‘La boca del Diablo’: diablos, brujas e inquisidores en el Siglo de Oro

Casarrubios del Monte: Iglesia de Santa María, tomada desde las ruinas de la iglesia de San Andrés (Malopez21, Wikipedia)

Dos inquisidores, uno fanático y otro un investigador más racional, acompañados de un soldado que acaba de vivir el trauma de la derrota de la Armada Invencible, llegan a un pueblo toledano, Casarrubios del Monte. Varias mujeres han desaparecido y un testigo ha creído ver a un diablo devorando a una de ellas. La población está al borde del pánico y las autoridades, desconcertadas. Esta, es en líneas generales, la premisa argumental de La boca del Diablo (Edhasa, 2018), la nueva novela del escritor sevillano Teo Palacios.

Palacios, que ya había demostrado su habilidad con novelas históricas más tradicionales como La predicción del astrólogo (Ediciones B) o El trono de barro (Edhasa), demostró su buen hacer con una novela policíaca de corte histórico con Muerte y cenizas (Edhasa, 2017), un misterio en la Sevilla romana. Esa misma senda es la que sigue, cambiando de época, con esta nueva obra, aunque cambia los elementos humorísticos, claves de aquella, por toques de terror y satanismo en esta.

Y el cóctel funciona. Palacios hace una reconstrucción de la época apropiada y acierta en elegir una localización real, pero pequeña y más desconocida, como el pequeño pueblo toledano de Casarrubios. El autor juega un inteligente juego con las percepciones y expectativas racionalistas de sus lectores del siglo XXI gracias al inquisidor fray Bernardo: nos da a entender que todo puede tener una explicación humana y racional, pero juega a abrir la posibilidad sobrenatural, satánica y supersticiosa, más acorde con las creencias de la época. Y juega su baza con tino: ¿están los lectores ante un asesino en serie muy humano? ¿O la intervención del diablo es real? ¿El juego tendrá una explicación definitiva  en uno u otro sentido al cerrar el libro?

La novela discurre de forma directa y coherente: la investigación para resolver la desaparición de las mujeres van poniendo en evidencia una red de engaños y secretos en el pueblo, que los investigadores llegados de fuera deben ir desenmarañando.

Quizá uno de los pocos peros que se le pueda poner a la novela es que, como el autor narra algunos momentos de terror atmosféricos y logrado, podría haber cargado más la mecha en ese sentido. La mezcla de terror e histórico todavía es una anomalía en el género y tiene mucho por explotar y, como lector, me he quedado con ganas de más en esa dirección. Pero, obviamente, en este caso, la apuesta de Palacios ha sido conjugar elementos terroríficos en una trama policíaca en un contexto histórico. Y en eso, el autor se demuestra hábil y sale airoso.

Buena novela, entretenida, que se lee en tres sentadas. En sus páginas pasamos de revivir el desastre de la Armada Invencible a adentrarnos en la forma de investigación de los Inquisidores (hay un poco de todo, brujas, posesiones demoníacas, fraudes, asesinatos…). Una apuesta original para adentrarse de un modo diferente en una época muy tratada como son los Siglos de Oro españoles.

¡Buenas lecturas!

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