Nacho Ares construye sus ‘pilares de la tierra’ sobre la pirámide de Keops y trata de responder al gran enigma del antiguo Egipto

Nacho Ares en Sakkara (FOTOGRAFÍA © MARÍA BELCHI)

Incansable en este 2022, el egiptólogo, novelista y divulgador Nacho Ares no parece haber parado un minuto. Involucrado en dos exposiciones, la inmersiva sobre Tutankamón y Hijas del Nilo, ambas en Madrid, ha reeditado su ensayo sobre el descubrimiento de la tumba del faraón antes mencionado para celebrar su centenario y ha publicado nueva novela, La pirámide blanca (Grijalbo, 2022), de la que hoy hablo con él.

Me explica Ares que esta novela tenía que haber llegado antes las librerías, pero que fue una de las muchas obras retrasadas por la pandemia. Y por eso, sorprende que en este primer centenario tutankamónico Ares no saque una novela sobre ese tema, aunque Ares se ríe cuando se lo pregunto y me recuerda que ya escribió su novela La tumba perdida.

Lo cierto es La pirámide blanca se centra, en como su autor, dice «el gran enigma del antiguo Egipto«: ¿cómo construyeron los antiguos egipcios las pirámides? Y con ella, Ares se hace fuerte con su estilo y concepción del género, que él mismo denomina «arqueología ficción«, y deja patente los intereses que ya había mostrado en otras ficciones como la magia y la mitología, y construye lo que podría ser una especie de Los pilares de la Tierra sobre la construcción de la pirámide de Keops. Y Ares sonríe ante esa mención y asegura: «No lo había pensado de esa forma».

«Hay muchas teorías sobre cómo los egipcios construían las pirámides», explica Ares, «pero ninguna parece haber dado en el clavo y ha logrado ser demostrada. Hay muchas factibles, pero indemostrables… Hay pruebas de trineos, bueyes y rampas… con lo que lo más lógica indica que esta es la respuesta. Pero también hay otras teorías, como la de las bolas de dolorita encontradas en Asuán, que parecen factibles, pero añaden preguntas, ¿cómo se perdió ese conocimiento? ¿por qué no hay menciones u otros restos? Son todo interrogantes.»

En su novela, Ares apuesta por la teoría expresada por el arquitecto francés Jean-Pierre Houdin en 2006, la de la rampa interna. «Houdin explica que crearon una rampa interna en espiral, que usaba la propia estructura de la pirámide para subir los bloques hasta la altura requerida, sin nencesidad andamios», explica Ares. «La teoría tiene adeptos y detractores», afirma este egiptólogo, «pero sí que encaja con algunas evidencias que nos han llegado. Para mí es sugerente y factible«, confiesa, «así que la novela era un lugar adecuado para proponerla».

Y apostilla este escritor que esa cantidad de interrogantes sin responder «quizá esa sea la magia del Antiguo Egipto y por lo que nos sigue fascinando». Porque en eso no nos diferenciamos de los humanos que nos precedieron. «Los primeros griegos se sintieron muy atraídos por las pirámides, Heródoto, incluido», explica Ares, «fíjate, la pirámide tiene la altura de la Torre Picasso de Madrid. Era increíble, enorme, no tenía parangón con nada de la época.»

«El día en que se sepa todo sobre Egipto, perderá bastante atractivo. Pero seguirá siendo igual de interesante, porque nos da una sensación de ser algo cercano, pero a la vez muy diferente», asegura este escritor..

La historia que cuenta Ares en La pirámide blanca nace de un papiro real, «relativamente conocido, sobre todo para los aficionados a la magia como yo, porque es una de las primeras menciones a un juego de magia de la Historia»: es el Papiro Westcar (conservado en el Museo Egipcio de Berlín) que describe el truco que hizo Djedi ante el faraón Keops. Así que yo convierto a ese Djedi en uno de mis protagonistas, porque es un experto en magia y es llamado a la corte para tratar de descubrir el número de estancias del santuario de Thot para replicarlo en su pirámide. Realmente no sabemos que era esa especie de enclave mágico, pero que debió ser importante porque dejó una gran huella en el Antiguo Egipto», explica el autor.

No es la primera vez que Ares incluye la magia del antiguo egipcio en sus novelas, pero siempre, y en esta hace lo mismo, desde un punto de vista histórico: «En el Antiguo Egipto no existía la separación que tenemos nosotros entre la magia, entendida como superstición, y el ilusionismo. Los trucos de manos y el ilusionismo eran considerados como magia, con mayúsculas.

Tampoco se sabe mucho del propio reinado de Keops, «apenas un par de referencias: una expedición a unas minas y otra militar», así que en la ficción puede este escritor «jugar a recrear»: «Es una oportunidad, sabemos cosas de la época y podemos asumir otras que dan juego a la historia».

Ares ha estado «un montón de veces» en el interior de la gran pirámide y sabe de lo que escribe: «Al entrar, sientes la presión de los miles de toneladas de los bloques que tienes encima; es como estar una cápsula del tiempo, nos transporta a un pasado del que todavía no sabemos mucho, porque nos falta mucho por descubrir. Pero además, es un enterramiento y un lugar de peregrinaje que nos acerca a una concepción del universo y del cielo que se nos escapa. Y cuando hablo del cielo, no me refiero a los extraterrestres sino a algo místico, religioso».

No queda otra que preguntarle sobre esas locas teorías que suelen rodear al Antiguo Egipto. «Trato de ser flexible», asegura», porque casi son como creencias, como religión, da igual que explicación les des que no van a desistir». Y afirma, «hay que convivir con ello. No deja de ser fascinante este negacionismo existente«.

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1 comentario

  1. Dice ser paso del tiempo y nuevas ideas

    Aparte del agotamiento continuado de miles de obreros para realizarlas, que no puede haber siempre tal número de trabajadores pendientes de esas obras con lo que varía el mundo, su pensamiento, enfermedades, etc… y de que los ladrones entraban en ellas, echando por tierra el principio por el que fueron construidas, y también por la incapacidad para conseguir los mismos materiales, pues mejor hacer otros monumentos funerarios y al final bajo tierra o incinerados, que todo evoluciona, incluso las piedras.

    22 noviembre 2022 | 11:54

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