«Vine, vi y Dios venció», la novela de la gran victoria de Carlos V en Alemania

Carlos V en Mühlberg, por Tiziano.

«Virgensantísimadelamorhermoso«, se lee decir a uno de los personajes de esta novela que hoy os traigo a XX Siglos, y es una expresión -metafóricamente, quienes lo hayan leído me entenderán que tampoco es exacta la cuestión- que puede decir un lector ante esta obra. Que querría decir aquel tópico del «qué buena es», y podemos poner el colofón con un «pardiez» que casa con el ambiente.

Hay novelas que por cubierta, sinopsis y título pueden prometer algo. Muchas cumplen, otras no. Pero hay otras que logran superar y trascender esa promesa. Es el caso de Mülhberg (Edhasa 2022), la última novela del escritor extremeño, nacido en la Francia de la emigración, Víctor Fernández Correas.

La ilustración de su portada, con ese piquero de los Tercios metido en las aguas e ensangrentado; la cruz de Borgoña, el nombre de la más celebrada victoria de los ejércitos de Carlos V, una sinopsis que nos habla de una batalla… Y efectivamente Mülberg nos relata esa batalla, pero es más, mucho más, que la típica novela de grandes batallas (que nadie tome esto como un desprecio, que esas novelas cuando funcionan, nada de malo tienen).

Víctor Fernández Correas ha optado por otros caminos. Por una narración coral, llena de personajes históricos y no, grandes y pequeños, anónimos o no, de ambos bandos para relatar aquella batalla entre las tropas de su católica e imperial majestad ante los príncipes alemanes levantiscos y luteranos. Una narración sin protagonista claro más allá de la propia confrontación, pero que brilla precisamente por la humanidad de sus personajes, por su mirar, por su vivir, por el torrente moderno y cercano de su estilo.

Mülbergh logra trasladarnos a aquel helador y caótico campo de batalla, con sus mandos, soldados, prostitutas y civiles. Reconstruye aquella jornada de sangre y muerte y renuncia a elegir bando, a reducirlo a una cuestión de buenos y malos, para narrar una historia de personas enfrentadas a momentos trágicos y trascendentales. La coralidad y un estilo sumamente personal, donde se alterna la dulzura y la crueldad, la tragedia y la comedia, y un buen puñado de guiños (musicales y cinematográficos, José Luis López Vázquez y Rosendo) y refrescante hacen que esta novela se eleve como una de las grandes sorpresas del año.

Porque Fernández Correas se eleva como un escritor habilidoso con las imágenes, las atmósferas y los personajes. Sabe retratar un campo de batalla, sin idealizarlo, lleno de sangre, dolor, muerte y caos, pero también sabe retratar, con humildad, humor, pasión o patetismo, lo que sienten todos su protagonismos, desde el emperador y el Duque del Alba hasta los granjeros a los que la guerra llama a su casa de una manera u otra. Todos, moldeados por el autor, resultan cercanos, comprensibles.

Emociona y ofrece algo diferente a lo que se puede leer en el panorama nacional de la novela histórica. Desafía los cánones clásicos del género -estilo imitador de un tono historicista, larga longitud…– para ofrecer una novela histórica que suda modernidad y pasión, que atrapa y envuelve en un torbellino bélico que descorazona y deja tocado al lector. Que es lo que busca cualquier novela, independientemente del género.

También aparece, como no, Carlos V, personaje histórico con el que este escritor desde su primera novela (La conspiración de Yuste) y por diversos desempeños profesionales mantiene una prolongada y personal relación. Pocas veces podremos ver a un Carlos mejor dibujado, más profundo y humano, sin dejar de ser quién es. También memorable resulta la reconstrucción, lograda y sorprendente, del Duque de Alba al que se le podían demandar más páginas y protagonismo.

Eso en el aspecto histórico, porque en el ficcionado soldados de los tercios y luteranos, espías, prostitutas y granjeros brillan por sí mismos, como criaturas ficticias, a la par de los grandes hombres. Y esa conjunción logran componer un engranaje casi perfecto: una batalla. Que es más que el entrechocar de las armas y el estallido de los arcabuces. Mülhberg ofrece una experiencia, mucho más allá de una novela de batallitas.

Esta es una novela que debería suponer un antes y un después en la carrera de Fernández Correas. Una de esas novelas que suben de división a un escritor (si eso existiera, pero permítanme usar el símil futbolero, que sé que el autor lo es) y le pone en la mesa de los más grandes. Quizá podría decir como el emperador ante la batalla aquello de «vine, vi y Dios vencí». De lo mejor de la novela histórica española de este año. No se la pierdan.

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