No todo es buscar empleo en una empresa de otros. También es posible formar la propia. Una opción es formar una cooperativa con familiares o amigos (según la Ley española, con sólo tres personas es posible hacerlo).

Yo trabajo, entre otras cosas, en un lugar donde ayudan a la gente a crear su cooperativa. Se llama COCETA (Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado) y está formada por organizaciones ubicadas en cada Comunidad Autónoma española.

Allí hay asesores que ayudan, no sólo en los tramiteríos con la Administración, sino también para saber, por ejemplo, si la idea de lo que se va a hacer puede traer sus frutos, y cómo conseguirlo.

Según los estudios, estos emprendimientos en grupo tienen más posibilidad de sobrevivir que el resto. Hay cooperativas para todo y de todos los tamaños; de artesanía, de cocina, de ropa, de pintores, de constructores, de abogados, de periodistas… la lista es larga y, para muchos, es una opción.

Los colectivos inmigrantes, aquí en España y en otros tantos lugares del mundo, han tirado de cooperativas para salir adelante. En España, el 10% de las cooperativas que se crean están hechas por inmigrantes. Puede ayudar a nivel de papeles. Para los que tienen el primer permiso de trabajo por cuenta ajena y quieren cambiar de trabajo para hacer una actividad propia, el tema de la cooperativa es una solución rápida. “Si se juntan tres personas pueden elegir seguir teniendo el permiso de cuenta ajena, pero hecho por la cooperativa”, explica Jose Fernando, de la cooperativa madrileña Transformando (que también tiene asesoría y programas para crear empresas). “No pueden hacerse autónomos. En cambio sí pueden formar una cooperativa”. El Estado, por su parte, brinda subsidios y ayudas por iniciar la actividad.