Vídeo: ¿Qué tiene que ver Borges con las neurociencias?

Por Mar Gulis (CSIC)

“Mientras Borges escribía la fantástica historia de Funes el memorioso, un neurólogo ruso llamado Alexander Luria estudiaba un caso real muy parecido”. Así se presenta la primera cápsula audiovisual de ‘Realidad conexa’, una serie que nos invita a descubrir las relaciones entre ciencia, arte y literatura y a reflexionar sobre las diferentes formas de llegar al conocimiento. Sus guionistas son Gustavo Ariel Schwartz, físico del CSIC y colaborador de este blog, y Ana Montserrat, ex directora del programa de televisión Tres14. El vínculo de la matemática fractal con la literatura, de la teoría de la relatividad con el cubismo o de la pintura con el funcionamiento del cerebro son otras de las conexiones que podrás descubrir en los ochos vídeos de la serie.

 

1 comentario

  1. Dice ser instantes en claustro alados

    Al borde de la arista, en el alero de un tejado, mientras hace eco la brisa que frota el pasamanos, allí descansan las voces que tuvieron su entonces a la puerta, dormitando. Una hoja que caía, prendida en el hola a su árbol, mecida en zigzag mientras el saludo presentaban ambos y al avance de las sentrencias se iba apagando en su vaivén, el cronos desgajando. Somos brisa de la brisa, hoja que cae sin haberse separado del todo; ambivalencias, terquedad por sentirnos náufragos en la fresca brisa de otoño, mientras arde radiando soles entre palabra y palabra, entre bocanada de latidos entregados a los cuencos sin fondo ni retorno del pasado, allí donde la hoja era hierba en su semilla aún atada, sin moverse del mismo espacio, recordando siempre antiguas y nuevas brisas, recordando, que no es presente aún siendo presente contínuo la vida. Hacia atrás, hacia adelante, pasan las manos por el pasamanos. Se cierra la puerta, las heridas si brotan son de zarzas adormecidas sin ardor de luz paloma; otras como rosas en su aroma llegan, dolor bendecido al paso de los pasos entregados al tiempo que llamamos para atraparlo sin evitar qeu se nos escapen su segundos que son instantes irrepetibles por entre los dedos de nuestas aladas preanfibias manos. Suena la campana y el timbre de la puerta. Eco en la teja que titila en vapor de pulmonácea quimera su sombra en retorno hacia luz de estrellas.

    11 octubre 2016 | 00:56

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