Las cosas que descubre Gus: ¿a dónde va la caca de los Supervivientes 2016? ¿De dónde sacan los condones? ¿Y si tienen la regla?

Las lágrimas son agua y van al mar

Las cacas son… bueno, no sé, pero van al mar también.

Sí, es posible que Bécquer esté revolviéndose en su tumba, pero así soy yo, muy de molestar a grandes literatos en su descanso eterno.

Ya sabéis que estoy en Honduras, visitando las instalaciones y localizaciones donde se graba Supervivientes 2016 (bueno, y los anteriores).

Espero que no sea demasiado técnico si digo que esto es la repanocha. El súmmum. El novamás. El aparato reproductor masculino con cebolla.

Pensad en esto: Una gala de Supervivientes. Cinco puntos de directo sujetos a la intemperie, en medio del océano, con sus correspondientes equipos y cámaras, que enlazan por microondas hasta a 40 km de distancia con el continente (con el Hotel Palma Real, par ser exactos, base de operaciones de la productora, Bulldog) de ahí, con dos satélites que están a 35.000 km de altura y de vuelta de ahí a España.

Y todo eso se mezcla con el directo del plató, con vídeos, con movimientos de concursantes, con juegos en directo… Lo que no sé es cómo sale ésto. Es como lanzarte desde un avión a unas montañas llenas de riscos cortantes y caer justo encima de un colchón abandonado (porque no creo que los profesionales con experiencia, entrega y buen hacer tengan nada que ver).

El hotel de operaciones está prácticamente tomado por el equipo del programa, que son unas 130 personas venidas expresamente a Honduras (la mayoría españoles, pero también italianos) además de las 40 personas locales que colaboran. Aquí la única moda es la camiseta con el logo de Supervivientes. Es como cuando se pusieron de moda los abrigos de plumas tipo michellín, que todo el mundo llevaba uno.

Aquí es lo más. Si Supervivientes hubiera existido en La Movida Madrileña, Almodóvar habría llevado una camiseta con el logo de la antorcha y habría molado muy fuerte. Lo mismo si apareces por el buffet a desayunar con una camiseta, qué se yo, de Furor, acabas apedreado en la plaza pública (no, en realidad la gente es maja, lo cual les hace odiosos, porque están morenos, curran bien y son majos. Qué asco de personas, de verdad).

Esto parece una película de la segunda guerra mundial cuando aparece el despacho de mando y todo el mundo va de un lado a otro atareado y concentrado en su misión. Eso sí, la gente lleva pantalones cortos, hay playa y piscinas. Chúpate esa, Soldado Ryan, tío mierda, que te tuvieron que ir a buscar.

A pesar de que este año casi el 70% del equipo es nuevo, todo el mundo sabe qué tiene que hacer. Mira que me jode. La gente diligente deja mal a la gente como yo. Malditas personas profesionales y rigurosas. Cuando se ponga de moda la vagancia y la inutilidad os vais a cagar. Ojo, que las modas son cíclicas.

El día menos pensado se ponen de moda las lorzas por doquier y ser un inútil y me hincho a pillar cacho y a recibir ofertas de empleo. Bueno, la verdad es que eso en ciertos sectores de la política ya está de moda…

Total, que hoy nos han enseñado la parte técnica de Bulldog, la productora del programa: las salas donde se reciben las imágenes (casi 50 horas diarias de grabación que se vuelcan y clasifican meticulosamente, añadiendo a cada clip, a cada minuto, notas sobre el contenido para localizarlas con rapidez), la sala de producción (donde consiguen hasta traerse patas de jamón metidas en  bolsas de raquetas), la sala de maquillaje y vestuario (donde maquillan y vestuarean), el almacén, donde está todo lo que los concursantes pueden necesitar (isotónicos, bebida, utensilios y kits de pesca…) y sobre todo, condones.

Sí, amigos, los condones. Ah, los condones. Hoy me he enterado de que los condones se pueden usar para más cosas además de para hacer fuego. No me han dicho aún para qué, a ver si esta noche sonsaco (o sonmeto) a alguien y me lo explica, porque me miraban y se reían.

Total, que cada concursante tiene derecho a uno. Al igual por ejemplo que las mujeres tienen derecho a támpax si los necesitan, eso sí, uno cada vez y cuando toca, para que no los acumulen y los usen para otros menesteres. Sí, yo también me he preguntado para qué puedes usar un tampón además de para evitar dejar un rastro a tu paso como de haber hecho de extra en una batalla de Juego de Tronos.

Posibilidades.

• Cebo: Su forma idéntica a la de la sardina albina del mar caribe puede hacer picar desde morenas a barracudas pasando por vampiros marinos.
• Desecante. Lo metes en el mar, se pone a chupar, lo seca y puedes ir andando a por los peces. Una versión apócrifa de la Biblia dice que Moisés abrió las aguas con un manojo de támpax.
• Construcción de refugios. Son como pequeños tronquitos. Se pueden hacer cabañitas como del lejano oeste si los entrelazas. Con los aplicadores haces las tejas y te queda eso que ni un chalé en la sierra.

Además, nos han contado cómo es la dura, pero apasionante vida de los equipos de Supervivientes que van a rodar a las localizaciones, ya sean los cayos, Laguna Cacao o Playa Itinerante.

El caso es que van normalmente 2 equipos por localización, cada uno de tres personas: sonidista, cámara y redactor (aunque pueden ir sin el de sonido). Están unas doce horas currando (después libran un día) y tienen que observar medidas tan curiosas como no hablar con los concursantes ni responderles, no mirarles directamente para que no haya contacto, no ponerse gafas de sol de espejo para que los supervivientes no se miren, no fumar antes de ir a grabar ni ponerse colonia para que no lo huelan…

Además es un poco como si estuvieran atracando un banco: los del equipo de grabación no se llaman por su nombre. Para que los concursantes no hablen de ellos o no les fichen y se pongan pesados los del equipo procuran no hablar entre ellos y cuando han de hacerlo es por la función que desempeñan:

– Oye, cámara…

– Dime, redactor.

– Que te quiero, que te voy a hacer el amor en la arena, mientras las olas lamen nuestras pieles tatuadas de caoba por el sol y Víctor Sandoval chilla a Mila Ximénez.

– Hazme tuyo, redactor de mis entretetas.

Además los miembros del equipo deben llevar todo lo necesario para no morir allí, como repelente fuerte (una vez estuvo currando Goku de cámara y le picaban los mosquitos hasta en modo superguerrero) y crema solar con un factor de protección que una vez aplicado pueden sentarse a comer palomitas a quince metros de una prueba nuclear y no se ponen ni morenos.

Los llevan y los traen las 16 lanchas y los 3 helicópteros que tiene la organización. Por cierto, para caguetas como Suso, hay un helicóptero siempre preparado en el helipuerto del hotel (lo he visto) y además tienen permiso concedido para aterrizar en el campo de golf casi al lado del hospital de La Ceiba, para posibles traslados de emergencia. Vamos, que te cortas un dedo en la Gran Vía y lo mismo palmas antes que si te arranca aquí una pierna un tiburón.

Por la tarde hemos ido a Laguna Cacao. Por supuesto, no hemos visto a los concursantes. Por lo que nos cuentan, ya han llegado al punto en el que se olvidan de las cámaras (hasta el punto que lo mismo va una de las chicas y se pone a mear delante del equipo sin pudor) por lo que si se introduce cualquier elemento externo (eso sería yo o mis compis periodistas) ellos se fijan, se salen del reality y se rompería la magia.

Anda que no me han dado a mi esa excusa en discotecas: «no, es que si se introduce algún elemento externo se rompe la magia«. Y hala, a casa solo y con los cantaritos del amor más llenos y problemáticos que un pellejo de vino peleón.

Laguna Cacao acojona. Es muy bonita, pero acojona. Es un manglar, que por si no lo sabéis, es un sitio muy chungo donde no hay tierra firme pero sí hay unos árboles con las raíces metidas en un agua marrón en la que hay caimanes.

Por cierto, Laguna Cacao tiene su leyenda. Dicen los pescadores y barqueros que en esas aguas oscuras como las predicciones de Rappel vive Choco, un cocodrilo de más de tres metros de largo que tiene un solo ojo, pues el otro se lo reventaron de un certero disparo. La verdad, yo me veía ya recorriendo la laguna cabalgando a los lomos de Choco como Atreyu sobre Fuyu, pero en versión gore, pero no le hemos visto.

Lo que sí hay mucho son monos aulladores. Joder. Al principio estaban callados, pero el barquero se ha puesto a chillarles y ellos han respondido berrerando, cabreados, que sólo les ha faltado a los monos bajar con una navaja y montar la Puerto Hurraco en el cayuco.

Sin duda es el peor sitio para estar. No me cabe duda que este año en las pruebas de cambio de localización los concursantes van a mover el culo para pillar la playa buena.

Y ah, os estaréis preguntando lo de la caca… ja ja ja ja. Ah, el cagar… la muerte y la deposición nos une a todos los seres humanos. Bueno, menos a Isabel Preysler, que lleva sin cagar desde los años 90.

Pues veréis. En ambas localizaciones tienen una especie de letrina muy básica para hacer popó y el pipí lo hacen o bien en el mar (oh, señor, gracias por darnos el pis en el mar), detrás de un cocotero o en los pies de un pobre sonidista que se acerque demasiado.

El caso es que a veces, sólo a veces, los concursantes deciden cagar en el mar como el que saca un submarino del astillero. Pero las mareas y las corrientes son muy traicioneras.

Al parecer normalmente esos zurullos carabela se los comen los peces. Pensadlo por un segundo. El ciclo de la vida que Mufasa le explica a Symba es un timo del tocomocho. Éste es verdadero ciclo de la vida: El concursante caga, el pez se come el mojón, el concursante pesca y se come al pez y caga de nuevo incorporando al pez. Esas cacas son como compendios de ADN. Creo que la vida en la tierra se originó así, con las cacas multicicladas de los extraterrestres.

A primera hora de la noche hemos ido a la reunión de producción. Allí los responsables les cuentan a los miembros de este departamento qué se hará o qué hará falta al día siguiente y se reparten tareas. Como este jueves hay gala, además les cuentan un poco cómo irá, qué escaleta hay y qué dificultades pueden surgir.

Mañana hacemos visita a los Cayos, os contaré cómo me va si:

a) No me mata el sol.

b) No me matan los mosquitos.

c) Las dos anteriores son válidas.

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