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Voluntariado para empoderar a mujeres en Varanasi, una de las siete ciudades sagradas del hinduismo

Almudena Fuente, responsable de comunicación de Viajes Solidarios Tumaini, una ONG dedicada al turismo solidario y sostenible.

Varanasi es uno de los lugares más especiales que hemos visitado nunca. Es una de las siete ciudades sagradas del hinduismo y el Ganjes es el protagonista de muchas tradiciones que se desarrollan en su día a día. Desde primera hora de la mañana, muchas personas se bañan, rezan, se purifican y realizan ofrendas a este impresionante río.

Hace unas semanas, viajé a Varanasi para conocer y evaluar pequeñas ONG locales con las que Tumaini podría colaborar en un futuro. Se trata de visitar los proyectos, hacer voluntariado en ellos y hablar con los coordinadores, trabajadores y beneficiarios para asegurarnos de que cumple con los requisitos necesarios para que personas voluntarias puedan visitarlos. Además, también comprobamos que el trabajo voluntario de las personas que viajan va a tener impacto social real. El equipo de Tumaini ya ha viajado a numerosas ciudades de ocho países diferentes para evaluar proyectos, pero Varanasi era una asignatura pendiente.

En mi viaje, conocí la escuela y taller de comercio justo con el que ya hemos empezado a colaborar.

La pequeña ONG se sitúa a las afueras de esta ciudad, en uno de sus barrios más empobrecidos. Su objetivo es mejorar la vida de mujeres en riesgo de exclusión. Se enfrentan a problemas como: violencia de género, alcoholismo o adicción al juego por parte de sus maridos, falta de educación, ya que no fueron a la escuela por el mero hecho de ser mujeres… y falta total de libertad. Más del 90% de las beneficiarias del proyecto nunca han visitado el centro de Varanasi (a 4 km). No se les permite ir a ningún sitio si no van acompañadas de sus maridos o familiares. La mayoría, además, pertenecen a castas bajas y sufren discriminación por ello.

El proyecto es muy pequeño, pero ha logrado que las mujeres que trabajan en el taller de costura sean independientes económicamente y puedan tomar sus propias decisiones. Además, sus hijos más pequeños asisten a la escuelita preescolar que está en el mismo centro donde ellas trabajan. De esta forma, pueden seguir trabajando, ya que saben que sus hijos están en un lugar seguro.

Mi primer contacto con el proyecto fue la visita a la tienda, que está parte antigua de la ciudad. Allí Mani, uno de los fundadores, me explicó cómo trabajan, los logros de su iniciativa y sus planes de futuro. En estos años, han conseguido que 18 mujeres trabajen en condiciones dignas cosiendo para la tienda, que sus hijos más pequeños acudan a la escuelita y que los niños y niñas que han cumplido 6 años vayan al colegio gracias al apoyo económico del proyecto. Le encantó la idea de recibir voluntarios y voluntarias para colaborar en sus actividades diarias y hacer posible que el proyecto crezca.

En un futuro, les gustaría ampliar el número de mujeres que trabajan en el taller y el número de niños y niñas que acuden a la escuelita. Para ello, sería necesario contratar a otra maestra para dividir a los niños y niñas por edades. De esta forma, se podrían hacer actividades más adecuadas para cada grupo.

Cuando visité el centro, pude hablar mucho con Ritu, maestra de los niños y niñas, y con Suneeta, supervisora de la escuela y del taller donde cosen las mujeres. Ritu me contó que se había casado con 17 años y que tenía 3 hijos. Cuando le conté que yo no estaba casada y que vivía sola me dijo: “entonces, ¡puedes hacer lo que quieras!” Me encantó compartir con ellas estos momentos en los que hablamos de nuestras vidas.

Muchas de las mujeres que trabajan en el taller no saben inglés, pero es increíble la cantidad de información que pueden dar solo con la mirada y los gestos. Las ves trabajando juntas y se las ve felices. El taller para ellas también es un espacio seguro para hablar de sus cosas con total libertad.

La cocinera del centro no sabe inglés pero estuve con ella mientras cocinaba y me encantó ver cómo cuida cada detalle con mucho cariño. Cuando menos te lo esperas, te ofrece un té como gesto de bienvenida, para que te sientas como en casa. Eso me encantó: enseguida eres una más, te incluyen en su día a día. Con Ritu, en clase, ayudamos en las tareas diarias: clase de inglés, de yoga, de matemáticas… Los peques estaban encantados con la novedad de vernos allí. Jugamos con ellos, les ayudamos en sus ejercicios, y escuchamos cómo cantaban. ¡Fueron unos días increíbles!

Mujeres, niños y niñas y trabajadores del proyecto son una gran familia. Tienen muchas ganas de que se conozca el trabajo que realizan y de recibir personas voluntarias que les ayuden con las actividades en la escuela. Solo así podrán crecer y poner en marcha nuevas ideas para mejorar la vida de estas mujeres y niños.

Más info del proyecto en la web de Viajes Solidarios Tumaini.

4 comentarios

  1. Dice ser Celebrity Porn

    Cuando le conté que yo no estaba casada y que vivía sola me dijo: “entonces, ¡puedes hacer lo que quieras!”

    08 julio 2017 | 06:30

  2. Dice ser Desmitificador

    Espero que no tengan que desanudarse para reivindicar el empoderamiento de la mujer

    08 julio 2017 | 08:53

  3. Dice ser Joana

    «Empoderar», nueva palabreja de la neo lengua servil a los intereses del globalismo y del genocidio. Por lo demás, me importan esas indias lo mismo que le importan las europeas a ellas: NADA.
    Ahora vas y lo cascas.

    08 julio 2017 | 14:59

  4. Dice ser Yo

    Joana…
    AAAAAAAAAAAAAAMÉEEEEEEEEEEEEEEEEN!

    11 julio 2017 | 12:40

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