Óscar Eimil: «Uno de los grandes problemas que tenemos como país es que se ha abandonado el estudio de nuestra Historia»

Óscar Eimil (Vilalba, Lugo, 1962) ha irrumpido hace unos meses en la novela histórica española con su primera novela Reinos de sangre (Almuzara, 2017), que nos traslada a la Península Ibérica del siglo XI, centrándose en Fernando I el Grande y su legado. Charlo con Eimil, jurista y columnista, además de escritor, para adentrarnos en los entresijos de esta obra y en su visión sobre la novela histórica y la historia. Y al final, como casi siempre, acabamos hablando de otros muchas cosas: la Historia, la situación política de España a día de hoy, …

Poner de subtítulo «La forja de España» en una novela ambientada en torno al año 1000 en una novela publicada en la España de hoy, ¿son ganas de provocar?

No era esa la intención, desde luego, aunque no te oculto que me siento muy orgulloso de mi país. Principalmente, en el sentido de todo lo bueno que hemos conseguido juntos en estos últimos 40 años. El porqué de La Forja de España creo que resulta de la lectura del libro. La novela narra esencialmente los terribles acontecimientos que sucedieron en la Península en los primeros 70 años del segundo milenio. Fue precisamente en esa época cuando se produjo el nacimiento de los reinos de Castilla y Aragón, las dos potencias medievales cuya unión, con el paso de los siglos, daría lugar a España. Por otro lado, el concepto de forja hace referencia a esfuerzo, violencia, golpes, fuego, hierro, a moldear, a dar forma a algo que nace. En estos dos sentidos, nos pareció, al editor y a mí, muy oportuno el subtítulo para la novela.

¿Cómo nació su interés por Fernando I y su época?

Como la mayor parte de las cosas de la vida, por casualidad. Me topé con la primera mitad del siglo XI sin quererlo, leyendo un tratado de historia altomedieval, y enseguida me di cuenta de que la de Fernando el Grande era una gran historia que merecía ser contada.

¿Qué ha sido lo más complicado de documentar y recrear la época de Reinos de Sangre?

Desde el principio quise que la lectura del libro, de cada párrafo, fuera como un puente de plata que trasladara al lector a aquella época. Que lo introdujera de bruces en ella y que no le permitiera salir de allí. No sé si lo he conseguido. Para intentarlo, sabía que tenía que meterme yo mismo en esa época fascinante y atormentada hasta el límite de lo humanamente posible. Y a ello me puse. Fue una experiencia maravillosa escribirla. Ese fue el gran desafío de Reinos de Sangre.

¿Es difícil entrar en la armadura y calzas de los personajes reales de la historia y convertirlos en seres comprensibles y humanos para el lector de hoy?

Generalmente, a tantos años vista, la dificultad de recrear una época radica, no tanto en describir y contar los acontecimientos históricos tal y como sucedieron, sino en desentrañar la intrahistoria. Buscar por qué sucedieron así las cosas. Indagar en la vida privada de los personajes y encontrar en ella la justificación de sus comportamientos. Creo que en lo esencial, que son los sentimientos, no hay mucha diferencia entre ellos y nosotros.  Las pasiones, los afanes y las motivaciones que tenían son semejantes a las nuestras. Poco ha cambiado desde esa perspectiva. Conviven en la novela, por eso, los mejores sentimientos como el amor, la espiritualidad, la valentía y la devoción, con los peores como la ambición, la deslealtad, la codicia y la traición. Son sentimientos familiares que a todos nos suenan.

La Edad Media, al ser tratada en ficción, es un terreno bastante fértil para caer en mitificaciones o exageraciones, ¿cómo lucha como escritor contra eso?

La Edad Media es un periodo fascinante desde el punto de vista del escritor y también del lector. Está llena de grandes episodios que están deseando ser contados y que nos muestran lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Te reitero que, en los sentimientos, que es lo realmente importante, lo que en definitiva mueve el mundo, las cosas no han cambiado mucho. Es este punto de vista el que, a mi juicio, debe inspirar al novelista. Interpretar los hechos que sucedieron desde la perspectiva de sus protagonistas, no como mitos, sino como personas de carne y hueso como nosotros que vivieron en un mundo tremendamente hostil.

Tras el proceso de escritura de esta novela… ¿Ha cambiado su visión de la historia?

No, en realidad, no. Aunque es mi primera novela, me he pasado la vida con un pie aquí y otro pie allí, en donde viven los protagonistas de nuestros libros. Me fascina el pasado. Lástima que solo podamos vivir en una época.

Volviendo al tema de la primera pregunta, hace unas semanas leí que se había creado Fundación Civilización Hispánica (FCH), «que nace con el objetivo de lavar “una imagen errónea e injusta” del papel español en el pasado y en el presente» Hablan de que usarán series, películas, libros ilustrados, exposiciones… ¿Cree que la novela histórica también debería comprometerse con este papel?

No conocía la iniciativa. Yo creo que la novela histórica tiene una función importante que cumplir en nuestra sociedad. Y mucho más ahora, en el escenario de crisis nacional que vivimos. Uno de los grandes problemas que tenemos como país es que se ha abandonado el estudio de nuestra Historia. Sin ese enganche con el pasado, todo es más complicado. Pero escribir una buena novela depende de la inspiración individual. Ahí tienen poco que hacer los movimientos de los que, en general, no soy muy partidario.

Estando de acuerdo en la excesiva carga de la leyenda negra en nuestra historia y sociedad, y siendo consciente de que los propios españoles somos los mayores ‘creyentes’ de esa leyenda, a veces me pregunto si este tipo de iniciativas no buscan contraponer una propaganda con otra, quizá demasiado complaciente con la historia para compensar esos excesos que mencionaba…

Yo no le daría mucha importancia a esos movimientos de acción-reacción. La leyenda negra de España está cimentada en el papel de perdedores que hemos jugado en nuestro entorno geopolítico durante muchos siglos: prácticamente desde el XVI al XX. Porque es cierto que durante esos cientos de años nuestro país fue casi siempre cuesta abajo. Lo que realmente importa ahora, sin embargo, no es eso, sino lo que somos, la imagen que proyectamos hoy en día al exterior. Y esa imagen es positiva, a pesar de acontecimientos recientes que en nada han ayudado a mejorarla. El estudio y el conocimiento de nuestra Historia son, a mi juicio, mucho más importantes puertas adentro que puertas afuera. Porque nuestro pasado, el bueno y el menos bueno, nos cohesiona como país, nos ayuda a respetarnos a nosotros mismos, e impide que repitamos en el futuro los mismos errores del pasado. Por eso, los poderes públicos deberían hacer un gran esfuerzo en esa dirección. Por desgracia no leo nada de eso en los periódicos.

 ¿Cómo se define Oscar Eimil como escritor la novela histórica?

Es difícil. Siempre tuve la ilusión de escribir una novela histórica. Algo que me parecía muy lejos del alcance de mis capacidades. En Enero de 2016, sin embargo, me puse a ello, a escribir la novela que a mí me hubiera gustado leer. Y ahí está el resultado. Me siento humildemente orgulloso, pero tengo mucho que aprender. Ser escritor es algo grande y requiere de algo más que una novela. Pero he trabajado duro y he tenido suerte. Supongo que el concepto de ficción histórica se refiere a la recreación de un periodo distinto del nuestro, pero tan histórica es, por ejemplo, una novela que transcurra en la Transición, como Reinos de Sangre.

La novela histórica, ¿tiene un valor didáctico con la historia o es solo ficción?

Hay de todo. Yo tuve claro desde el principio que el objetivo principal de la novela era entretener, transportar al lector a otra época. Sin embargo, también quise que Reinos de Sangre tuviera un cierto valor pedagógico que sirviera para recordarnos a todos cuáles son nuestros orígenes, y lo difícil y sacrificado que ha sido para decenas de generaciones traernos hasta donde ahora estamos.

¿Cuáles son tus referentes en el género?

 Sin duda, Hilary Mantel. Cuando leí En la corte del lobo supe que si algún día iba a intentarlo, ese era el modelo a seguir.

Debuta en la ficción histórica, ¿cómo valora la situación de este género en España?

Desigual. Creo que esa es la palabra adecuada. La novela histórica es el género favorito de los españoles y creo que su futuro podría ser muy bueno. Siempre me gusta hacer una crítica positiva de todas las situaciones de la vida. La profunda crisis que estamos viviendo en nuestro país –una crisis de identidad, a fin de cuentas- tiene, en este sentido, una lectura positiva: que está despertando un enorme interés en los españoles por saber más acerca de nuestros orígenes, de nuestra Historia. Por eso, deberíamos aplicarnos a ello con ilusión y ganas. Yo, desde luego, voy a hacerlo. Es importante que conozcamos bien nuestra Historia para honrarla –porque somos lo que somos por el sacrificio de nuestros antepasados-, y para entendernos mejor a nosotros mismos. Así sería más difícil que nos la falsificaran.

¡Buenas lecturas!

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2 comentarios

  1. Dice ser Meyer

    Pues ha cometido un error bien grande. El nacimiento de Castilla es con Sancho I de Castilla mal llamado II en el año 1065-1072.
    Sancha I y Fernando I son reyes de León y además Fernando es Conde de Castilla. Fernando se proclama rey en León pero no lo hace en Castilla. No existe documentación alguna donde se insinúe que Fernando se ha proclamado rey de Castilla; acontecimiento muy importante que estaría documentado por varias vías si hubiese ocurrido.

    15 marzo 2018 | 10:35

  2. Dice ser Vel Asangre

    ¿El nacimiento de Castilla es con Sancho I? O sea, ¿no existía antes?
    De todos modos, sin ponerme a discutir si Fernando es rex, comes o regnante, no veo dónde dice el artículo que Fernando sea rey de Castilla. No hay que ser tan pejigueras. Hasta Jaime I llega a decir en el Llibre dels Fets que Cataluña es un reino. Es un error dar a las palabras de hace 900 años el sentido que tienen ahora. Incluso cuando lo hacemos para demostrar lo mucho que sabemos.

    24 marzo 2018 | 12:40

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