El cómic del milagro de Empel: los Tercios batallan y triunfan sobre las aguas heladas

Viñeta del cómic 1585 Empel (Cascaborra Ediciones)

El Milagro de Empel, esa batalla desesperada de los Tercios en Holanda, en el marco de la Guerra de los ochenta años, y precedida del hallazgo de una tabla flamenca con una virgen (por lo que la Concepción fue patrona primero de los Tercios y después de la Infantería española), donde la infantería del Tercio Viejo de Zamora se enfrentó a una flota holandesa sobre las aguas heladas y venció, ya tiene cómic. Y el resultado es, cuanto menos, interesante. Ya no resulta sorprendente que lo edite Cascaborra Ediciones en su colección de Historia de España en Viñetas.

El álbum de 65 páginas viene firmado por J. Marquina (guion), J. Infante (dibujo) y G. Pereira (color) y viene acompañada por un artículo del periodista y divulgador histórico Maniuel P. Villatoro. Hay buen hacer y acierto en el trabajo de este equipo de autores. Marquina, Infante y Pereira han sabido un componer un relato bélico lleno de plasticidad y expresividad, que sabe narrar y explicar el hecho en sí y darle el necesario rigor, pero sin que eso aplaste las emociones que deben reinar en una ficción.

Los Tercios siempre han sido, desde su rescate novelesco de Pérez-Reverte gracias a Alatriste en los 90, una perita en dulce para ficcionadores de todo pelo. Y entre la Leyenda Negra hasta la dorada y mitifcadora se han dado muchas visiones diferentes de aquellos míticos cuerpos de infantería que sirvieron por toda Europa y el Norte de África a la Monarquía Hispánica. Este cómic acierta en centrarse en el hecho bélico, en contarlo muy cerca del terreno, tratando de entender a los hombres que allí lucharon y no meterse en consideración más de fondo.

1585: Empel cumple con nota sus objetivos y ofrece un cómic didáctico, que no se mete en excesivas profundidades para no lastrar la historia y logra mostrar una batalla cruda, brutal y épica, sin blanquear violencia o sufrimiento. Los amantes del género histórico y los Tercios, lo disfrutarán. Y en estos días de canícula, el gélido frío del ambiente histórico de este cómic puede servir para refrescar.

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