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Entradas etiquetadas como ‘libro’

La importancia de la lectura para un niño

Por Jesús Martínez

Un niño leyendo (Gtres).

Un niño leyendo (Gtres).

Ahora que comenzamos un nuevo curso escolar, los profesores nos recuerdan constantemente la importancia y necesidad de la lectura diaria. Y es cierto que debería de ser una de las tareas más importantes que los niños llevan a casa, si no la única, puesto que están demostrados, después de innumerables estudios, los muchos beneficios que esta aporta en el progreso intelectual de los niños.

Pero los beneficios van mucho más allá de los puramente académicos: no hay nada como una buena lectura para que nuestros niños crezcan o estimulen su capacidad de imaginación, creatividad, pensamiento abstracto

Una buena lectura ilumina todo lo demás. Nos ayuda a crecer en libertad, a adquirir todo tipo de conocimientos y experiencias, a ponernos en el lugar del otro, e incluso comprender y querer hasta los defectos de nuestro querido “protagonista” porque nos sentimos totalmente identificados. Que las nuevas tecnologías no nos hagan olvidar los grandes beneficios que comporta una buena afición a la literatura.

Coge un libro y disfruta

Por Javier Amez Waflar

Una chica leyendo un libro (Gtres).

Una chica leyendo un libro (Gtres).

¿Recuerdas cómo huelen los libros? Aquel aroma que solo se puede decir que desprende aquel libro viejo que ha viajado más que tú y yo juntos y que despierta la curiosidad de cualquiera.

¿Recuerdas cuál es la sensación que tiene uno al meterse de lleno durante horas y horas bajo una linterna y la sábana de tu cama, que tu madre te ve y pareces que has montado una tienda de campaña? Pues ya te lo recuerdo yo.

Esas praderas verdes, esos cielos estrellados, esas escenas de crímenes, esos cabreos del doctor Bacteria, esas fugas a mitad de noche para ver a su amada, y tú sentado en el televisor, escuchando lo mismo de siempre. Te estás perdiendo la oportunidad de viajar por todo el mundo, sin apenas pagar, conociendo nuevos rincones y lugares insospechados para aquellos que tú llamas televisión.

Por favor, coge un libro, un periódico, una enciclopedia y disfruta, no tienes otra opción y cuando termines el libro podrás decir que has vuelto de viaje, que has descubierto un sitio nuevo y a personas totalmente diferentes.

Ahora ve, coge un libro y disfruta.

 

Premiar la incultura

Por Pablo Sánchez Medina

RAE

El secretario de la RAE, Darío Villanueva, durante una entrevista. (EFE)

Cada vez que la RAE acepta un nuevo “palabro” damos un paso gigante hacia atrás. Aunque éstas se cataloguen de palabras raras o mal dichas es inadmisible que decir o escribir “almóndiga” o “dotor” se considere correcto.

El mayor problema es que aquellos que las usan ahora pueden escudarse, incluso con razón, en que la palabra está aceptada. ¿Quiere decir esto que un profesor puede dar por válido en un examen que uno de sus alumnos escriba “asín”? Pongo en duda que la solución a no hablar bien sea ésta.

Parece que ya nos hemos cansado de fomentar y premiar la lectura, de construir bibliotecas y ampliar sus fondos bibliográficos. En vez de esto hemos tomado un atajo. Premiamos la incultura desde que amanece hasta que nos acostamos ya no solo en televisión, también en las aulas y en los libros, cuando lo que deberíamos hacer es recompensar a aquellos que cuidan nuestra lengua.

Tal vez sea momento de hacer una pausa, pensar y establecer ciertos límites.

Las miserias de los bibliotecarios

Por Roberto Rodríguez

Trabajamos en el Proyecto de Proceso Técnico de Monografías Modernas, como personal externo de la Biblioteca Nacional de España (BNE). Somos una plantilla altamente cualificada, con más de 10 años de experiencia, abocados al paro porque el concurso público para la adjudicación del presente proyecto ha evaluado, ante todo, la parte económica, menoscabando la labor profesional bibliotecaria que veníamos desempeñando hasta ahora y que sí se había tenido en cuenta en anteriores concursos públicos.

La Biblioteca Nacional de España, en Madrid. (WIKIPEDIA)

La Biblioteca Nacional de España, en Madrid. (WIKIPEDIA)

La BNE es el referente bibliográfico hispanoamericano y cabecera del sistema bibliotecario nacional. Muchos la tienen como referencia catalográfica y sin embargo gran parte de los que realizamos esa labor sorda somos ninguneados e ignorados por el contratante, por lo cual nos veremos abocados a un ERE de cierre para la totalidad de la plantilla (51 personas) por parte de nuestra empresa.

Este ninguneo llega a tal extremo que la nueva empresa adjudicataria del proyecto, en su afán de recortar, intenta contratarnos a precios irrisorios. Como ejemplo, decir que la propia BNE ha convocado unas becas de formación en las que los becarios cobrarán mucho más que el personal externo del que se está desentendiendo. Son muy malos tiempos para los bibliotecarios… quizás por eso Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, la semana pasada presentaba una edición de El Quijote… comestible. Quizás pretendan que sea parte del sustento de los bibliotecarios, tan desprestigiados por el mundo cultural institucional.

¿Incomunicados por el Whatsapp?

Por Agustín Arroyo

WhatsappImaginen esta escena. Varios adolescentes o jóvenes reunidos esgrimiendo cada uno un teléfono móvil. Hablan, pero lo imprescindible es que teclean como posesos mensajes apocopados e intrascendentes por Whatsapp. Nunca se ha comunicado tanto, pero, eso sí, con intermediación electrónica. Su lenguaje se hace más lacónico, más concentrado, quizás más intrascendente. Estos jóvenes, alevines del “progreso”, casi no saben quién era Gutenberg. Sus dedos cada vez están menos familiarizados con el tacto suave del papel, con la sutil urdimbre de su textura. Muchos casi han olvidado el olor agradable del papel impreso porque del móvil pasan a la tablet.
Dentro de muy poco se extinguirán también los libros de texto tradicionales, se cerrarán librerías y muchas bibliotecas languidecerán hasta su patética clausura. Para no saturar las redes se establecerá, por ley y de forma inflexible, una comunicación máxima de 140 caracteres. Los infractores serán perseguidos con saña por la policía del pensamiento. Serán proscritos discursos, conferencias, opúsculos, panfletos, periódicos y libros. Y hasta la literaria distopía de Ray Bradbury en Farenheit 451, desgraciadamente, se hará una hiriente realidad no deseada.

 

Aznar, o el colmo del narcisismo

Por Francisco Javier España Moscoso

Espejito, espejito …¿quién es el expresidente más apuesto de este país? Y este es el resumen de la presentación del libro de memorias del ínclito Aznar. Ahora bien, no es menos bochornosa la acumulación de pelotas alrededor de la que podríamos calificar como la mayor expresión de vanidad política jamás interpretada. Y es que a la “cla” no faltó casi nadie; un famoso y babeante periodista radiofónico como maestro de ceremonias; una expresidenta de comunidad autónoma que nunca dejó de ser marquesa, repartiendo sonrisas; otro “ex” que la ha sido de casi todo, sobre todo en materias económicas y que se ha dejado ver henchido de orgullo a pesar del pufo dejado en su último empleo; varios ministros y exministros metidos a palmeros y un presidente de Gobierno con cara de circunstancias, que pintaba lo mismo ahí, que en las Cumbres Europeas de Presidentes; y cómo no, en el capítulo de despropósitos verbales pudimos ver a un incontenible Aznar que como el Cid Campeador, seguía matando moros después de muerto. Lo dicho un ejercicio de narcisismo aliñado por vergonzosas adhesiones inquebrantables de los que siempre han sido, son y serán los dueños del chiringuito. Nota a destacar, a la salida del acto Aznar no salió bajo palio; ¡uff!…, menos mal.

Ken Follet y la Guerra Civil

Por Miguel Ángel Loma Pérez

Ken Follett, el famoso autor de best sellers como Los pilares de la Tierra, anda por España promocionando su última novela, El invierno del mundo, en cuyo capítulo cuarto toca la batalla de Belchite. Allí leemos: «Las Brigadas Internacionales estaban formadas por voluntarios extranjeros además de por soldados españoles, y entre estos últimos la alfabetización era un problema. Habían pasado la infancia recitando el catecismo en escuelas rurales dirigidas por la Iglesia católica. Muchos párrocos evitaban enseñar a leer a los niños, por miedo a que más adelante tuvieran acceso a libros socialistas. Como resultado, solo la mitad de la población estaba alfabetizada durante la monarquía». Y más adelante: «Las brigadas extranjeras estaban compuestas por voluntarios idealistas que habían acudido a España sabiendo que tal vez tendrían que sacrificar su vida. A menudo los elegían como punta de lanza de los ataques debido a su reputado coraje».

Además de inflar la tasa de analfabetos durante el período anterior a la Segunda República, Follett no se corta un pelo en echar mano de una de las más burdas mentiras de la rancia propaganda comunista para explicarnos que los españoles analfabetos lo eran por culpa de la Iglesia; esto es: al revés te lo cuento para que me entiendas; que debe de ser una de las máximas que inspiran a Follett a la hora de escribir sus historietas. E igual de emotivo resulta conocer que los brigadistas eran unos benditos idealistas que convocados por la muy pacífica Internacional Comunista venían a matar españolitos malos; pero fueron utilizados por los españolitos buenos como punta de lanza; y es que los españolitos, no tenemos remedio… Ken Follett se hartará de vender libros, pero manipula la historia adecuándola a sus simpatías políticas y a su sectarismo. Decía un compatriota de Follett, el historiador británico Paul Johnson, que la Guerra Civil española es el acontecimiento del siglo XX sobre el que más mentiras se han escrito. Y en esas seguimos.