Una sociedad libre de fundamentalismo

Por María Reglero

Las violencias machistas son una de las violaciones de derechos humanos más prevalentes y extendidas en el mundo entero. A estas violencias, que afectan principalmente a mujeres y niñas, también se les denomina violencia de género e incluyen diferentes manifestaciones como son violencia física, psicológica, y sexual. Se producen en el contexto de la familia, en nuestras comunidades y espacios públicos, y son en ocasiones perpetradas o toleradas por los Estados, tanto en tiempos de paz como en tiempos de crisis. Las violencias están arraigadas en un conjunto de normas sociales e imaginarios nocivos en un mundo donde la desigualdad de género es estructural, si bien las desigualdades se manifiestan de forma diversa en diferentes contextos.

@Flickr

Estas violaciones de derechos humanos que sufrimos las mujeres y las niñas por el mero hecho de serlo están reconocidas por las Naciones Unidas, la Unión Europea, y por diversos instrumentos internacionales específicos sobre la problemática, además de otros como la CEDAW, la Plataforma de Beijín, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Es decir, nombrar la realidad de una violencia dirigida a las mujeres por el hecho de serlo es algo consensuado a nivel internacional por países con muy diversas culturas y tradiciones democráticas. Y como dice la filósofa Celia Amorós ´conceptualizar es politizar´, quizá por eso hay tanto énfasis por parte de la ultra derecha en nuestro país a través de su propaganda en negar la existencia de la violencia de género, para despolitizarla.

Que el ayuntamiento y la comunidad de Madrid no vayan a realizar una declaración conjunta para condenar las violencias machistas y expresar su compromiso para prevenirlas y erradicarlas debido a la postura de ciertos partidos me produce tristeza y mucha rabia. Si bien las palabras son la parte fácil de la política pública, la unidad frente a esta violación de derechos humanos es fundamental para mostrar tolerancia cero como sociedad. Está claro que la vida de las mujeres no les importa y al no posicionarse contra las violencias machistas están reproduciendo los imaginarios y las normas sociales que las normalizan. Es decir, son parte del problema y están faltando el respeto a todas las mujeres, a las supervivientes de violencia y a las personas allegadas de las víctimas de feminicidios. Los y las dirigentes tienen que dejar claro su compromiso con una política de tolerancia cero y tienen la debida diligencia de desarrollar e implementar leyes y políticas públicas para prevenir y responder a las violencias.

Un partido que intenta ridiculizar a activistas feministas que hacen incidencia política para que todas vivamos una vida libre de violencias llamándoles ´feminazis´, y que acusa al movimiento feminista de intentar imponer una ´ideología de género´ por defender la libertad, está ahora acampando en nuestras instituciones, ganando en influencia para difundir su narrativa anti-derechos sexuales y reproductivos, anti-feminismo, anti-movilidad humana. Como si no tuviéramos poco con los fracasos de nuestro sistema político y judicial en el abordaje de la problemática de las violencias machistas, ahora desde las propias instituciones permean con fuerza discursos sobre denuncias falsas, o que la ley 1/2004 discrimina a los hombres.

Pero activistas feministas y mujeres del mundo entero continuamos movilizándonos para que las mujeres y las niñas vivamos una vida libre de violencias, en un contexto donde seguimos constatando la creciente tendencia de ataques a defensoras de derechos humanos, de los territorios y del medioambiente, un contexto de cierre de espacios de la sociedad civil y de captura del Estado por parte de elites que a menudo promocionan como la pólvora una narrativa anti-derechos como está sucediendo en nuestro país. ¡Todas a la calle!

María Reglero es responsable de Justicia de Género de Oxfam Intermón

Los comentarios están cerrados.