La importancia de las cubiertas en las narrativas históricas

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¿Es importante la cubierta de un libro? Fundamental ¿Y en una novela histórica? Del mismo modo, aunque este género, además, implica unas peculiaridades añadidas. Las cubiertas, las primeras planas, van a ser las puntas de lanzas del libro, su tarjeta de presentación. A nivel editorial será una de las decisiones más complejas y estudiadas, porque del primer impacto visual depende, en un buen porcentaje, la colocación en librería y la decisión de compra del lector. En el último y reciente Barómetro de Lectura y Compra de Libros de la Federación de Gremios de Editores de España, se cita como el séptimo elemento tenido en cuenta a la hora de comprar un libro (tras el tema, el autor, el consejo de familiares y amigos, la crítica, el precio y el título). Puede parecer poco, pero ya es. Y pensemos en su probable importancia en la compra no planeada, cuando los factores más obvios (autor, tema) no entra tanto en juego.

Si una cubierta entra por los ojos, el libro al que precede tendrá más posibilidades de tener un buen recorrido. En el mundo digital, con las tiendas online y las redes sociales cargadas de informaciones sobre libros, resultan aún más determinantes. Una buena portada puede lanzar una novela histórica. Una mala, la puede hundir.

No solo debe ser atractiva, sino además debe ser acorde con el contenido. Recuerdo, en la época en la que trabajé en editoriales, tensas reuniones entre editores, diseñadores y autores, sobre estos asuntos. Cuántas veces la cubierta no se ha correspondido con el tono de lo que se escribe en el libro y eso ha provocado una sensación de decepción y fraude en el lector.

Charlo con dos diseñadores de cubiertas para adentrarme más en este asunto capital. Siempre he pensado que los diseñadores de cubiertas son una especie de ángeles de la guarda de libro. Invisibles para el lector, pero cuya visión, la imagen que han preparado ellos para el libro, es el escudo y bandera del mismo. De su buen ojo y labor dependerá parte de su éxito.

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«El libro es cultura y además es producto. Si queremos salvar el libro, vender más y divulgar, tenemos que aplicar las reglas del márketing y del márketing online, para elaborar una portada que se pueda vender y difundir en redes», me explica Ricardo Sánchez, ilustrador y diseñador de cubiertas e interiores para un buen número de publicaciones de narrativas históricas, tanto de ficción como sobre todo de no ficción.

A sumar a toda esa presión sobre la portada, se suma la peculiaridad añadida sobre la novela histórica que os comentaba al principio. «El género histórico tiene además un parámetro formal que no depende de tendencias y que hay que tener en cuenta siempre: el rigor histórico», me explica Manuel Calderón, de Calderón, que ha diseñado cubiertas para Edhasa, Pàmies, Esfera de los Libros o Harper Collins entre otras.

Es un factor que tiene su peso, sin duda. ¿Influye por ejemplo una cubierta de una novela histórica sobre vikingos donde los cascos presenten los famosos y ahistóricos cuernos? ¿O una novela sobre Espartaco, el líder de los esclavos rebeldes contra Roma, donde la figura que aparece en cubierta vaya vestido como un hoplita griego? Sin duda, en el lector de histórica, sí. Cuando veis una cubierta así no os preguntáis, ¿si es así la cubierta, cómo de documentado estará el interior?

Es verdad que, seguramente, la visión marketiniana de la editorial alegará que los cuernos de los vikingos conecta con la visión mítica que tiene el público general de ese pueblo, pero ¿están seguros que es así? ¿están seguros de que conecta con el verdadero público objetivo de esa novela? Resulta discutible.

Así pues, como en la propia literatura que presentan, el conflicto entre estética y rigor histórico también se lucha en las portadas. ¿Hasta qué punto? «El autor de histórica, por regla general, pide rigor y el editor no siempre coincide y en medio de esta batalla hay que llegar a un equilibrio y no siempre es fácil», me explica Calderón, «en ocasiones hay que tomar decisiones creativas curiosas para mantener un nivel de rigor aceptable y evitar cometer alguna “herejía” imperdonable o todo lo contrario».

«El lector de narrativa histórica busca en la portada rigor, épica, valentía, piedad, ensoñación y en definitiva experiencias. La belleza muchas veces se ve superada por el contenido y el diseño de la cubierta, que se complementará  con la fantasía del lector cuando se decida a comprar nuestro amado producto», añade Sánchez, que afirma que las creatividades sobre narrativas históricas están «muy cerca de otros géneros transversales y desgarradores como el policíaco, el misterio, la ciencia ficción…  y muy lejos de cualquier libro de autoayuda y formación«.

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Ambos diseñadores coinciden en que todos, autores y editores, hoy en día son hiperconscientes de la importancia de la cubierta y que vivimos en un «mercado global» que también afecta al diseño. «Las cubiertas en España tienen un nivel muy alto, tanto que cada vez exportamos más diseños a otros mercados que en numerosas ocasiones prefieren la cubierta de la edición española de libros anglosajones por encima de las originales», asegura Calderón.

Y vosotros, ¿qué pensáis? ¿es la cubierta de un libro importante para vosotros a la hora de elegirlo? ¿creéis que el rigor histórico es impepinable en este tipo de portadas?

¡Saludos lectores!

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