio Pasteur revolviéndose en la fosa después de ver a Isa Pantoja y Asraf bebiendo leche cruda de una cabra a la que habían ordeñado con las manos llenas de escupitajos de cuatro personas diferentes. Qué higiénico todo…

Pero ya llegaremos a eso, antes, os cuento lo que ha pasado últimamente en La casa fuerte.

Asraf, Isa, Sandra, Tom, catorce veterinarios, treinta bomberos y ocho brigadas del ejército fueron a mirar por la noche qué hacían las gallinas. Por la noche. «Están dormidas», dijo Asraf, cuyo descubrimiento y afirmación ha ensombrecido al «TIERRA» de Rodrigo de Triana al ver por primera vez las Américas.

Pero las tienen en un gallinero abierto en plena sierra de Madrid en invierno… esas gallinas van a poner cubitos de hielo. De hecho, ha desaparecido ya una gallina. Seguramente se la comieron las demás para entrar en calor.

Si alguna vez en la vida os ha faltado algo, ha sido Cristini la que se lo llevó. Incluso vuestra inocencia, la robó ella.

Cristini es una maestra del robo y el estraperlo. Se dedica a ir donde los acampados a hacer trueques o, directamente, saquearlos con la complicidad de Sandra. Fue a verla una noche en albornoz y salió de allí que llevaba más productos que un camión del Mercadona. Si a Cristini la coge ningún apocalipsis cuando viene de donde los acampados, sobrevive y encima coge peso.

Según se iba Albert la pilló y le hizo un cacheo que te miran menos en una revisión en el ginecólogo. Y claro, le encontró de todo. ¿Qué hizo, denunciarla? No, porque Albert no es gilipollas. La cameló para que le robara de la otra casa una bolsa de patatas. Joder, Albert, corrompe más que el moho en una bolsa de pan bimbo.

El caso es que cumplió y sacó la bolsa de patatas. A Cristini le encargas que te saque las Meninas del Prado y te las saca.

«Albert me echa de menos, me lo demuestra cada día», dijo Cristini. Albert sólo echa de menos los carbohidratos. Si se pudiera follar una biomolécula, Albert fornicaría con los carbohidratos.

El caso es que lo que hacía Cristini por lo bajini lo hicieron los demás a lo zoco árabe. Eso parecía una subasta de ganado. En el parqué de Wall Street hay más calma un día de baja de mercados.

Todo esto desató una oleada de robos que llevó a Tom y Marta a idear una alarma con una lata y una cuerda. Lo que pasa es que la pusieron en el sentido inverso a la apertura de la puerta, así que un gato muerto habría sido mejor alarma que eso.

Y claro, llegó Asraf por la noche, con un cuchillo de trinchar mamuts y se coló, robándoles, no preguntéis por qué, la ‘olla chochete’ y una sartén. No les robó comida porque «pobrecillos». Eso, les roba la dignidad de lavarse tol papo y la forma de preparar la comida, pero él muy ufano se creía la magnanimidad hecha carne.

No sabéis lo orgullosa que estaba Isa Pantoja al verle llegar, le acariciaba la cara mirándole con admiración. Le lleva Asraf un premio Nobel de Física e Isa ni se levanta del sofá, pero le lleva una olla para lavarse el coño y se hincha de orgullo.

JD está más salido que el cabo de Hornos. Tiene los cojones que parecen odres. Estaba Sonia hablando de que le gusta hacer manualidades cuando le dijo: «Como te gusta hacer manualidades, ven a hacerme una manualidad». Fino. Muy fino.

Por si no era suficiente con hacer sufrir a las gallinas, les llevaron cabras para que las ordeñaran. Si DJ ya se había puesto palote con lo de las manualidades, viendo ordeñar yo creo que ya se puso a cuatro patas diciendo beeeeee beeeeeee a ver si le sacaban algo a él.

Asraf se escupió en las manos para hacer el ordeñado. Y luego le escupieron en la mano también Albert y Marta. E Isa, después. En ese balde no había leche, había babas. El ternero de esa cabra antes se deja morir de hambre antes que volver a mamar de esas ubres.

El caso es que Isa y Asraf ganaron, porque con lo de las babas dejaron a la cabra seca como Bob Esponja en el Sáhara.

Y llegó la cerdada. Asraf bebió leche de la jarra directamente, al poco de sacarla de la cabra. Sin hervir siquiera. Que vivan las bacterias, los microorganismos patógenos y la madre que los parió. Padentro. Y luego fue Isa y también, bebió. «Estaba suave y tenía gusto a cabra», dijo. Gusto a enfermedad del siglo XV, a eso sabía esa leche.

Décadas de seguridad alimentaria para esto…

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