Nueve lugares del mundo en los que refugiarse de la próxima pandemia

Por Alfredo González-Ruibal y Mar Gulis (CSIC)*

¿Y si la siguiente pandemia nos pilla en un lugar poco accesible? En una ubicación así sería más fácil controlar la propagación de la infección. Bastaría con regular la entrada de personas para evitar la llegada del nuevo virus o bacteria y, mientras tuviéramos al agente infeccioso a raya, no sería necesario encerrarse en casa.

Precisamente para evadirnos del confinamiento de estos días, hemos confeccionado una lista de nueve posibles lugares del mundo en los que aislarse durante la próxima epidemia mundial. Sigue siendo esencial respetar la cuarentena, así que de momento nuestra escapada tendrá que ser virtual e imaginaria.

Debre Damo

Fabian Lambeck, CC-BY-SA-4.0 (imagen principial); y Achilli Family, CC-BY-2.0 (imagen inferior)

1. Monasterio de Debre Damo (Etiopía)

Este edificio, la primera iglesia construida en Etiopía, se yergue desde hace más de 1.500 años en lo alto de una montaña de 2.200 metros con forma de meseta. Solo hay una forma de llegar hasta aquí: trepando por una cuerda de unos 30 metros de altura, y luego subiendo un empinado tramo de escaleras.

Mahber Selassie

Vista desde el monasterio de Mahber Selassie. / A.G.R.

2. Monasterio de Mahber Selassie (Etiopía)

Este cenobio del siglo XIV se encuentra en la cumbre de una montaña a 1.500 metros de altura y a 35 kilómetros de la carretera más cercana. Llegar no sería tan complicado si no fuera obligatorio subir sin calzado, sin agua, sin comida y con la cabeza descubierta soportando temperaturas que suelen estar por encima de los 30 grados. Una forma ideal de desanimar a los curiosos.

Al Haraz

Yeowatzup, CC-BY-SA-2.0

3. Al Haraz (Yemen)

Cruzando el Mar Rojo, en las rocosas montañas de Yemen, abundan las ciudades fortificadas. Una de ellas es Al Haraz, edificada en el siglo XII sobre un precipicio. Sus casas en forma de torre parecen una continuación de las paredes del acantilado. Pese a su belleza, no hay que olvidar que el país enfrenta desde 2015 una amenaza más temible que el coronavirus: una guerra que hasta el momento se ha cobrado la vida de más de 230.000 personas, la mayoría civiles.

Amadiya

4. Amadiya (Kurdistán iraquí)

Más al norte, en el Kurdistán iraquí, casi en la frontera con Turquía, se encuentra Amadiya. Esta ciudad, fundada en el siglo XII, solo tiene un acceso. En su interior vive una comunidad multicultural de cerca de 6.000 personas compuesta por musulmanes, judíos y cristianos asirios. Aislamiento, pero con diversidad. ¿Qué más se puede pedir?

Ananuri

5. Fortaleza de Ananuri (Georgia)

Todavía más al norte, en plena carretera militar georgiana y junto al río Aragvi, se levanta este complejo, que alberga un castillo y un monasterio en su interior. Escenario de numerosas batallas en el pasado, hoy parece el lugar ideal para retirarse una temporada.

Pilar de Katskhi

ლევან ნიორაძე, CC-BY-SA-2.0

6. Pilar de Katskhi (Armenia)

El Cáucaso, de hecho, es un refugio estupendo. Hay un montón de sitios para aislarse. Si Ananuri no nos parece suficientemente seguro, siempre podemos subirnos al pilar de Katskhi en Armenia y guarecernos en las ruinas de una ermita del siglo X. Dispondremos de 150 metros cuadrados; más espacio que en la mayoría de nuestras casas.

Monte Popa

7. Monasterio de Taung Kalat (Myanmar)

Vámonos al oriente de Asia. En Myanmar podemos cobijarnos en este templo budista situado en la cima de un promontorio próximo al monte Popa, un volcán ya extinto de 1.500 metros de altura. Eso sí, nos tocará subir 777 escalones.

Taktshang

Douglas J. McLaughlin, CC-BY-SA-3.0

8. Monasterio de Taktshang (Bután)

Hay sitios más extremos, claro. En el autoproclamado país más feliz del mundo, Bután, tenemos este monasterio budista que cuelga a 700 metros sobre el fondo de un valle. Compuesto por siete templos, su nombre significa ‘nido del tigre’.

Fanjin

Mande5255881, CC-BY-SA-3.0

9. Fanjingshan (China)

Y, si no os convence ninguno de los lugares anteriores, siempre podemos subir al monte Fanjing, en el suroeste de China. En este lugar sagrado para el budismo hay una solitaria columna de roca conocida como ‘Pico dorado de la nube roja’. En su cima, separados por una estrecha garganta atravesada por un puente, se levantan el templo del Buda y el templo de Maitreya. Para llegar no hay más que subir 8.888 escalones.

 

* Alfredo González-Ruibal es investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Patrimonio.

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