Detalle de la portada de Ella que llegó a ser el sol (UMBRIEL)
La reinterpretación, el retelling o como se quiera llamar, es un elemento fundamental y habitual de la ficción histórica. Buscar nuevos enfoques, nuevas interpretaciones con los amplios márgenes que la literatura y la ficción ofrecen a los narradores para establecer nuevos diálogos con el pasado. En las últimas semanas del 2022, llegó a mis manos Ella que llegó a ser el sol (traducción de Eva González, Umbriel 2022), de Shelly Parker-Chan. Sin demasiadas expectativas, me lancé a esta ficción que no se vendía como histórica y dejé que me sorprendiera y me convenciera con su interesante propuesta. Tanto, que la incluí entre las mejores ficciones históricas del año.
Explica Parker-Chan, autora asiático-australiana que viene del mundo de la diplomacia y la ayuda al desarrollo internacional, que buscaba una versión novela de las series históricas asiáticas que tanto le habían cautivado cuando vivía allí. Para ello coge a un personajes histórico de enjundia, el emperador Zhu Yuanzhang (1328-1398), que derrotó a los mongoles y se elevó como primero de la dinastía Ming, de origen han.
Retrato oficial del emperador Zhu (WIKIPEDIA).
Parker-Chan decide poner la historia patas arriba y da un giro inesperado, realiza casi un experimento What if?, como aquellos cómics ochenteros y noventeros de Marvel que han resucitado como serie de animación hace poco. ¿Qué pasaría si Zhu, en vez de un hombre, hubiera sido una mujer? La escritora convierte a Zhu, en la hermana sin futuro de un niño campesino destinado a la grandeza que muere y ella asume su identidad. Para algunos, este giro, esta premisa, puede ser gratuita (y puede serlo), pero ofrece a la escritora un marco fértil para crear una gran historia de crecimiento, poder y traición, que, además, profundiza en algo tan interesante y contemporáneo como la identidad.
Y, quizá sea la genialidad de esta novela, este giro, que obviamente cambia la vida, las penalidades de la protagonista… no cambia la Historia de China en nada. Al menos en esta novela, que cuenta el alzamiento de Zhu, su vida como monje budista, su unión a los rebeldes Turbantes Rojos que se alzan contra el Kan mongol, su matrimonio y su conversión en líder de los alzados.
La lucha contra el destino de esta mujer, convertida en líder militar, se convierte en un eje narrativo que ahonda y profundiza en la identidad en muchas direcciones: no solo en las más obvias por el argumento (hombre-mujer, mongol-han), sino también en otras marcadas por el otro bando, la relación entre un general mongol, un eunuco de origen han, y su príncipe; el hermano de este, un inteligente político y administrador, despreciado por no cumplir el rol habitual de guerrero y aristócrata mongol. Con inteligencia y saber hacer narrativo, Parker-Chan sabe moldear y hacer interesantes y útiles a una potente galería de personajes.
Sobre ese corazón narrativo, la escritura coloca un poderoso andamiaje lleno de aventuras, traiciones, batallas, luchas por el poder que, a pesar de su tono, ambientación y atmósfera asiática, comulga con las ficciones épicas (históricas y fantásticas) occidentales modernas. Muertes sorprendentes, giros inesperados, personajes inesperados que se alzan capitales… las aventuras y desventuras de Zhu se elevan, funciona y convencen.
Parker-Chan también recrea de manera verosímil esa China imagina del siglo XIV. Las diferencias étnicas y culturales entre han y mongoles, la guerra y el poder, la importancia del budismo y cómo impacta su espiritualidad en las vidas de los personajes, están presentes en la historia, no solo para dar color, sino para marcarla y ser importantes.
Aunque no se venda así, es una radical e interesante apuesta de novela histórica asiática (o quizá mejor, mestiza).
Comenté en el ring del podcast del Certamen de Novela Histórica de Úbeda esta novela con Ren, de Momoko blog, que también la reseñó hace unos días en su bitácora. Podéis escuchar el programa en Ivoox y Spotify.
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