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Entradas etiquetadas como ‘cultura’

¿Y para qué estudiar tanto? ¿Cuántos políticos no tienen carrera ni idiomas?

Por Raquel F.
Selectividad

Selectividad en la Universidad Complutense de Madrid. (JORGE PARÍS)

«¿Y por qué tengo que estudiar tanto?» «¡Y esto no ha hecho más que empezar!» Después de la temida selectividad aún me queda la doble licenciatura, porque una ya no es suficiente, el o los másters y uno no, dos o tres idiomas que controle.

Esto mismo pasa por la cabeza de miles de estudiantes que, como yo, ven que tienen que estudiar y estudiar para conseguir un trabajo. Y si quieres trabajar de lo que te gusta será más fácil si te vas al extranjero.

 La cosa es que los que nos exigen todo esto no lo cumplen. ¿Cuántos políticos no tienen la carrera de lo que están ejerciendo? ¿Cuántos ni siquiera hablan un idioma? La respuesta todos la conocemos. Por eso, antes de exigirnos tantísimo a los jóvenes, deberían aplicarse el cuento y dar ejemplo a las generaciones que llegamos.

La generación de la Enciclopedia Álvarez

Por Pedro Serrano

Un grupo de estudiantes leyendo (Forbes).

Un grupo de estudiantes leyendo (Forbes).

Pertenezco a la generación de la Enciclopedia Álvarez. Enciclopedia que, de 1954 a 1966, el régimen franquista utilizó en las escuelas para enseñar y hacer proselitismo ideológico, resaltando los valores políticos, religiosos y patrióticos y mostrando de forma negativa la Segunda República española y las ideologías de izquierdas. Una enciclopedia que, en la materia de Historia, mostraba la Guerra Civil como una cruzada contra los rojos y justificaba el golpe de Estado contra el gobierno de la República denominándolo «Glorioso Alzamiento Nacional”.

La historia contrajo una deuda con aquella generación que sufrió la precariedad económica e intelectual de un régimen totalitario, pues, con suerte, íbamos a la escuela desde los seis hasta los catorce años y no disponíamos de otra verdad u otra ventana al mundo que no vinieran de dicha enciclopedia, del catecismo o de los maestros y clérigos proporcionados por el régimen. Aquellos años, de deficiente y escasa preparación, nos dejaron incapacitados para afrontar nuestro futuro con solvencia. No obstante, gracias al coraje, la llegada de la democracia y a algunas clases de adultos, algunos pudimos afrontar la vida personal y profesional con un éxito nada desdeñable.

Ahora, recién jubilado, y como si la historia quisiera saldar definitivamente aquella deuda, se me ha concedido el honor de poder matricularme en el Programa Interuniversitario de la Experiencia, en el Campus Miguel Delibes de Valladolid, que tiene como finalidad dar a las personas mayores de 55 años la posibilidad de acceder a la cultura y la ciencia como una fórmula de crecimiento personal. Ahora tengo el orgullo y el privilegio de tener un hijo a punto de terminar la carrera de Historia y profesores que me cuentan la versión no manipulada de aquel negro y triste pasaje de nuestra historia.

 

 

Ni machismo, ni feminismo, ni hembrismo: igualdad

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Manifestación por los derechos de las mujeres. (Archivo)

Por Ramón Belmonte

Ni machismo, ni feminismo, ni hembrismo, ni radicalismo, ni nada. Como todos somos iguales, igualdad. Porque lo dice la palabra: iguales, igualdad. Deducción lógica. En feminismo aparece la palabra femenino. Y eso es igual que machismo, porque aparece la palabra macho, y claro, eso quiere decir que un género es superior. Pero en igualdad solo aparece igual, así que igualdad. Porque la igualdad, como de todos es sabido, se reproduce por esporas.

Recientemente he comenzado a ver una serie magnífica donde las haya, tanto por su reflejo de la sociedad estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial, consumista, capitalista y, curiosamente, represiva respecto a ciertas ideologías (vaya, vaya…), como por el tinte clásico del cine de los 60 o 70, con tanto humo y alcohol de por medio, que quién la haya visto entenderá por qué lo digo. Pero podemos exprimir esta serie algo más. Si observamos la serie desde una perspectiva de género y, como he comentado antes, una realidad social que de verdad ocurría, la mayoría de las personas nos quedamos atónitas y perplejas al ver el grado extremo de cosificación, paternalismo (en el sentido más negativo), menosprecio, marginación y desprecio al que se veían sometidas las mujeres. Y hasta no hace mucho.

Debemos entender, en primer lugar, que la tremenda desigualdad imperante que era visiblemente aceptada no ha desaparecido, únicamente se ha invisibilizado. Porque no nos engañemos, el machismo, al igual que el capitalismo, se transforma, varía y muta según la evolución cultural e histórica, adaptándose y perviviendo. Que tu atareado cerebro embotado por la parrilla televisiva de hoy en día no te permita verlo no significa que no esté. En segundo lugar, debemos entender que la espiral pauperizadora del machismo es histórica, en su primera raíz, más biológica que cultural; en su segunda, más cultural que biológica, consciente, construida, impuesta, basada en los roles reproductivos.

En tercero, comprender que el feminismo no es algo de “unas locas de ahora” que “no tienen nada que hacer” o que “solo saben quejarse” (por favor, eso es machismo…), sino un movimiento político. Sí, político, con una trayectoria histórica continua y de victorias sumativas considerable. En cuarto lugar, aprehender y aprender la diferencia entre el sexo que biológicamente desarrollamos al nacer (nuestro aparato reproductor, a grandes rasgos) y el género, el cual es una construcción cultural puesto que los roles que desempeñan y vienen asociados a cada uno de los dos, hombre y mujer o masculino y femenino (simplificándolos a dos), varían en función de la sociedad espacial en la que nos centremos, y también en el tiempo. Esto es, si existe la idea en el imaginario colectivo de que lo femenino es rosa, muñecas y pastel y lo masculino es rojo, coches y dureza, no es porque venga escrito en unas piedras mágicas entregadas a un barbudo o porque broten las ideas de las flores, sino por ser imposiciones sociales que percibimos y absorbemos desde el momento de la mínima consciencia.

En quinto lugar, y creo que uno de los aspectos más importantes que debe ser fuertemente reforzado, divulgado y comprendido por el grueso más amplio de la población, las conquistas sociales, económicas y políticas conseguidas en favor de la igualdad material, real y efectiva en el género, entre el hombre y la mujer, han sido, sin duda alguna, gracias al movimiento feminista, tanto el original, sufragista y natural, como al movimiento feminista radical. Ojo, radical, de su vertiente latina, radicalis – radix, raíz, que llega hasta la raíz- (no las que queman contenedores); gracias al cual se han conseguido los mayores avances socio-culturales modernos desde los años sesenta y setenta hasta nuestros días.

Por tanto, por tradición, por realidad, por conciencia, por inteligencia y, por favor, por respeto, ya basta. Dejemos de asumir la igualdad como si hablásemos de la polinización de una flor o del crecimiento de una seta. La igualdad no se desarrolla por ósmosis ni crece debajo de las piedras. La igualdad de género, es, ha sido, y será gracias al feminismo, a la fuerza incesante e inamovible de muchas mujeres que, como la marea, han conseguido desgastar un sistema fuerte como las rocas y alcanzar objetivos inimaginables hasta, como decíamos arriba, hace apenas unas décadas.

Gracias a mujeres y a hombres feministas podemos hablar hoy de igualdad y equidad de género. Gracias a personas, que deconstruyen y construyen las identidades sociales y las construcciones culturales para generar un cambio político y personal. Así que no, por si aun cabía duda, el machismo no es igual que feminismo, ni la igualdad es diferente al feminismo, ni el feminismo radical es una vaginodictadura ni cualquier historia que podáis escuchar en los vídeos de Álvaro Ojeda.

Si creéis en la igualdad, creéis en el feminismo; difundir la errónea idea de que el machismo es igual que el feminismo es minar el camino que tan difícil ha sido construir y que solo está a la mitad de alcanzar la verdadera igualdad real.

PD: El hembrismo no existe.

Premiar la incultura

Por Pablo Sánchez Medina

RAE

El secretario de la RAE, Darío Villanueva, durante una entrevista. (EFE)

Cada vez que la RAE acepta un nuevo “palabro” damos un paso gigante hacia atrás. Aunque éstas se cataloguen de palabras raras o mal dichas es inadmisible que decir o escribir “almóndiga” o “dotor” se considere correcto.

El mayor problema es que aquellos que las usan ahora pueden escudarse, incluso con razón, en que la palabra está aceptada. ¿Quiere decir esto que un profesor puede dar por válido en un examen que uno de sus alumnos escriba “asín”? Pongo en duda que la solución a no hablar bien sea ésta.

Parece que ya nos hemos cansado de fomentar y premiar la lectura, de construir bibliotecas y ampliar sus fondos bibliográficos. En vez de esto hemos tomado un atajo. Premiamos la incultura desde que amanece hasta que nos acostamos ya no solo en televisión, también en las aulas y en los libros, cuando lo que deberíamos hacer es recompensar a aquellos que cuidan nuestra lengua.

Tal vez sea momento de hacer una pausa, pensar y establecer ciertos límites.

Tordesillas: la muerte de un toro por parte de unos garrulos sanguinarios

Por Francisca Bello

Señor alcalde de Tordesillas: hoy, 15 de septiembre, nos ha amargado usted el día, por no decirle que la amargura, la indignación y la impotencia la venimos arrastrando todo el mes. El día 12 estuvimos en Madrid 100.000 personas procedentes de toda España, y hoy han ido a su pueblo un puñado de activistas que han tenido el valor de dar la cara delante de los vándalos y de la ley mordaza.

Tordesillas

Dos activistas contrarias al Toro de la Vega, en Tordesillas (FOTO: JORGE PARÍS)

Hoy ‘Rompe-suelas’ ha muerto terriblemente a manos de unos garrulos machistas y sanguinarios. Y es que por culpa de gente de su categoría moral todavía persiste la España profunda, analfabeta y bárbara.

Descansa en paz ‘Rompe-suelas’, porque ni siquiera sabes que eres toro, ni por qué has nacido ni por qué vas a morir.

Sobre las oposiciones al cuerpo de maestros

Por Silvia Moreno Hernández

Hace poco, en una conversación intrascendente, salió el tema de las oposiciones y el famoso examen de cultura general de Madrid y alguien me dijo que no era concebible que un maestro de primaria no se supiera, por ejemplo, todos los afluentes de España, no supiera conjugar el verbo «yerrar» o no supiera situar exactamente todos los huesos del cuerpo humano, mostrando un asombro absoluto ante el hecho de que el 80% de los maestros suspendan ese examen. No me extraña, hace un tiempo que los maestros tenemos que comernos una campaña para dejarnos como incompetentes: así pasa que asesinan a un interino y no se arma la de Dios. Total, los maestros se supone que somos esas personas que no valemos «para otra cosa», aunque luego quede en nuestras manos lo más importante: vuestros hijos. Pero lo que se suele pasar por alto es:

1) Que no es un examen orientado a averiguar lo que realmente sabe la gente, sino a descartar gente, por lo que ponen más preguntas de las que somos capaces de responder en hora y media, obligando a hacerlo deprisa. Imaginaos lo que supone, por ejemplo, de cara a cálculos que sabes hacer, pero te baila un número y te anulan toda la pregunta.

2) Que si realmente pretendiera ser un examen objetivo, las preguntas serían tipo test y no desarrollo (como sucede con otros exámenes de oposiciones no susceptibles a «interpretaciones») y, además, si pretendieran valorar realmente lo que sabemos no nos pondrían a hacer tres pruebas consecutivas en siete horas, como sucederá este año, en el que el examen comenzará a las 8:30 de la mañana y acabará a las 15 de la tarde. Ya a las 13 estaremos medio muertos y, después de que nos hayan fusilado a cálculos y preguntas diversas (cada examen es muy largo), tendremos que escribir con la mano machacada no menos de seis páginas del tema que nos toque de pura memorieta.

3) Además, si tanta importancia le dieran a que conozcamos unos contenidos y no otros, al igual que existen unos temarios oficiales para el tema a desarrollar existirían unos temarios de referencia para que sepamos lo que nos tenemos que estudiar y pudiéramos organizarnos. Se «supone» que la referencia es cualquier contenido que pueda caer en Primaria, pero cualquiera que haya visto los exámenes sabe que las preguntas realmente tienen un nivel de ESO y, a veces, de Bachillerato. Me gustaría saber cuánta gente superaría un examen de ESO-Bachillerato en la actualidad tras más de una década de dejar atrás esa etapa de su vida y tras haberse especializado en otras cosas. Así que no me vale eso de «si yo supiera que tengo un examen de cultura general me lo prepararía y no habría problemas». Los cojones. Y más cuando no se trata de una única prueba: tienes el examen de cultura, el de temario, la programación, la defensa, los cambios de legislación constantes que retrasan el trabajo, los preparadores que más que orientarte te desorientan para sacarte el dinero… ya, ya.

Un profesor. (GTRES)

Un profesor. (GTRES)

4) Que es normal que un maestro no sepa todo de todo, al fin y al cabo pocos titulados universitarios conozco que sepan resolver una raíz cuadrada o hacer correctamente un análisis sintáctico, los que hacen lo primero rara vez saben lo segundo, o viceversa. De todas las cosas que aprendemos como básicas durante la enseñanza obligatoria empleamos muy poco al final y hay un importante principio de la pedagogía que te enseña que aquello que no se utiliza, que no es significativo para la vida cotidiana, se olvida. Quién sabe si deberíamos replantearnos la enseñanza de ciertos contenidos que, siendo «tan importantes», todo el mundo de adulto olvida sistemáticamente.

5) En las carreras que tienen que ver con la didáctica (magisterios diversos, pedagogía o la difunta psicopedagogía) no nos enseñan cosas que podríamos repasar estudiando la Wikipedia, sino enseñándonos cosas en las que un maestro es insustituible como la didáctica de las áreas, la psicología infantil y juvenil, las herramientas que desde la psicología se pueden aplicar a la educación (lo que se sabe de motivación, atención, dinámica de grupos…), la atención a las diferentes necesidades educativas especiales, los diferentes modos de razonar para enfrentarse a la resolución de un problema…si no fuera así, nos bastaría tener como maestros a personas que fueran estupendas para jugar al Trivial en lugar de a profesionales de la educación. Aunque, visto lo visto, en realidad mucha gente quiere de enseñante al que ganaría uno de estos concursos de la tele. Luego si hacen cosas como las que se han visto recientemente en funcionarios (atar a los niños con cuerdas o castigarles a estar dentro de un contenedor) no pasa nada, que como son estupendos loritos ya les consideramos plenamente competentes.

Tal vez sería más interesante que hiciéramos psicotécnicos en lugar de estos «juegos del hambre» para maestros.

Así que quien considere que es fácil, que critique menos y se presente.

 

Fomentar la lectura con el regalo de libros… jurídicos

Por Inma Rodríguez

Estoy agradecida a la Feria del Libro, la cual visito desde que sé leer, hace ya unos pocos de años… Ahora llevo yo a mis hijas, de nueve y seis años, para que elijan sus propias lecturas y se sumerjan en este maravilloso mundo interior que se recrea cuando uno lee.

Este año vimos con ilusión cómo en un intento de fomentar la lectura, se obsequiaba a los lectores con un lote de libros siempre que se gastasen determinada cantidad en esta feria. Conseguimos el objetivo en nuestra segunda visita. Fue fácil, dado el precio de los libros, pero esto me daría para otra opinión.

Una multitud discurre durante una feria del libro. (EFE)

Una multitud discurre durante una feria del libro. (EFE)

El caso es que fuimos contentas a por nuestro lote, alegría que nos duró el tiempo que tardamos en leer el primer libro regalado.

«La solidaridad con el juez Garzón». ¿Es una broma? Qué se pretende fomentar con esto? Qué se pretende que se haga con un mamotreto de 500 páginas de lenguaje jurídico que a la segunda frase que uno lee ya está pensando en qué comer mañana o en parar en el super antes de llegar a casa… En fin, ¿qué haré con él? Quizás, dado el volumen, me valga para la candela del próximo perol de San Rafael. Así, al menos, el árbol que se gastó para hacer sus páginas se pueden usar dos veces…

Parece mentira, el IVA a la cultura

Por Ángel Villegas Bravo

Una revista pornográfica paga un 4% de IVA; una representación teatral, un 21% . Eso es lo que oído y me parece mentira.

¿Qué le pasa a este Gobierno con el mundo del cine y el teatro? Si no fuera porque uno mantiene la buena fe y escucha lo que dice este presidente tan veraz, previsible y fiable que tenemos; si no fuera porque los miembros de este Gobierno han demostrado, hasta la saciedad, de lo que son capaces; si no fuera porque han sacado al país de la ruina en que le dejó el Gobierno de Zapatero; si no fuera, en fin, porque España va bien y ya estamos a punto de celebrar las mejores Navidades de los últimos siete años, se diría que faltan a la verdad y que tienen una especie de resentimiento hacia ese mundo y quienes lo forman.teatro

¿Acaso el teatro  y el cine no son cultura?¿Acaso este Gobierno es enemigo de la cultura?¿Están pasándoles alguna factura por algo?¿Es más interesante para las gentes una revista porno que una obra de Lope de Vega?¿Son los toros o el fútbol más imprescindibles e interesantes para tener un IVA inferior?

Se me ocurrirían mil argumentos más, pero me parece innecesario, por obvio, insistir en el tema. Algo se me escapa, porque en modo alguno quiero pensar que aquí pueda haber intereses espurios o afán de revancha por algo.

Rectificar es de sabios; háganlo en buena hora.

La cultura estadounidense vuelve a cruzar las fronteras con Halloween

Por Manel Campoy Vidal

Se acerca Halloween, y con él, la prueba de que la cultura pop se globaliza y expande como la espuma al verter una cerveza.

Un mapache se come una calabaza de Halloween en el zoo de Hannover (Alemania). (OLE SPATA/ EFE)

Un mapache se come una calabaza de Halloween en el zoo de Hannover (Alemania). (OLE SPATA/ EFE)

Esta tradición estadounidense es ahora una tradición global. Es curioso ver como la cultura americana impera sobre el resto robando tradiciones autóctonas.

Pero ya no es solo la fiesta en sí. Esta fiesta es el resumen de la cultura pop global del año, y es por esto que me fascina. Un amigo que vive en Estados Unidos acaba de contarme que han quedado en su casa con sus amigos y que han creado un nuevo juego.

Cada vez que llame a la puerta una niña disfrazada de Elsa de “Frozen” tendrán que tomar un chupito. Pues bien, estoy seguro que terminarán como cubas.

Me pregunto qué disfraces veríamos en España si ésta tradición fuera autóctona. ¿Veríamos a niños vestidos de banqueros con maletines llenos de dinero? ¿Quizás a alguno disfrazado de Abraham Mateo? ¿De Melendi? ¿De futbolistas del Barça y el Madrid?

Yo creó que me quedaré con mis colmillos de vampiro… Llamadme tradicional.

 

Música, principios y la renuncia a un Premio Nacional

Por Mireia Santasusana Serra

El músico catalán Jordi Savall se dedica a difundir la música medieval, barroca y renacentista. (ARCHIVO)

El músico catalán Jordi Savall se dedica a difundir la música medieval, barroca y renacentista. (ARCHIVO)

Admiro las personas de ideas claras y de principios, personas valientes y luchadoras, fieles a sus ideales. Es por eso que admiro a Jordi Savall, porque su renuncia al Premio Nacional de Música dice mucho de su pasión e implicación con la música y, más allá de esta, con la cultura.

El sentido de la ética lo tienen muchas personas, puede que sí, pero son muy pocas las que lo pondrían por delante de todo cuando se trata de un premio entre las manos. Valoro la actuación del músico y compositor catalán por la voluntad que hay detrás, la promoción del mundo de las artes, y por ser la voz de muchos jóvenes que buscan ganarse la vida en esta disciplina y no lo tienen nada fácil.

Para mí no ha obtenido tan solo un premio a la música, sino que ha demostrado ganarse otro mucho más valioso como persona.