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Historia de un timo (o la angustia por conseguir un trabajo)

Por Álvaro

Antes de contar mi historia, me gustaría ponerles en antecedentes para comprender un poco el origen de todo; tengo 27 años, y hace tres años acabé la carrera de comunicación audiovisual pero como a tantos jóvenes hoy en día es difícil encontrar un trabajo estable y en más aun relacionado con nuestros estudios, y llevo desempleado desde finales de noviembre de 2012 sin tener suerte en encontrar trabajo desde entonces. Explico esto porque muchas veces la desesperación o las ganas por conseguir un empleo nos ciega de alguna manera. El pasado día 30 de julio recibo a las 9 de la mañana una llamada de un allegado mío que me comunica que me va a pasar con alguien que está buscando gente para trabajar; Esta persona dice llamarse José Luis y trabajar en una empresa que se encarga del mantenimiento del metro y, tras unas breves preguntas sobre mí, me ofrece un trabajo bien remunerado como ayudante suyo. Este individuo queda en llamarme más adelante para seguir la conversación.

Un par de horas más tarde recibo una nueva llamada de esta persona, que tras contarme algún otro detalle sobre el trabajo, me ofrece reunirme con él para vernos cara a cara y me cita en una calle cercana a Sol donde, se suponía, estaba trabajando en una avería. Un rato más tarde, llego al sitio indicado y tal como me había dicho allí estaba; Un hombre de unos 60-64 años, de unos 1,75 metros de altura, complexión media y pelo canoso que vestía un mono azul y amarillo de mantenimiento.

El hombre insistía en disculparse por el lugar y la premura del encuentro pero se excusaba diciendo que llevaba toda la noche trabajando en una avería y que le urgía encontrar a alguien para trabajar. Con un tono afable y cercano y en muchos momentos mencionando a mi allegado y aportando datos suyos me cuenta en qué consiste el trabajo y las condiciones laborales del mismo. El hecho de que me hablase con tanta cercanía sobre mi allegado me hizo, en cierto modo, bajar la guardia y confiar en esta persona más de lo que debería haberlo hecho.

Del mismo modo, aunque el trabajo no estaba relacionado con mis estudios y aún siendo yo un negado en temas de electricidad y mantenimiento, las ganas de trabajar y ver tan cerca un empleo que parecía estable y bien remunerado sirvieron también para cegarme ante lo que estaba ocurriendo.60167 El hombre no hacía sino meter una gran cantidad de datos en mi cabeza y de forma continuada para no dejarme pensar con claridad ni que me diera tiempo a asimilar la información. Él me llevaba a su antojo a donde quería y a cada consulta que pudiera hacerle o a cada cosa que decía o hacía, él sabía como responder.

En un momento dado de la conversación, me comenta la idea de empezar esa misma tarde, para que así me fuera enseñando en qué consistía nuestra labor y para poder empezar a pleno rendimiento el 1 de agosto. Me explica también que, para realizar dichas labores, me haría falta un material especial consistente en unas botas de alta tensión y unos guantes específicos para trabajar con corriente y que dicho material me lo tendría que costear yo en un primer momento pero que, a la firma del contrato, se me abonaría todo el importe.

El hombre se ofrece a acompañarme en todo momento a comprar dicho material pero me indica que el pago debe ser en efectivo pues en esas tiendas no aceptan tarjeta por lo que, mientras el hombre se queda atendiendo unas llamadas, me acerco a un cajero próximo para sacar efectivo.

Un vez reunido nuevamente con él, realiza varias llamadas a supuestos compañeros de trabajo preguntando sobre la tienda más cercana donde comprar ese material. El hombre me comenta que uno de los supuestos compañeros se ha ofrecido a comprarme las cosas al encontrarse cerca de una de las tienda y de ese modo, al ser ya cerca de las 12:30 del mediodía, me daría tiempo a volver a casa a comer y volver de nuevo a Sol para reunirme con él a las 14:30 y comenzar a trabajar.

En ese momento, le entrego la cantidad de 200€ que era lo que aproximadamente me había dicho que costaba el nombrado material.

Quedamos entonces en volver a encontrarnos a las 14:30 en la estación de Sol y me facilita un número de móvil para ponerme en contacto con él una vez me encontrase en el lugar. No es hasta encontrarme allí y tras llamarle repetidas veces pues eran ya cerca de las 15:00, cuando caigo en la posibilidad del engaño, que se confirma tras llamar a mi allegado y comentarme que había conocido al tal José Luis pocos días antes en la galería comercial donde trabaja.

Obviamente en frío y analizando todos los detalles, hay muchos puntos en los que, normalmente, hubiera saltado en mi cabeza una alarma avisándome del peligro y de la posibilidad de que ese hombre me estuviera engañando.

El hecho de entregar en mano una cantidad tan importante de dinero a un hombre desconocido es inconcebible si no fuera porque este hombre viene a través de una persona de confianza mía que te hace a su vez bajar las defensas y confiar en él, pues no entra en tu cabeza la idea de que tu allegado te haya puesto en contacto con un estafador, el cual llevaba unos días labrándose la confianza de gente como mi allegado que le pudieran facilitar de forma inconsciente “presas” en la misma situación que la mía.

Ese es otro punto importante y, como he explicado al principio, la situación laboral que atravesamos muchas personas actualmente nos hace muchas veces lanzarnos de forma alocada ante cualquier trabajo sin pararnos a recapacitar y analizar todos los puntos importantes que requiere la situación.

Desgraciadamente, hay muchos personajes que no dudan en aprovecharse de los momentos de debilidad de las personas y los explotan para beneficiarse sin ningún tipo de miramiento.

Por último, decir que este escrito no tiene otro objetivo que el de alertar a esa gran masa que se encuentra en la misma situación que yo y que, por lo tanto puede ser objetivo de estos seres sin escrúpulos. Si consigo que una sola persona lo lea y con ello, la evite pasar por el mismo trago por el que he pasado yo, habrá merecido la pena.

Por mi parte, creo que estas experiencias aportan a quienes le ocurren, un aprendizaje o lección difícil de olvidar. No obstante, no es necesario ir con miedo por el mundo y con la psicosis de que todo el mundo quiera hacerte un mal, pero sí prevenido ante posibles obstáculos que se puedan presentar en el camino.

El timo de las rebajas

 

Por Juan José García García

Mi mujer se ha comprado estos días antes de Reyes un abrigo verde de una reconocida marca que se vanagloria de sus colores. Pues bien, le costó en una tienda de la calle Goya 50 euros, y ese mismo abrigo costaba en otra tienda de la misma marca, en las cercanías de Sol, 60 euros. Hasta ahí todo puede estar correcto, ya que cada tienda puede ser una franquicia y poner el precio que quiera, o bien al ser zona turística se aprovechan de ello. Pero hete ahí que el día 17 pasamos por esa misma tienda en las cercanías de Sol, y el abrigo, en Segundas Rebajas no costaba ni 60 ni 50 euros, sino que había sido “rebajado” a ¡70 euros!. Es fantástico cómo nos engañan a los consumidores con sus ofertas, promociones y campañas publicitarias, por lo menos a quienes se dejan, ¿no?

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