De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

Archivo de agosto, 2012

Diez libros para el ministro de (in)cultura

Muchos ministros españoles bien podrían ser conocidos como desministros. El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas suspende a todos y cada uno de ellos de manera contundente. Pero José Ignacio Wert, ministro de Cultura, Educación y Deporte, se supera cada día con su (des) gestión. Podría ser el ministro de Casi Cultura. O el ministro de Propaganda Neoliberal. O el Ministro Familia. O el (sub) ministro de la Decadencia de Hoollywood. O simplemente Ministro de Incultura. No es de extrañar que la ciudadanía valore con 2,49 puntos sobre diez su gestión. Has leído bien: 2,49 puntos sobre diez.

Su medieval Ley Sinde-Wert demuestra que no ha entendido absolutamente nada de la era digital. Hasta los empresarios de Internet denunciaron su radical ceguera. Su giro fundamentalista en la asignatura de Educación por la Ciudadanía deja bien clara la huella de su partido (Partido Popular, para despistados): la asignatura dejará de hablar de parejas homosexuales y de sus derechos para hablar de propiedad privada, familia y nacionalismos excluyentes.

Pero la esperanza es lo último que se pierde. Aunque Mr.Wert ha protagonizado hashtags de Twitter tan calamitosos para la marca España como #Wergüenza o #Wertnodoyuna, pienso que unas cuantas lecturas podrían abrir la mollera del susudicho (des)ministro o SubMinistro de la Casi Nada (nada dentro, nada fuera). He preparado una básica listita de libros que el señor (des) ministro de incultura podría leer en lo que queda de verano, si no es mucho pedir. En la mayoría de los casos, tendrá que bajarse cada libro de Internet de forma gratuita. Y totalmente legal, señor Wert. Aunque lo mismo, a su gestión como  Tal Vez Ministro le queda muy poquito y el señor Ministro de sus Amiguetes acabe pronto como consejero de alguna empresa nacional que no tribute en España, como es lógico. Pues eso: diez libros para el ministro de (in) cultura. Basta entrar en cada enlace (justo en esos links que su ley pretende criminalizar) para bajarse el libro.

1) The Wealth of Networks (Yochai Benkler). Un bello repaso a la era de las redes, la cultura colaborarativa (peering), la economía Peer-to-peer (P2P). La riqueza de las naciones de Adam Smith ya no sirve ni para encender una hoguera, señor Wert.

2) Por una cultura libre, (Lawrence Lessig). Algo así como la Biblia para entender los nuevos paradigmas de la creación y de la circulación de la cultura.

3) El código 2.0 (Lawrence Lessig). Fundamental para entender la era de la colaboración y aquella ya vieja idea de lo 2.0 que usted,  Super Ministro del Deporte que Compite, desprecia.

4) T.A.Z, Zona Autónoma Temporal (Hakim Bey). Una obra maestra que anticipó muchas de las cosas que están ocurriendo en este nuevo milenio.

5) Micromegas (Voltaire). Un clasicón de aquella Ilustración que desenbocó en aquella guillotina que le faltó a España (uy, si lo de la guillotina no lo dijo un perroflauta y sí un miembro de la Real Academia de la Lengua).

6) Q (Luther Blisset- Wu Ming). Espectacular western teológico que explica por qué una nueva tecnología (la imprenta) hizo perder muchos privilegios a la iglesia. La historia recreada tiene casi cinco siglos, pero Señor No Doy Una, sin duda que se sentirá identificado (con el lado del mal, lógico)

7) La ética hacker y el espíritu de la información (Peka Himanen, con epílogo de Manuel Castells). Un bonito texto sobre la ética de lo compartido, de lo abierto y lo colaborativo.

8) Ulises (James Joyce). Como sabemos que eres clasicote, aquí una pequeña concesión. Te recomendamos este tocho llamado Ulises que este año dejó de tener copyright y pasó a dominio público.

9) Inteligencia colectiva. Por una antropología del ciberespacio. (Pierre Levy). Leyendo este ya clásico libro entenderás (ójala) por que la Enciclopedia Británica perdió la carrera contra la Wikipedia. O por qué tu visión elitista de la educación está condenada a fracasar en la era del aprendizaje distribuido y abierto.

10) La rebelión de las masas (José y Ortega y Gasset). Oh, sorpresa, Ministro del Medalloro Olímpico: Ortega y Gasset no era tan conservador como el nacional-catolicismo creía. Esa apropiación ideológica conservadora de la obra de Ortega hace aguas. Aquí una joyita: «La polis no es, primordialmente, un conjunto de casas habitables, sino un lugar de ayuntamiento civil, un espacio acotado para funciones públicas. La urbe no está hecha, como la cabaña o el domus, para cobijarse de la intemperie y engendrar, que son menesteres privados y familiares, sino para discutir sobre la cosa pública. Nótese que esto significa nada menos que la invención de una nueva clase de espacio». Coño, otro perroflauta con apego a las plazas.

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

140 caracteres para Ulises

 

Este texto es un extracto de mi libro #24H,  que tiene forma de blog y está licenciado con Creative Commons. Ya está disponible a 1,99 euros en formato PDF interactivo, Epub, mobi (para Kindle) y en papel. En Amazon también está a la venta. La copia está liberada. Existe una sala de remezclas. Cualquier puede enriquecer (con links, textos, vídeos) #24H o este fragmento.  

Tras abandonar Troya, Ulises comenzó su viaje de regreso a Itaca. En el país de los Cíclopes, Polifemo se comió a algunos de sus compañeros. En el país de los Cimerios consiguió hablar con los muertos, con su madre Anticlea o con el mismísimo Aquiles. Antes de llegar a su añorada Itaca, el hogar que había dejado hacía veinte años, Ulises tuvo que sortear el peligroso estrecho entre Escila y Caribdis. Cuando por fin regresa a Itaca, descubre que su palacio está en ruinas, invadido por un grupo de latin lovers que quieren cepillarse a su esposa Penélope mientras desvalijan los víveres y los cuadros. Ulises se da cuenta – después de muerto – que lo mejor de su viaje a Itaca no había sido su destino, sino el mismo viaje, el transcurso, el recorrido.

Ulises, el 16 de junio de 1904, emprende otro viaje. James Joyce barrunta ideas y crea una novela pretenciosa que quiere reflejar una época. El viaje ya no dura veinta años, y sí veinticuatro horas. El trayecto ya no es el mundo, sino Dublín, una sola ciudad. El pequeño burgués Leopold Bloom podría ser el Ulises de Homero, claro. Quizá Ulises cambie de máscaras. Tal vez sea el escritorcillo Stephen Dedalus o el ambicioso Buck Mulligan. Da igual, al final del viaje, de la ciudad, descubre que lo más interesante no era el destino, sino el trayecto. Descubre que la historia es una pesadilla de la que intentamos despertar.

El 16 de mayo de 2011, Ulises pasea por este blog, por este laberinto de citas, máscaras, hashtags y espejos. Alguien, hace unos comentarios, le ataca: «Ulises, pelotudo, estás igual de perdido que hace dos mil años, hijo de las mil putas». Sigue caminando, viajando, cada vez más extraviado. Otro comentario despedaza incluso al propio James Joyce: «Tu maldito monólogo interior, ese bosque-adorno que los críticos han endiosado durante un siglo, es una bazofia, un torpe mecanismo del pasado. El 16 de mayo de 2011, el monólogo interior es exterior. Se llama Twitter. Ulises no entiende que ya no es una versión Alfa, exacta en su forma y límite, sino una eterna versión Beta, en pruebas, manoseada colectivamente, casi-perfecta en su búsqueda.

Quizá por Ulises eso acaba claudicando cuando alguien le encierra en 140 caracteres: «Ulises, según la Frikipedia, es el pseudónimo de Eric Clapton, dios del Pentagrama. Su máxima era: para qué viajar si puedo quedarme en el sofá». James Joyce, que vislumbró la época de la inmediatez, tampoco sobrevive tras los barrotes del hashtag #elautorhamuerto . «El escritor maldito se ha extinguido, #elautorhamuerto, nosotros te escribimos».

Ulises, Joyce, como Dios, están muertos porque no entendieron que un dia tiene 50.900 horas de You Tube. Que una hora es un flujo tranversal, desordenado, rizomático y personal donde caben los veinte años de Ulises y las 24 horas de Leopold Bloom. El universo entero, con la url repeinada, cabe en un tuit. Pero están muertos, sobre todo, porque no entendieron la inteligencia de la multitud. Porque no comprendieron que los relatos colectivos que escuchaba Homero para escribir La Odisea están de vuelta. «Nosotras parimos, nosotras te escribimos», dice alguien en la calle «#elautorhamuerto». Para qué volver a Itaca, dice otro, si en el mundo posideológico, como preconizaba el entrañable techno-pirata Hakim Bey, «algunos viajan en Internet sin salir del cuarto».

Pero no te desesperes, Ulises-James, quizá estés vivo en el libro Yellow Chair que los vecinos de Anab Jain, una india residente en Londres, escribieron gracias a un experimento genial. Cuando Anab supo que alguien usaba su señal Wireless se dio cuenta que no conocía a sus vecinos. No conocía a casi nadie en el Planeta Que Había Substituido las Plazas por Shopping. Por eso colocó un puesto de acceso a Internet gratuito en la puerta de su casa. Un ordenador, una cámara. Barra libre de bits. Su Yellow Chair rompió con el aislamiento crónico de los vecinos. Disparó el sentido comunitario del barrio. Hizo posible la construcción colectiva de una historia. Por eso, no temas, James-Ulises, si un lector de este blog que no soporta el tostón de libro que dejaste a la historia te vuelve a aniquilar. Seguirás, de alguna manera, vivo en el río común de las historias. Cuidado, te atacan.

No pierdas la calma. Relájate. «Querido Joyce, eres un pedante. El autor ha muerto. Ciao, escritor de salón. Las historias son colectivas. Nosotros te escribimos. Hace exactamente tres minutos que he metido las mil páginas de tu librejo en la licuadora. He puesto un poquito de sal, un quilo de tomates, un cd (el plástico) de Metálica, cebollas, un dvd con porno casero, un diente de ajo, una cinta de Los Chunguitos, pimientos, El manifiesto comunista de Marx, un pepino, aceite, vinagre, El manifiesto cyborg de Donna Haraway, pan rallado, una peli (pirata y chunga) de Chuck Norris, un poquito de hielo… Y el libro ha desaparecido!!! Tranquilo Ulises, estás vivo dentro del nuevo super refrescante Gazpacho Cósmico Irregular».

Hacia la ciudad del aprendizaje

Nós.vc – Encontros Inspiradores from Nós.vc on Vimeo.

Crea un evento en la red. Puede ser una conferencia. O un debate. O una clase. Ahora, escoge un lugar. Una ciudad, un barrio, una sala. Pide un número mínimo de participantes. Puedes elegir si es un evento gratuito o si requiere un pago. Después, muévelo en las redes. Y espera. Así de sencilla es la filosofía de la plataforma brasileña Nos.vc.

Nos.vc, algo así como «nós e vocè» (nosotros y tú), quiere incentivar el intercambio de conocimientos en cualquier espacio. Quiere romper los muros de las universidades. Y transformar la urbe en la ciudad del aprendizaje de la que habla el urbanista y pensador Doménico di Siena. Cualquier rincón puede ser una clase. Cualquier parque, cualquier plaza, un espacio de enseñanza e intercambio. Todas las personas pueden aprender de todas. La jerarquía profesor-alumno ya no es tan rígida. La enseñanza es más bidireccional.  Y Nos.vc lo tiene muy claro: «el aprendizaje no debe restringirse a las fases de la vida, instituciones o algunos maestros. Cualquier momento es bueno, todo el mundo puede enseñar y aprender».

¿Y en qué consiste exactamente el concepto de ciudad del aprendizaje’ Para empezar tiene un claro antagonismo frente a las ciudades creativas preconizadas por el neoliberal Richard Florida, basadas en un modelo de consumo cultural. La ciudad del aprendizaje, según Doménico di Siena, consiste en «pasar de modelos basados en la creación de productos y servicios eficientes que nos obligan a un movimiento constante (y al consumo), a modelos basados en la gestión de la información y producción del conocimiento (autorganización)». La iniciativa de Doménico Think Commons, que une virtualmente a diferentes personas que luego se encuentran en la ciudad, es buen ejemplo de ello.

La Universidad Indignada del movimiento español 15M, que quiere convertir las plazas y parques en una universidad abierta, camina en esta dirección. Salvando las distancias, el proyecto Break Out de Barcelona, también. Su eslogan, «Escápate de la oficina», invita a usar el espacio público como oficina. Una ciudad llena de oficinas itinerantes, de personas trabajando en la proximidad, sería una ciudad del aprendizaje. El plug in Meet Up Everywhere, que permite el encuentro en el entorno urbano de comunidades virtuales alrededor de contenidos temáticos, es otra cara de la ciudad del aprendizaje.

¿Tiene sentido limitar una clase en un espacio físico cerrado en la era de las redes?  La Universidad de Harvard tiene claro que no: a partir de ahora colgará en Internet la mayoría de sus cursos. El mismísimo Massachusetts Institute of Technology (MIT) ha decidido colgar sus cursos completos en la red para que cualquier persona pueda seguirlos. El Hacking Academy Studio, puesto en marcha por algunos miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, va en esta dirección. Aunque quizá el ejemplo más radical de enseñanza autogestionada sea el de la P2P University.

Mientras gobiernos suben las tasas universitarias hacia un modelo de formación elitista, la sociedad reinventa la educación desde la horizontalidad y lo compartido.

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa