Se les va la luz en directo en Acorralados y acaban la gala por teléfono

Lo cierto es que el tema de la luz fue lo más emocionante que pasó en una gala que duró cuatro horas y media. Cuatro horas y media de tedio sin parangón. De aburrimiento capaz de matar de apatía a un gato de escayola.

Pero no voy a empezar por el final, ya me conocéis, soy como el tercer cerdito, mi casita de ladrillo de los cimientos al tejado.

La cosa comenzó enterándonos de que Aída se ha operado las tetas. Sí, es de esas cosas que hacen sangrar los oídos. Al parecer, la muchacha se las ha retocado. Probablemente una famosa revista acabe dando buena cuenta del cambio de pechamen.

Poco después pudimos ver la verdadera cara de Blanca. Y si la que hemos visto hasta ahora es bella como el culo de una camella, hablo siempre desde el punto de vista intelecto-espiritual y no de su cara de verdad, que es hermosísima (en términos de belleza de Jackson Pollock), la otra es fea como para asustar a la Parca.

El caso es que pudimos ver cómo ponía verde a Nagore, diciendo que es ella la que más la necesita y no al revés y que siempre está hablándole mal. Ni que decir tiene que fue Regina do Santos, alias, Chaquetera do Acorralados, a la que le contó la historia.

Claro, Nagore vio ese vídeo y se quedó como si se hubiera puesto a hacer pis en cuclillas entre las ortigas. Sí, le sentó como beberse una botella de aceite de ricino caducado.

A Raquel Sánchez Silva, por alguna razón, siempre le ponen vestimentas que incluyan pelo. Es como el Dioni, que no sale de casa sin la rata peluda acostada en la cabeza.

Mari Ángeles llegó al plató entre abrazos y arrumacos de sus familiares.

La mujer apareció con un papel en el que había anotado la letra de una canción que le dedicó a J. J. V. Era con la musiquilla de 25 de diciembre, zum, zum, zum. La letra fue como para tirarse a unas zarzas desnudo para dejar de pensar en ella. Madre del amor hermoso.

J. J. V. tuvo que echar la bronca a Leticia Savater, que intentaba meter baza a cada rato. Pero no en plan Punset, «mira yo sé de ésto», no, en plan mosca cojonera, «mira, esta mierda también me la como».

Perdí la cuenta de las veces que Dioni, Reche y Raúl llamaron bizca a la Leti y la de veces que se rieron de ella por el ojo disperso y por su apetito sexual, que Leti es a los hombres lo que un Critter a un filete.

El expulsado fue Liberto. Si la gala hubiera sido sin sonido no nos habríamos enterado, porque este hombre está hecho como de piedra, es incapaz de gesticular. Que cosa más sosa, por el amor de dios, que lo echas a un caldo y no sabe a nada.

Para mí que los fantasmas de Regina al final sí que se pusieron a enviar SMS con sus móviles fantasmales…

La prueba para ser aspirante a capataz era «un laberinto terrorífico«, según dijo Raquel Sánchez Silva. Sí, de hecho estuvieron probándolo seis marines estadounidenses y han muerto todos.

Se trataba de un laberinto lleno de barro, fango, agua, plumas y cubos de cemento que caían sobre la gente y todo eso techado a unos 4o centímetros con una malla de alambres electrificados. Las concursantes debían recorrerlo de espaldas.

Raquel Sánchez Silva tuvo que hacer una labor entre de ánimo y extorsión para que Blanca participara, porque no quería. Al final se metió en el laberinto, pero como le caía agua en la cara, abandonó entre sollozos y al borde de la crisis de ansiedad. Lo mismo se equivocaron y no estaban echando agua, sino ácido. En la cara de Blanca no se habría notado la diferencia.

Los parientes o amigos de los concursantes acudieron a verles a la casona. No os cuento esa parte porque siempre fue igual: lloros, abrazos y emociones muchas como Mickey cuando descubrió que era bipolar y que Minnie era él mismo.

El caso es que sólo Raquel Bollo y Nagore terminaron el recorrido así que ellas se enfrentaron en la prueba final, que en lugar de generar una capataz en esta ocasión generaba una inmune.

El duelo fue aún más gore que lo del laberinto. La inquisición habría podido coger muchas buenas ideas para sus interrogatorios de las pruebas de Acorralados.

Se trataba de una enorme rueda giratoria a la que habían atado a Nagore y Raquel. La ruleta giraba sumergiendo la cabeza de las muchachas en un enorme balde de agua, del que tenían que coger agua con la boca para escupirla después y llenar unos recipientes. Era una prueba de mucha estrategia e inteligencia…

Ganó Nagore, convirtiéndose en la primera finalista de Supervivientes.

Y adiós la luz. No es una fuerza de hablar. En las instalaciones de Asturias se quedaron sin electricidad y por lo tanto sin iluminación y sin cámaras. Después de alargar la gala hasta la náusea por si volvía la luz, al final tuvieron que llamar a Raquel Sánchez Silva para que los concursantes nominaran por teléfono.

Como nominada por el grupo salió Raquel y Nagore, como inmune nominó a Regina.

¡¡Y SE ACABA LA CONVIVENCIA EN LA CASONA!! Mañana mismo las cuatro concursantes se van para Madrid y el jueves la final será con ellas ya en el plató.

Así están las cosas.

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