Kate Mosse: «La historia muestra que no aprendemos del paso del tiempo»

La escritora Kate Mosse en Carcasona FOTO: © OLGA RODRÍGUEZ

Kate Mosse (Londres, 1961) regresa a las librerías, tras su trilogía del Languedoc, auténtico best seller internacional, con una nueva novela. Y no se va muy lejos, al menos en lo espacial: vuelve a Carcasona y al Languedoc. Lo que sí cambia es el tiempo, salta al siglo XVI, a la Francia de las guerras de religión con La ciudad del fuego (Planeta, 2019). Novela que arranca, ya lo avanza la autora, un cuarteto de ficciones que abarcaran los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX y que abordará 300 años de refugiados franceses.

Aprovecho que la autora de esta promocionando esta novela en la espectacular ciudad de Carcasona para entrevistarla por teléfono.  Y es lógico, viendo donde está, empezar preguntando por qué esta autora británica tiene esa relación tan especial con esa ciudad que ha marcado su carrera literaria. «La primera vez que vine fue hace treinta años y no sabía nada de su historia«, me explica desde el otro lado de la línea, «era noviembre y había niebla por todas partes. Me acuerdo de cruzar el puente viejo y descubrir la ciudad medieval. Me enamoré a primera vista y ese amor continúa. La luz, la historia allá donde mires. Te hablo desde aquí, y aunque estamos vestidos de forma moderna, notas el fantasma del pasado a cada paso. Por eso adoro este lugar y quiero ambientar mis historias aquí».

Y precisamente ahí, y en Toulose, se concentra la historia de dos jóvenes franceses, Minou y Piet, que en 1562 viven las tensiones entre católicos y hugonotes (protestantes) que derivarán en las terribles guerras de religión que asolaron el país -«ocho entre 1562 y 1590», recuerda la autora-. Hechos históricos que ya han tratado grandes del género como Alejandro Dumas en La reina Margot, o Ken Follet en la reciente Una columna de fuego.

En esta tierra se han ambientado muchas novelas históricas, pero en tiempos más medievales, no recuerdo una novela de esta época renacentista situada en Carcasona…

Me fascina contar historias de gente común y corriente, atrapados por momentos de la historia que no pueden controlar. Ya había escrito sobre las cruzadas contra los cátaros y ahora quería escribir sobre las guerras de religión. Cambiaron el rostro de Francia y de Europa. Me pregunté qué pasaba entonces en Carcasona: ¿era católica o hugonote? ¿cómo vivió la gente normal aquello? Hago de detective e intento aprender más y más esta ciudad y su historia.

Hablar de las guerras de religión, ¿es un mensaje al lector de hoy, que si bien no ve conflictos entre católicos y protestantes, sí violencia en nombre de credos religiosos?

Esa es una buena pregunta que tiene dos respuestas. Creo que la ficción histórica sólo se puede escribir acerca de y desde la mentalidad del tiempo en el que ambientes la novela: para que los personajes puedan respirar, tienen que parecer que pudieron vivir en aquella época. Como autora no puedo escribir desde mi perspectiva de mujer del siglo XXI porque las mujeres del siglo XVI tenían perspectivas y oportunidades diferentes. Son los lectores que traen el presente a la novela. Yo me centro en el siglo XVI y serán los lectores los que aporten sus visiones y emociones sobre temas como la guerra, el fundamentalismo, la religión, los refugiados… Me gusta dar espacio a los lectores.

Me preguntabas por un mensaje… El que me queda claro es que no aprendemos con el paso del tiempo, la historia es como un péndulo que viene y va, ahora quizá estamos en un movimiento peligroso, pero que seguro que volverá a su sitio, como la historia lo ha demostrado siempre.

Y en estos tiempos de lo políticamente correcto, de la presión de las redes sociales, ¿escribir desde la mentalidad de hace siglos no lleva a equívocos y polémicas?

Como autora de ficción histórica pienso que eso ayuda a ponerte en la piel de las demás y ver que las cosas son complejas, nada es blanco o negro. Creo que a la gente les gustan mis libros porque escribo sobre aventuras, misterios e historias de amor, pero también porque con ellas se preguntan: ¿qué hubiera hecho yo en ese momento? Como ambiento la novela en el siglo XVI puedo adentrarme en los matices. En las redes, todo se simplifica, no puedes decir según que cosas; en cambio, desde la modernidad del lector, puedes jugar con esas emociones del lector, pero con la seguridad de que escribes desde el pasado.

Kate Mosse en Carcasona. © OLGA RODRÍGUEZ

¿Por qué la novela histórica sigue vigente en una sociedad tan tecnológica?

Creo que es porque por mucho que los tiempos cambien, las emociones humanas no cambian demasiado: a ti se te muere un hijo y sientes la pena más grande en 2019 o 1569. La novela histórica gusta porque permite indagar en emociones complicadas como el amor, el odio o la avaricia, desde la seguridad de la mirada retrospectiva. El mundo es complejo y sabemos mucho de él, pero sabemos poco de las emociones. Para unos, la novela histórica es entretenimiento y diversión, una forma de escapismo; para otros es un espejo que plantan delante del presente. Es vivir el presente, partiendo del pasado. Yo siempre me pregunto a través de mis personajes, ¿qué tipo de mujer habría sido en la Carcasona de la época? ¿Habría sido valiente? Eso hace que la novela histórica siga viva.

Ha creado un galardón para ficción escrita por autoras. No sé si usted siente que si en una de sus novelas histórica introduce una historia de amor, corre más riesgo de que la tilden de romántica o ficción para mujeres, que otros colegas de género, que también incluyen romances, como Ken Follet o Bernard Cornwell…

El premio lo creé a raíz de esa percepción que comentas: parece que si una historia la escribe un hombre y tiene un protagonista varón son para todos, pero las escritas por mujeres con protagonistas femeninas son solo para nosotras. Una historia, si es buena y está bien escrita, es para todo el mundo. En mis portadas, si te fijas, siempre intento que no parezcan solo historias de amor, porque no lo son: escribo ficción, aventuras, misterios, hombres y mujeres, buenos y malos, escribo historias que suceden en hogares, que no significa que sean domésticas, que es otro adjetivo que nos suelen colgar. Me gusta de hablar de mujeres y de todo lo que tiene que ver con ellas, pero quiero que todos los lectores, da igual su sexo, disfruten con ellas. Hay en mis novelas historias de amor, pero no son mi objetivo: quiero contar como la historia afecta a la gente de pie, a la gente que es obligada a abandonar sus hogares. Esa percepción que dices existe, pero yo escribo, y creé el premio, para rebatirla.

¿Habéis leído a Kate Mosse? ¿Qué os parecen sus novelas?

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