A estas alturas de 2007, la gran mayoría de revistas y medios musicales ya preparan, o han publicado, sus listas con los mejores discos del año. Existen pocas cosas más sesgadas, parciales y relativas que las listas, así que yo no haré una. Me voy a limitar a citar, en varias entradas, algunos de los discos que más me han hecho vibrar de entre los publicados a lo largo de estos últimos doce meses.

El cinco de marzo de 2007 veía la luz el que probablemente era el segundo álbum más esperado de los últimos años. En Neon Bible, los canadienses Arcade Fire (recomiendo un paseo por su preciosa web) volvían a dar en la diana con un disco casi tan redondo como su predecesor, el colosal Funeral. Dramatismo enigmático, energía a raudales (aunque algo más pausada que en su debut) y un punto más de madurez que le ha llevado a ser una de las formaciones más destacadas y con más personalidad del panorama indie internacional de lo que llevamos de década. Para quien aún no les conozca, ahí va el épico y genial No cars go.

También en el capítulo de las reválidas, dos gratas sorpresas. La primera, la de los barbilampiños Arctic Monkeys. Su debut, precedido por un revuelo mediático nunca antes visto (fruto de haber movido su música por Internet), se convirtió en el disco más vendido durante la primera semana en toda la historia del Reino Unido, superando a Oasis. A mí nunca me parecieron para tanto, pero es de justicia reconocer lo que son: una banda con descaro, pegada y un puñado de grandes canciones. Y Favourite Worst Nightmare da buena cuenta de ello. Su vídeoclip del inicial y certero Brainstorm no es un alarde de creatividad, pero tiene cierta gracia. Esas chicas bailando lo inbailable, en una especie de baile de San Vito, y esas luces estridentes contrastan con el trallazo nervioso que desgranan los de Sheffield.

La segunda de las reválidas y más discos, en un próximo post. De todas formas, lo que más me intesa y enriquece es saber cuáles han sido los discos que más os han gustado a vosotros. Soy todo ojos.