Entradas etiquetadas como ‘desigualdad económica’

Sin igualdad no hay recuperación

Por Carmen Castro García

Sin igualdad no hay recuperación. Esa es la evidente conclusión del último Informe de Oxfam, en el el cual se confirma que la supuesta recuperación económica sólo alcanza a quienes ya estaban en los tramos superiores de renta y riqueza.

Los datos hablan por sí mismos: a nivel global, el 1% más rico de la población acumula el 82% de la riqueza generada el año pasado. Parte de estos ricos son quienes se han paseado por el sarao del Foro Económico Mundial de Davos, haciendo gala de su hipocresía y falta de empatía social ante las realidades marcadas por la pobreza, la creciente desigualdad, el cambio climático y la expropiación de los derechos humanos a parte de la población mundial.

Pauta similar se reproduce en el Estado español, donde el 10% de la población más rica acumula el 53,8% de la riqueza y el 1% más rico se reparte el 40% de toda la riqueza creada en 2017, mientras que el 50% más pobre apenas accede al 7%. La obscena acumulación en manos de la minoría elitista ha ido creciendo a un ritmo del 13% anual, mientras que los salarios lo hacían a un 2%. Estos datos deberían ser suficientes para poner en cuestión el discurso de la supuesta recuperación, algo que se revela nítidamente en el informe ¿Realidad o ficción? La recuperación económica en manos de una minoría.

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De la crisis económica a la crisis de los cuidados

Por María Reglero

A raíz de la ´crisis económica´ que estalló en nuestra sociedad a finales de 2008 y que durante los primeros años impactó negativamente a los trabajadores del sector de la construcción y el automóvil, se fue evidenciando en su evolución, cómo las desigualdades de género se estaban acentuando, principalmente en detrimento de las mujeres de clase trabajadora.

Uno de los aspectos más alarmantes del informe que publicó ayer Oxfam Intermón sobre desigualdad es que ellas se sitúan en la base de la pirámide económica. Y entre ellas, más aún las mujeres cabeza de familia monomarental, mujeres migrantes, y mujeres en trabajo informal y empleos precarios. Es decir, una gran parte de las mujeres que ya estaban en la cuerda floja en situación de supuesta bonanza, fueron las primeras en sufrir el impacto de la crisis, experimentando situaciones de pobreza y exclusión social, ellas y sus familias.

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¿Por qué las mujeres europeas tienen más probabilidades de ser pobres que los hombres?

Por Mariana Vidal Mariana Vidal

Me resulta sorprendente lo que está ocurriendo en Europa en los últimos años. Países que se preciaban de sus políticas de protección social tienen ahora una de cada cuatro personas en riesgo de pobreza o exclusión social. Democracias que se preciaban de la igualdad ven crecer una brecha entre ricos y pobres, en la que hay colectivos con más posibilidades de estar entre los más pobres. De hecho, las personas en riesgo de pobreza en la Unión Europea son mayoritariamente mujeres: seis millones  más de mujeres que de hombres tienen unos ingresos inferiores al 60% de la media.

Una mujer pide ayuda en Bruselas. Imagen de Ximena Echagüe para Oxfam.

Una mujer pide ayuda en Bruselas. Imagen de Ximena Echagüe para Oxfam.

Me han sorprendido, y preocupado los datos de un nuevo informe de Oxfam sobre la pobreza y la desigualdad en Europa. Algunas razones:

– El desempleo afecta más a las mujeres. En Grecia, país con la tasa de paro más alta de Europa, el desempleo femenino es del 31% mientras el de los hombres es de un 25%.

– Las mujeres asumen el trabajo de cuidado de niñas y niños, o personas dependientes, que no suele ser remunerado pero sí es exigente en horario e imposibilita compatibilizar un trabajo remunerado.

– Aún ahora en la civilizada europa las mujeres siguen asumiendo las tareas domésticas, no remuneradas, a las que dedican el doble de horas que los hombres.

– Los hogares monoparentales y con menores dependientes son los que tienen más riesgo de pobreza, y la mayoría de ellos tiene una mujer al frente. Del 10% de estos hogares que hay en Europa, sólo un 1% está encabezado por hombres. Y en estos hogares se duplica el riesgo de pobreza infantil.

– Las mujeres ocupan más puestos de trabajo precarios y a tiempo parcial. Y cuando se jubilan, las pensionistas reciben una media del 39% menos de pensión que los hombres.

– En los países donde la brecha salarial se ha reducido, esto se debe más a la reducción de los salarios de los hombres que al crecimiento de los de las mujeres.

Las estadísticas no son casualidad. Para luchar contra la pobreza hay que luchar contra la desigualdad. ¿No resulta evidente?

Mariana Vidal es comunicadora y especialista en América Latina.

Una vida ‘de cuidado’

Por Dori Fernández Dori Fernández

La desigualdad social entre mujeres y hombres arranca principalmente de la desigual valoración que se hace del distinto trabajo que unas y otros desarrollan; unos roles de género que se graban con fuerza desde el momento en que ambos se convierten en padres y madres: varón productor – mujer reproductora cuidadora. Este hecho lo conocemos como división sexual del trabajo (DST), algo que, por desgracia, las mismas políticas públicas fomentan en muchas ocasiones (p. ej. las 16 semanas de permiso de maternidad para las madres, frente a las 2 de paternidad para los padres). La corresponsabilidad en los cuidados se convierte, por consiguiente, en pieza clave de las vindicaciones feministas.

 

La igualdad, fundamental para una sociedad más equitativa y libre. Imagen de Dori Fernández.

La igualdad, fundamental para una sociedad más equitativa y libre. Logo de PPIINA. Imagen de Dori Fernández.

Desde los años 80, las mujeres nos hemos incorporado mayoritariamente al empleo formal, pero la crisis y los sempiternos sesgos de género amenazan con devolvernos al ámbito privado del hogar con una misión que no cambia con el paso del tiempo: trabajar gratis para el sostenimiento del sistema.

El relato siguiente es una herramienta que he utilizado a modo de cuentacuentos para introducir el tema en una charla con las mujeres de Pruna el pasado 8 de marzo. Cuenta en primera persona la historia de una mujer que asume el rol de género que nuestra sociedad asigna a todas las mujeres antes que ningún otro, e  independientemente de la época histórica de que se trate: ser madre, tener una familia y cuidarla.

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República Dominicana: vencer el ‘huracán desigualdad’

Por Susana ArroyoSusana Arroyo

Los desastres no son naturales. Las lluvias y las tormentas sí, pero sus efectos sobre la vida de las personas pueden evitarse; o al menos reducirse, y mucho. Eso lo sabe bien Flor Deli Cabrera, productora de leche y dirigente de la Federación de Campesinos Independientes Mamá Tingó, que a sus 54 años presume de recordar cada uno de los huracanes que han azotado a su comunidad, Las Terreras, en la República Dominicana: “Los recuerdo todos desde que tengo uso de sentido. En el huracán David, en 1979, perdí las vacas; lo mismo me pasó con Olga y Noel en 2007”.

Flor Deli no habla con tristeza, sino con el temple de quienes llevan toda su vida volviendo a empezar, sacando fuerza de donde parece no haberla. “En 2012, el huracán Sandy nos dejó sin nada de la noche a la mañana, pero nos levantamos y luchamos por la comunidad, porque eso siempre vale la pena”, asegura. Ella habla también con la esperanza y el poder que nacen de su capacidad (y de la de su gente) de salir adelante.

Pero el más destructivo de todos los desastres que afectan a esta isla del Caribe es la desigualdad: el 42,2% de la población dominicana es pobre, aunque el crecimiento económico del país supera al de la región latinoamericana. ¿Por qué? Gracias al turismo, la minería y la exportación de azúcar, la economía ha crecido de manera sostenida durante las últimas décadas, pero también lo ha hecho la brecha social. Cada vez hay menos gente que tiene mucho y sigue habiendo mucha gente que tiene poco, debido a la escasa inversión pública, el debilitamiento del Estado y la ausencia de políticas económicas y fiscales que redistribuyan la riqueza. Ahí nace la verdadera tragedia.

Cuando es desigual el acceso a la salud y la educación, a la vivienda digna y a los recursos productivos es cuando miles de personas, como Flor Deli, quedan sobreexpuestas a huracanes, tsunamis y otras amenazas a las que se enfrenta el país. Esa injusticia, como los desastres, tampoco es natural.

Flor Deli Cabrera ya sabe cómo reducir el impacto de los huracanes que cada cierto tiempo la obligaban a volver a empezar (c) Fran Alonso / Oxfam Intermón

Flor Deli Cabrera ya sabe cómo reducir el impacto de los huracanes que cada cierto tiempo la obligaban a volver a empezar (c) Fran Alonso / Oxfam Intermón

Aumentar el poder de las personas

¿Cómo romper ese círculo desastre – recuperación – desastre otra vez? ¿Cómo evitar que la desigualdad nos gane la partida? Pues construyendo poder. Preparamos a las comunidades para que conozcan sus amenazas, incrementen sus capacidades y recursos para afrontarlas y exijan a las autoridades su derecho a recibir una atención de calidad antes, durante y después de las emergencias. A la vez, de la mano de organizaciones locales socias, solicitamos al Estado políticas públicas que reduzcan la pobreza y la desigualdad, que protejan los medios de vida de la población y que ayuden de forma rápida y eficaz a las personas más afectadas por los desastres.

La percepción del riesgo es absolutamente subjetiva. La gente que vive en las riberas de los ríos o en las laderas de las montañas propensas a los deslizamientos no suele pensar que su vida está en riesgo, por increíble que parezca. Tiene “naturalizada” la amenaza a la que está expuesta y, sobre todo, su vulnerabilidad ante ella. Cambiar ese chip puede tardar años.

Un logro importante es que, hoy, la gente es más consciente de las amenazas que la rodean y del efecto que tienen sobre sus vidas. Atrás quedaron expresiones como “los huracanes no pasan por aquí” o “las tormentas tropicales se producen cada 18 años”. Cada vez son más las personas que, como Millys Espinoza, exigen su derecho a una vida segura y se preparan para conseguirla.

Salvar vidas que salven vidas

Cada año, las tormentas, las depresiones tropicales y los ciclones amenazan a la República Dominicana desde el 1 de junio hasta el 30 de noviembre. Las lluvias, inundaciones y deslizamientos que llegan a su paso golpean con especial fuerza a la agricultura campesina, un sector castigado por las pérdidas, las deudas y el abandono estatal.

Estamos hartas de perder las cosechas todos los años, pero estos huertos comunitarios podrían solucionar de una vez por todas los problemas que tenemos después de cada inundación”, dice Millys Espinoza, que vive en El Peñón, en la provincia de Barahona. Como muchas mujeres productoras, ahora sabe que la construcción de huertos familiares en zonas no inundables facilita y mejora su alimentación y la de su comunidad. “Más de treinta años viviendo en el campo y no comía hortalizas. ¿Se imagina? ¡Ahora como vegetales todos los días!”, cuenta orgullosa. “Me como lo que siembro, y lo que sobra, lo vendo.” Con ese dinero, esta joven madre de tres niños paga deudas y ahorra para comprarse una casa, una que ningún huracán se pueda llevar.

Su historia es la de otras 35 mujeres afectadas por el desborde del río Yaque en El Peñón. La de casi cuatro millones de dominicanos que viven en la pobreza. La de 1.500 millones de personas que viven en lugares inseguros en todo el mundo. Millys y Flor Deli deben estar en el centro de todos los esfuerzos (estatales, privados y de la cooperación internacional) que tengan como objetivo el desarrollo real, sostenible y justo de la República Dominicana.

 

Susana Arroyo es responsable de comunicación de Oxfam en América Latina. Tica de nacimiento, vive en Lima. Quiere que cambiar el mundo nos valga la alegría, no la pena.