En efecto, querido Watson: Cosas de casa fue esa sitcom que ahora huele un poquito a rancio, pero que en su día fue un boom absoluto y se mantuvo nueve añazos en antena. Llegó a nuestras vidas en 1989 y en ella vimos crecer a muchos de sus personajes (y desaparecer a otros pocos).
Con la tónica tradicional de las comedias de la época (es decir, el núcleo familiar) las historias de los Winslow fueron girando cada vez más en torno al eje principal en el que llegó a convertirse el personaje de Urkel (que ya os conté el otro día que ahora se dedica a vender su propia especie de marihuana -con la cara de Urkel-). Nos tragamos la comedia, episodio tras episodio, hasta que el mundo se cansó de los pantalones más altos y la voz más chillona de la televisión, y la serie se despidió en 1998.
Lo que pocas personas saben o recuerdan es que Cosas de casa fue un spin-off de otro éxito de la época: Primos lejanos. Y fue, precisamente, a través del personaje de Harriette Winslow de quien se extrajo la nueva serie, ya que ella trabajaba como ascensorista en la serie del primo Balky y del primo Larry.