Escribe Lawrence Durrell en «El cuarteto de Alejandría«:
Las partes del cuerpo que más huelen son aquellas que nos provocan mayor deleite o satisfacción.
Según este baremo Durrell, el FICEB estaría lleno de visitantes fetichistas de la axila. Muy fetichistas de la axila. Porque el FICEB no huele a sexo. Ni a polla. Ni a lubricante. Ni a flujo vaginal. No, queridos, el FICEB huele a sobaquina.
[NOTA: Hoy, descanso. Hoy, cumplo 35 años. Hoy, me lo merezco.
Hasta mañana.]