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Entradas etiquetadas como ‘desempleo’

No tienen donde caerse vivos

Por Agustín Arroyo Carro

Comedor socialTradicionalmente se decía de los pobres de solemnidad que no tenían dónde caerse muertos. Pero esto, obviamente, es un tópico. Según están los tiempos en España, podríamos decir ahora que mucha gente ‘no tiene donde caerse viva’, porque la precariedad económica golpea con tanta saña que no hace falta convertirse en carne de obituario o ser el interfecto para transformarse, de la noche a la mañana, en integrante vergonzante de esa especie de “Santa Compaña” que deambula renqueante en busca de un nuevo trabajo, aunque sea a tiempo parcial o a tiempo difuso en este sistema en crepitante confusión y múltiple fragmentación.

Se los ve en los parques, en las oficinas del INEM, en las plazas, incluso asediando con recelo el entorno de los contenedores de los supermercados de barrio. Algunos cuando se les acaba la prestación por desempleo rescatan, casi al abordaje, a padres o tíos solteros ancianos de las residencias de la tercera edad para poder sobrevivir con sus devaluadas pensiones de jubilación. Estas situaciones, no lo dudo, serán cada vez más habituales, incluso servirán, en parte, de inspiración para reactivar la mortecina dramaturgia nacional. Desde la última posguerra en los años 40 del pasado siglo, no se había vivido con tanta intensidad la conciencia de inerme fragilidad, de incertidumbre estructural y de tenebroso miedo al futuro.

Historia de un timo (o la angustia por conseguir un trabajo)

Por Álvaro

Antes de contar mi historia, me gustaría ponerles en antecedentes para comprender un poco el origen de todo; tengo 27 años, y hace tres años acabé la carrera de comunicación audiovisual pero como a tantos jóvenes hoy en día es difícil encontrar un trabajo estable y en más aun relacionado con nuestros estudios, y llevo desempleado desde finales de noviembre de 2012 sin tener suerte en encontrar trabajo desde entonces. Explico esto porque muchas veces la desesperación o las ganas por conseguir un empleo nos ciega de alguna manera. El pasado día 30 de julio recibo a las 9 de la mañana una llamada de un allegado mío que me comunica que me va a pasar con alguien que está buscando gente para trabajar; Esta persona dice llamarse José Luis y trabajar en una empresa que se encarga del mantenimiento del metro y, tras unas breves preguntas sobre mí, me ofrece un trabajo bien remunerado como ayudante suyo. Este individuo queda en llamarme más adelante para seguir la conversación.

Un par de horas más tarde recibo una nueva llamada de esta persona, que tras contarme algún otro detalle sobre el trabajo, me ofrece reunirme con él para vernos cara a cara y me cita en una calle cercana a Sol donde, se suponía, estaba trabajando en una avería. Un rato más tarde, llego al sitio indicado y tal como me había dicho allí estaba; Un hombre de unos 60-64 años, de unos 1,75 metros de altura, complexión media y pelo canoso que vestía un mono azul y amarillo de mantenimiento.

El hombre insistía en disculparse por el lugar y la premura del encuentro pero se excusaba diciendo que llevaba toda la noche trabajando en una avería y que le urgía encontrar a alguien para trabajar. Con un tono afable y cercano y en muchos momentos mencionando a mi allegado y aportando datos suyos me cuenta en qué consiste el trabajo y las condiciones laborales del mismo. El hecho de que me hablase con tanta cercanía sobre mi allegado me hizo, en cierto modo, bajar la guardia y confiar en esta persona más de lo que debería haberlo hecho.

Del mismo modo, aunque el trabajo no estaba relacionado con mis estudios y aún siendo yo un negado en temas de electricidad y mantenimiento, las ganas de trabajar y ver tan cerca un empleo que parecía estable y bien remunerado sirvieron también para cegarme ante lo que estaba ocurriendo.60167 El hombre no hacía sino meter una gran cantidad de datos en mi cabeza y de forma continuada para no dejarme pensar con claridad ni que me diera tiempo a asimilar la información. Él me llevaba a su antojo a donde quería y a cada consulta que pudiera hacerle o a cada cosa que decía o hacía, él sabía como responder.

En un momento dado de la conversación, me comenta la idea de empezar esa misma tarde, para que así me fuera enseñando en qué consistía nuestra labor y para poder empezar a pleno rendimiento el 1 de agosto. Me explica también que, para realizar dichas labores, me haría falta un material especial consistente en unas botas de alta tensión y unos guantes específicos para trabajar con corriente y que dicho material me lo tendría que costear yo en un primer momento pero que, a la firma del contrato, se me abonaría todo el importe.

El hombre se ofrece a acompañarme en todo momento a comprar dicho material pero me indica que el pago debe ser en efectivo pues en esas tiendas no aceptan tarjeta por lo que, mientras el hombre se queda atendiendo unas llamadas, me acerco a un cajero próximo para sacar efectivo.

Un vez reunido nuevamente con él, realiza varias llamadas a supuestos compañeros de trabajo preguntando sobre la tienda más cercana donde comprar ese material. El hombre me comenta que uno de los supuestos compañeros se ha ofrecido a comprarme las cosas al encontrarse cerca de una de las tienda y de ese modo, al ser ya cerca de las 12:30 del mediodía, me daría tiempo a volver a casa a comer y volver de nuevo a Sol para reunirme con él a las 14:30 y comenzar a trabajar.

En ese momento, le entrego la cantidad de 200€ que era lo que aproximadamente me había dicho que costaba el nombrado material.

Quedamos entonces en volver a encontrarnos a las 14:30 en la estación de Sol y me facilita un número de móvil para ponerme en contacto con él una vez me encontrase en el lugar. No es hasta encontrarme allí y tras llamarle repetidas veces pues eran ya cerca de las 15:00, cuando caigo en la posibilidad del engaño, que se confirma tras llamar a mi allegado y comentarme que había conocido al tal José Luis pocos días antes en la galería comercial donde trabaja.

Obviamente en frío y analizando todos los detalles, hay muchos puntos en los que, normalmente, hubiera saltado en mi cabeza una alarma avisándome del peligro y de la posibilidad de que ese hombre me estuviera engañando.

El hecho de entregar en mano una cantidad tan importante de dinero a un hombre desconocido es inconcebible si no fuera porque este hombre viene a través de una persona de confianza mía que te hace a su vez bajar las defensas y confiar en él, pues no entra en tu cabeza la idea de que tu allegado te haya puesto en contacto con un estafador, el cual llevaba unos días labrándose la confianza de gente como mi allegado que le pudieran facilitar de forma inconsciente “presas” en la misma situación que la mía.

Ese es otro punto importante y, como he explicado al principio, la situación laboral que atravesamos muchas personas actualmente nos hace muchas veces lanzarnos de forma alocada ante cualquier trabajo sin pararnos a recapacitar y analizar todos los puntos importantes que requiere la situación.

Desgraciadamente, hay muchos personajes que no dudan en aprovecharse de los momentos de debilidad de las personas y los explotan para beneficiarse sin ningún tipo de miramiento.

Por último, decir que este escrito no tiene otro objetivo que el de alertar a esa gran masa que se encuentra en la misma situación que yo y que, por lo tanto puede ser objetivo de estos seres sin escrúpulos. Si consigo que una sola persona lo lea y con ello, la evite pasar por el mismo trago por el que he pasado yo, habrá merecido la pena.

Por mi parte, creo que estas experiencias aportan a quienes le ocurren, un aprendizaje o lección difícil de olvidar. No obstante, no es necesario ir con miedo por el mundo y con la psicosis de que todo el mundo quiera hacerte un mal, pero sí prevenido ante posibles obstáculos que se puedan presentar en el camino.

El optimismo empieza a cotizar al alza

Por Suso do Madrid

Mariano RajoyEl presidente del Gobierno mantuvo desde que conoció en profundidad la realidad española que no hay milagros en economía que conviertan recesión en prosperidad de forma automática. Negar que la política del Ejecutivo haya logrado progresos sustanciales que permiten atisbar la recuperación sería falsear la realidad. La positiva evolución del PIB, del IPC, del paro registrado, de las exportaciones, del turismo, de la prima de riesgo, del déficit público, de la inversión extranjera y de la balanza exterior no es casualidad ni responde a episodios espontáneos, sino a una política de rigor, contención y equilibrio que permite al fin un cierto optimismo.

Quejas por no tener ni para comer

Por M. M. C.

Oficina de empleo [Réplica a la carta ‘¡Yupi, mi novio tiene trabajo!, sí, ese que dignifica’] En respuesta a la carta de Susana R., en la que nos contaba que su novio tenía trabajo pero todo lo demás eran quejas. Solo quiero decir que recuerde los seis millones de personas que no tienen trabajo y que sus quejas vienen porque no tienen ni para comer.

Yo he tenido la suerte de encontrar una sustitucion de un mes donde no haré ni 50 horas mensuales y donde cobro menos de 300 euros. Cobraba más del desempleo pero no he podido rechazar ese trabajo porque si no se acabaron las sustituciones. Me gustaría recomendarle que antes de quejarse, podría haber dejado ese trabajo a otra persona que lo hubiera agradecido más que ella. Yo solo puedo dar gracias a Dios por tener un trabajo.

Rajoy, el tabaco y el paro

Por Manuel Delgado Iriarte

Rajoy se ha mostrado partidario de privilegiar a Eurovegas, anulando para ella la ley antitabaco, “porque creará mucho empleo”. Tiene mucha razón, y más tendría si anulara la ley en toda España, nTabacoo ya por el número de empleos directos que crearía –ya sabemos los pocos empleos netos que crea Eurovegas en otras partes, y los pocos perdidos aquí por la hostelería por su prohibición- sino por los muchos empleos que irían dejando vacantes los más de cincuenta mil muertos por año por fumar, como varios familiares míos, cuya cifra iría aumentando mucho con esa “liberalización” de la droga que mata a más españoles. Disminución del desempleo y recuperación del crédito en el hoy Partido del Paro, ¿qué más puede desear hoy Rajoy?

Gracias a los héroes de esta crisis

Por Lara Lanneau Esplá

Reparto de alimentosRecuerdo que cuando era muy pequeña me fascinaban los héroes; cómo se ponían en peligro desinteresadamente para salvar a una persona, usando sus ‘superpoderes’ —que eran alucinantes—, y cómo luchaban incansablemente hasta que conseguían salvar a la chica, a una familia entera o a un simple gatito.

La situación que vivimos actualmente es devastadora; familias desahuciadas, cifras de paro históricas, negocios que no paran de cerrar… ¿Quién nos va a salvar? Por más que miro al cielo no veo a nadie con capa sobrevolando el país, pero si miramos un poco más allá —y no es en el cielo—, podremos ver que están pasando cosas que nos devuelven la esperanza y nos alimentan el espíritu.

Estoy hablando de la solidaridad de las personas; de todos los voluntarios que aunque estén en paro se reúnen para repartir comida a los sin techo, del movimiento ‘Stop Desahucios‘, restaurantes que ofrecen comida a los parados, constructoras que ofrecen hogar a un precio mínimo y millones de gestos y movimientos que se suceden día tras días porque sí, porque les sale del corazón, porque son héroes.

A todas esas personas que utilizan sus ‘superpoderes’ y se toman el tiempo en ayudar y en hacerles la vida un poquito menos complicada a los demás sin esperar nada a cambio, gracias. Por todos vosotros hoy vuelvo a creer en los héroes.

Paro para los autónomos: una patraña

Por Karla Casillas Bermúdez

Me gustaría dirigir esta carta a todos los autónomos de España, que en su momento creyeron, de manera ilusa, que pasarían a ser ciudadanos de primera categoría al aprobarse la ley que nos otorgaba el derecho a cobrar el paro.

Las cifras oficiales dicen que casi al 70% de los autónomos que solicitamos este derecho se nos deniega por “aspectos técnicos”, y es que a ninguno de nosotros, se nos ha explicado que esto es una monumental y vil patraña. Durante los tres años que mantuve abierto mi negocio de hostelería (en el que invertí todo mi capital) pagué religiosamente mi cuota como autónoma, la cual ascendía a 280 euros mensuales e incluía el concepto de “Protección por cese de Actividad”, que en teoría me daba derecho a pedir la prestación en caso de que mi negocio quebrara.  Al tercer año y debido a la crisis, no solo acabé en números rojos, sino que acumulé una enorme deuda e iniciaron contra mí una demanda de desahucio por impago de alquiler.

ParoEn octubre de 2012, ya con el negocio cerrado por quiebra, comencé a tramitar mi prestación y después de presentar a FREMAP -la mutua que gestiona la concesión de prestaciones- un archivo interminable de documentos para comprobar mi “cese de actividad por causas económicas”, ésta me fue denegada, por segunda y última vez a finales de enero de 2013.

El proceso que tuve que afrontar estuvo plagado de agravios, arbitrariedades y humillaciones. He llegado a la conclusión de que la mutua no hace más que plantear objeciones con la clara intención de que el trabajador autónomo desista de su derecho de cobrar el paro, cayendo en una situación más dramática aun si cabe tras la quiebra de su negocio, lo cual me parece una actitud francamente indolente.

La mutua ha elaborado un ‘manual de quiebra’ que establece una rígida  y poco realista definición de lo que se entiende por quebrar: dos años con un 20% de pérdidas, seguidos por un tercer año con más del 30% de pérdidas. De esta manera, me parece que el paro de autónomos es una tomadura de pelo, pues hay tantas maneras posibles de quebrar, como negocios mismos hay. Y si no, que se lo digan al 70% referido anteriormente. En mi caso concreto quebré en un solo año de manera fulminante.

Tras tres meses de papeleos un empleado de FREMAP me recomendó que “mejor acudiera a los juzgados” pues es a través de esta vía como se resuelven de verdad los casos. ¿Alguien cree que es ésta una buena manera de incentivar a los emprendedores?

Mi trabajo vale menos que la suciedad que limpio a diario

Por María Jesús Escobedo

Limpiar es necesario, o eso creía yo. Pero al parecer limpiar algunas cosas es más necesario que otras, pues algunos trabajos tienen derecho a prestación por desempleo y otros no. Es el caso de las empleadas del hogar, cuyo trabajo no se valora, parece ser que no es necesario, puesto que no tienen derecho a paro. Yo soy empleada del hogar, y al igual que muchas otras trabajadoras siento que mi trabajo vale menos que la suciedad que limpio a diario, porque si no es así, ¿por qué nosotras no tenemos derecho a prestación por desempleo? Parece que limpiar no da problemas de salud, que no te daña la espalda ni las cervicales. Nadie nos compensa eso pese a que limpiar es necesario, ya sean oficinas o casas. Yo ya estoy cansada y sé que muchas trabajadoras al igual que yo también lo están. Ya basta de que no nos valoren y queremos que se contemplen nuestros como los de todos los demás. Por eso he creado una petición en Change.org para que nos den de una vez nuestro derecho a la prestación por desempleo. Por favor, firmad y difundid todo lo que podáis la petición por la prestación por desempleo para las empleadas de hogar.

Sueldos de lujo

Por E. Alcalde

Trabajar gratis es un lujo que no me puedo permitir. Me encantaría, pero no puedo. Tengo dos carreras, tres idiomas, 6 años de experiencia laboral y mucho sentido común que enciende la alarma al escuchar una oferta salarial que roza el mínimo obligatorio. Un sueldo que coarta mi libertad y me limita a un único estilo de vida: el de la supervivencia. Si ser testigo del cierre sucesivo de negocios en España y recortes generalizados es desalentador, ser consciente de que existen actitudes parasitarias de personas que están beneficiándose de esta situación duele aún más. En la adversidad reluce lo mejor y lo peor del ser humano.

Que alguien me diga “todo va a salir bien”

Por Celia A. García Nieto

Sé que las cosas no pintan bien. Lo intento hablar con amigos y familiares pero no sirve de nada. Todos repiten una y otra vez la misma historia: «el país va mal, no hay trabajo». Como si eso no lo supiese ya. Por si fuera poco la charla idéntica de cada uno de ellos, televisión, radio y periódico ya se encargan de recordarte a diario lo mal que está todo. Que a mí me parece muy bien que se informe, pero cuando hablo con los míos explicándoles mi mísera situación no necesito que me repitan un centenar de veces la mala economía y crisis de España, yo solo quiero que alguien me agarre la mano y mirándome a los ojos me diga: «todo va a salir bien». Que sea verdad o mentira es otra cuestión.

Nos esforzamos en derrumbar al prójimo. Ser demasiado realista no es una virtud ni una cualidad mejor que el pesimismo. El ser humano entiende de razones pero vive de ilusiones y esperanzas, a veces estas últimas llegan, o no, pero si se las quitamos no valemos más que un mosquito con solo sus instintos básicos rondando por su diminuto cerebro. Porque en tiempos de desolaciones, desesperanzas y gritos mudos lo único que podemos ofrecer a parte de la miseria es la esperanza. Porque señores si acabamos con la esperanza del país vamos a matar a seis millones de personas.

Inglaterra, Francia y Alemania nos esperan, siempre está esa puerta. Pero ¿y si en vez de ser aquel al que llamas iluso por quedarse y luchar lo llamas valiente, esperanzador y fuerte? Porque personas como ellas hay pocas y serán las que saquen todo a flote. No llegues a casa de un parado a explicarle lo mal que va todo, al igual que no te sentarías al lado de un mendigo a pedirle comida o de un enfermo de cáncer terminal a decirle lo difícil que es tu vida porque se te ha manchado de vino tu camisa más cara. Siempre hay enfermos con más dolor que tú, estudiantes con más nota y obreros con más maña. Pero no por ello vas a abandonar tu esperanza.