Manuel Calderón: «El autor de histórica pide rigor y el editor no siempre coincide»

GTRES

Manuel Calderón es el artista tras Calderon Studio, un estudio que diseña cubiertas y elementos gráficos para libros para editoriales tan conocidas como Edhasa, Harper Collins, Pàmies o Esfera de los Libros. Entre sus trabajos hay un buen puñado de portadas de novelas históricas y libros de ensayo y divulgación. Charlo con él sobre su proceso creativo a la hora de afrontar dichas cubiertas…

[A FONDO: La importancia de la cubierta en las narrativas históricas]

¿Qué diferencias hay entre diseñar una cubierta de género histórico al de otros géneros?

Desde el punto de vista práctico, ninguna. El proceso en sí es el mismo, pero los parámetros a tener en cuenta condicionan el modo de enfocar una cubierta de un género determinado. En general hay parámetros estéticos propios, aunque no exclusivos, de cada género que suelen evolucionar con las tendencias artísticas y audiovisuales. El género histórico tiene además un parámetro formal que no depende de tendencias y que hay que tener en cuenta siempre: el rigor histórico.

El rigor histórico frente a la belleza visual o al impacto, en este caso ¿quién gana?

Depende del campo de batalla… En el caso de una cubierta para ensayo el rigor suele ser condición sine qua non, en cambio para una novela ya hay que tener en cuenta una gran cantidad de matices que pueden decantar la balanza. Mi punto de partida es siempre el rigor y procuro consultar tanta documentación sobre la época y el contexto histórico como me es posible. Hay que tener muy claras las localizaciones, vestimentas, armas, etc… Pero al mismo tiempo hay que valorar el mercado y sus tendencias e intentar anticipar qué puede atraer visualmente al potencial lector del libro. Las variables a tener en cuenta son muchas y además existen ciertos códigos visuales que en cierto modo definen lo que se espera de una cubierta de novela histórica y de los que es difícil evadirse. El autor de histórica, por regla general, pide rigor y el editor no siempre coincide y en medio de esta batalla hay que llegar a un equilibrio y no siempre es fácil. En ocasiones hay que tomar decisiones creativas curiosas para mantener un nivel de rigor aceptable y evitar cometer alguna “herejía” imperdonable o todo lo contrario.

Cuando te piden una cubierta de este género, ¿qué datos e información requieres?

Lo mínimo es saber cuándo, dónde, quién y qué. Necesito saber en qué año y lugar transcurre la novela, su contexto histórico, descripción de los personajes y una pequeña sinopsis de la historia. A partir de aquí suelo tirar de biblioteca y de fuentes fiables en Internet para completar los huecos y reunir cuantas referencias me parezcan útiles o interesantes. Me gusta consultar si hay algún detalle que resulte clave en el desarrollo de la novela, eso sí evitando los spoilers del argumento en la cubierta…

Recibes ideas o sugerencias de los autores, ¿crees que realmente son conscientes de la importancia de la cubierta en sus obras?

Algunos autores se involucran más que otros, en ocasiones su participación en las decisiones creativas está estipulada por contrato y hay que ceñirse a lo que requiera. Sea como sea, yo agradezco el feedback porque el autor conoce de primera mano el material y se ha documentado a fondo para escribir su libro así que es la principal fuente de información sobre la novela.

Todos los autores saben que la portada es el escaparate y la tarjeta de presentación del libro y son conscientes de que es la primera línea de defensa de su propuesta literaria… nuestro trabajo es conseguir atraer al potencial lector para que entre en contacto con la obra.

Respecto a otros mercados (anglosajón o francés) ¿cómo valoras las cubiertas de género españolas?

El mercado anglosajón suele ser el que marca la tendencia, ahora mismo se ha alejado bastante del código del bestseller para ofrecer una línea mucho menos agresiva y elegante, más luminosa y de marcado carácter femenino acorde con el auge de grandes autoras de ficción. Esta tendencia tiene su reflejo en los mercados europeos que, aunque tienen sus peculiaridades culturales, tienden a diluirse dentro de un mercado globalizado que se mueve al son de los cánones estéticos procedentes del otro lado del charco. Aunque es precisamente en la exploración de estas particularidades donde, en mi opinión, se encuentran los diseños más originales y las propuestas más llamativas.

Las cubiertas en España tienen un nivel muy alto, tanto que cada vez exportamos más diseños a otros mercados que en numerosas ocasiones prefieren la cubierta de la edición española de libros anglosajones por encima de las originales.

¿Cuál es tu proceso creativo a la hora de encarar una cubierta?

El proceso creativo que sigo es básicamente el mismo a la hora de plantear cualquier trabajo, ya sea una cubierta para una novela, una ilustración para un juego o un mapa ilustrado para un libro… el objetivo es encontrar una buena idea que pueda resultar atractiva y que esta sea realizable dentro del plazo marcado.

Primero procuro acumular toda la información que sea posible sobre la obra, su autor, su editor y el potencial lector. Después busco inspiración en cualquier sitio: cine, tv, libros, música, videojuegos. Hay que estimular la imaginación y crear masa crítica alrededor de esa idea para que surja del caos. Concebir la idea es la parte más complicada, a veces lleva minutos, a veces días y dado que el tiempo disponible a menudo es escaso, encontrar e identificar lo antes posible esa idea que pueda funcionar acaba siendo primordial ya que el tiempo que resta influirá en las elecciones que se tomen a la hora de plasmarla, que es el paso siguiente. La siguiente decisión es elegir la técnica para llevar la idea al papel, al final puede ser una o una mezcla de varias: dibujo, fotografía, pintura digital, retoque… a veces se tiene muy claro que la idea puede funcionar y prácticamente es imposible parar hasta terminarla y otras requiere un boceto previo para ver si realmente funciona o es realizable. Es posible que la primera versión no funcione y haya que replantearse el diseño, a veces solo algunos cambios, otras volver al principio. A veces la mejor idea surge de un descarte… en medio de todo esto hay que dejarse llevar y confiar en el instinto.

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