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Archivo de julio, 2015

Me despiden tras superar el periodo de formación y prueba

Por Mª Jesús Vico Román

Soy una de las afortunadas que encontró trabajo en mayo. Después de un año y nueve meses, vi una oferta de vendedora. Uno de los requisitos era hacer un curso de quince días remunerado, tras el cual habría que pasar el periodo de prueba de un mes cobrando 2.49 euros la hora.

Fotografía de un empleado. (ARCHIVO)

Fotografía de un empleado. (ARCHIVO)

Consideré si hacerlo o no,  ya que el abono transporte me costaba 72 euros, frente a los 496 que cobro de paro. Después de seis meses, me decidí. Hice el curso. Lo aprobé. Y pasé el periodo de prueba junto a otras 5 personas, de un grupo total de 16 personas candidatos.

El contrato que me ofrecieron era de dos meses. Durante el tiempo que estuve trabajando, al menos tres grupos de gente más hicieron estos mismos cursos. Finalicé mi contrato y, cuando ya estaba formada, me mandaron a casa. Después de mí entraron nuevos refuerzos.

Tras haber vivido esta experiencia me planteo si estos son los datos reales del paro. Si he trabajo durante ese periodo demostrando con mucho esfuerzo mi valía, ¿por qué me reemplazan? ¿Por cuántos sitios parecidos tengo que pasar? Y la pregunta final y la más importante: ¿encontraré un trabajo estable?

¿Y si el nivel de renta fijara el precio del abono transporte?

Por J. M.

Entiendo que hay jóvenes que sin trabajo y toda ayuda social es buena. Pero no es menos cierto que haya otros muchos trabajando que viven en casa de sus padres y sin cargas familiares. Entonces, ¿qué sucede con aquellos de 50 años con mujer y dos hijos como yo? Todos parados.

Fotografía de un usuario recargando su abono. (Comunidad de Madrid)

Un usuario recarga su abono. (Comunidad de Madrid)

Se informa de un abono para desempleados de larga duración pero ¿y los que hemos perdido el trabajo hace tres meses?

Considero que debería medirse la ayuda no por la edad sino por las rentas de cada uno. Y Metro de Madrid y Hacienda cruzar datos si efectivamente una persona necesita una ayuda de este tipo.

 

Patos muertos por botulismo en un parque de Alcobendas

Por B.V.

Les escribo para informarles de una grave situación contra la salud pública y la defensa de animales ocurrida en el Parque de Andalucía del municipio madrileño de Alcobendas.

Fotografía de los animales muerto del Parque de Andalucía en Alcobendas. (B.V.)

Fotografía de los animales muerto del Parque de Andalucía en Alcobendas. (B.V.)

Me encontraba paseando con mi perra por allí el sábado pasado a mediodía cuando observé varios patos y tortugas muertos flotando en el lago. Inmediatamente llamé a la policía local, que acudió al cabo de unos minutos. Recogieron a varios de los animales sin vida. Hablando con los agentes, les consulté qué medidas se iban a tomar y si evacuarían a todos los animales, pues había muchos agonizando enfermos que podrían salvarse, pero no supieron responderme. Estuve toda la tarde hasta las 10 de la noche mientras el parque se llenaba de familias con niños que observaron cómo iban muriendo muchos más patos sin que se hiciera nada al respecto. Se volvió a llamar a la policía, que informó que habían llevado a analizar a uno de los patos a un laboratorio y el resultado apuntó a que estaban muriendo de botulismo debido a la suciedad del agua. Comentaron que no podían solucionarlo porque el fin de semana no había responsable de salud pública.

Según han informado desde el ayuntamiento, el domingo por la tarde acudió el concejal de salud pública con varios policías y acordonaron la zona. Por lo tanto, no se movilizaron hasta unas 24 horas después ni informaron a la población. Tampoco atendieron ni evacuaron a los animales, que siguieron agonizando y muriendo como pueden ver en las fotos durante ese lapso de tiempo.

No me explico cómo es posible que se llegue a infectar de botulismo el lago de un parque donde acuden tantas personas; que no se analice periódicamente el estado del agua. Con estas temperaturas tan elevadas los chorros deberían estar funcionando para que se oxigene. ¿Qué clase de jardineros contrata el consistorio que no supervisan semejante situación?

Prefiero abandonar a mi hijo en la basura antes que dárselo a otra que lo quiera

Por Miguel Ángel Loma Pérez

Ha abierto las noticias de estos días, la tremenda y feliz historia de un bebé salvado milagrosamente de una inminente muerte, al ser rescatado de un contenedor de basura donde su desgraciada madre lo había arrojado porque, según ella misma ha confesado, ya tenía tres hijos y se sentía muy agobiada con la llegada de un cuarto. En otros tiempos, en que en los colegios se estudiaba una asignatura tan formativa como la Historia Sagrada, uno de los episodios bíblicos más impactantes era el del llamado ‘Juicio de Salomón’.

Foto del bebé en brazos de los agentes que le rescataron. (Guardia Civil/ EFE)

Foto del bebé en brazos de los agentes que le rescataron. (Guardia Civil/ EFE)

A este rey de Israel, famoso por su sabiduría y prudencia, se le presentaron dos mujeres que acababan de dar a luz con los dos niños nacidos, uno vivo y el otro muerto. Disputábanse entre las dos la maternidad del vivo, y se atribuían mutuamente la del muerto. Careciendo el rey de medios para averiguar quién decía la verdad, pidió una espada y ordenó que se cortase por la mitad al niño vivo, para repartirlo a cada una de las madres y así acabar con el pleito. Pero al oír la terrible sentencia, una de ellas renunció a su reivindicación, pidiendo al rey sabio que el niño vivo se lo entregase a la otra, mientras esta sí que aceptaba que se cortase al niño. Este gesto sirvió a Salomón para comprender que la auténtica madre era aquella en la que había prevalecido el deseo de que su hijo viviera, aunque fuese entregado a otra mujer.

El episodio de este nuevo ‘Moisés rescatado’ no de las aguas, sino de un contenedor de basura, demuestra que de poco nos sirve ya la sabiduría de Salomón. Porque lo que impera estos días entre muchas embarazadas y madres es justo la idea contraria del antes muerto mi hijo, que de otra que lo quiera y pueda criar. Una idea, por cierto, similar a la de los asesinos de sus parejas y el la maté, porque era mía; o antes muerta, que de otro.

El ensordecedor pitido de Metro de Madrid

Por J. I. Bravo

No sé si le pasa a alguien más, pero a mí me pasa todos los días que monto en algún tren de Metro de Madrid. Que será muy moderno, muy rápido, que vuela, y todo lo que se diga, pero que es también muy ruidoso; sobre todo en algo que se puede evitar fácilmente como es ese desagradable pitido previo a cerrar las puertas.

A mí me deja los oídos silbando durante un buen rato. No sé donde meterme, busco algún agujero donde esconderme porque es realmente molesto, exagerado e inadecuado, y esto se puede ver en los rostros de algunos viajeros.

Foto Metro de Madrid. (JORGE PARÍS)

Foto Metro de Madrid. (JORGE PARÍS)

¿No puede la compañía del metro copiar el claxon mucho más suave, agradable y armonioso, y no por ello menos audible, de los trenes de cercanías de Renfe en Madrid, o el mucho más suave zumbador del metro de Nueva York?

Nuestro terrible silbido del metro madrileño más bien parece más adecuado para dirigir ovejas y cabras por el campo y las serranías que para avisar a ciudadanos de una gran capital. Pero como es de esperar nadie tomará cartas en el asunto y mañana, todos sordos.

Apostar por una sociedad de máximos

Por María Ángeles Altozano

Microcrédito, microbio, micromachine, microtia… De los términos micro que imperan en esta sociedad tan de mínimos, el último es con el que me familiaricé hace un año. Mi hijo nació con microtia. Es decir, sin una oreja. Una malformación que solo afecta a 1 de cada 5.000 bebés.

Una persona con microtia. (ARCHIVO)

Una persona con microtia. (ARCHIVO)

Rara vez se acerca uno a las enfermedades raras si no le toca de cerca. Así ha sido como he tenido la oportunidad de conocer a otros niños y niñas como mi hijo; preciosos, risueños y encantadores pero sin una oreja. Ha sido gracias a la Asociación de Microtia de España por el II Encuentro de Familias que ha celebrado con el Hospital Sant Joan de Déu en Barcelona, donde acudieron familias como la mía, esperanzadas y capaces de ver que el amor a nuestros hijos, lo que logren en sus vidas, sus errores, sus aciertos…van más allá de que les falte una parte del cuerpo. Allí descubrí también un equipo de profesionales más humano que médico.

La vida me ha acercado a personas que dan la vuelta a la realidad y avanzan, que apuestan por una sociedad de máximos, de macrosolidaridad, macrocorazón y macrosonrisas.

Una banda neonazi amenaza el barrio de Arganzuela

Por  C. M.

Soy un padre preocupado por la inseguridad que sufre el madrileño barrio de Arganzuela por parte de un grupo de ideología nazi. Están atacando a nuestros hijos por pensar diferente, no ser afines a sus ideologías o tener un color de piel distinta.

Foto del Parque de Arganzuela. (AYUNTAMIENTO DE MADRID)

Foto del Parque de Arganzuela. (AYUNTAMIENTO DE MADRID)

Desde este periódico quería hacer llegar mi inquietud a todas las autoridades que puedan cortar estos ataques neonazis antes de que vuelvan a ocurrir más altercados o haya muertos, tal y como ocurrió con el asesinato de un joven en el metro en el año 2007.

Limpieza, árboles autóctonos y pastoreo de toda la vida para evitar los incedios

Por Miguel Ángel Ruiz

Vuelve el verano y con él las imágenes de los terribles incendios forestales. ¿Y a quién se culpa? Al calor, claro. Pero no a la nefasta política de repoblación que se practica desde hace décadas ni a la moderna ganadería, que recluye al ganado en corrales de por vida, en lugar de pastorearlo como se había hecho hasta que se domesticó a los animales.

Además de los intereses de quienes queman el monte con sórdidas intenciones, estas son probablemente las causas más frecuentes de incendios. La curiosa afición de poner pinos por doquier, algo que le viene de perlas al fuego y que le encanta a la procesionaria del pino. Estas arboledas de repoblación solo buscan el interés comercial y no se les puede considerar verdaderos bosques. Cualquiera que haya estado en uno habrá observado la pobreza del suelo, la escasa vegetación y la insignificante cantidad de fauna que alberga. Por no haber no hay ni hormigas. Eso sí, arden de miedo.

Incendio en sierra de Luna en Zaragoza. (ARCHIVO)

Incendio en Sierra de Luna, Zaragoza. (ARCHIVO)

Lo del ganado es igualmente grave. La hierba que debería servirle de alimento crece hasta lo máximo, secándose y preparando el escenario de un nuevo infierno. Mientras, al ganado se le alimenta con grano, lo cual requiere grandes extensiones de regadío, que en nuestro país es poco menos que un lujo suicida.

Las altas temperaturas están acabando con la resistencia de los últimos escépticos sobre el cambio climático. De seguir así, en breve la Península Ibérica será parte del Sáhara. Es el momento de cambiar ciertos comportamientos. Hay que volver al pastoreo y poner en marcha una gran repoblación forestal. Si quieres lluvia, planta árboles. Pero, por favor, que sean autóctonos.

 

 

 

La incoherencia de no vacunar

Por Óscar Doñate Palos*

El Estado, con sus razones, nos obliga actualmente a llevar casco o cinturón de seguridad, aunque sólo nos afecte a nosotros el no usarlo. Tampoco nos permite conducir demasiado rápido, ni hacerlo después de haber bebido, ni fumar en según qué sitios o retirar la mayoría de medicamentos de las farmacias sin presentar la receta.

Un doctor pone una vacuna a un niño. (GTRES)

Un doctor pone una vacuna a un niño. (GTRES)

Sin embargo, el mismo Estado considera perfectamente lícito que padres (que por lo general no son profesionales sanitarios cualificados) desoigan las recomendaciones de los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de las principales agencias de salud pública, así como de sus pediatras, médicos y farmacéuticos, y decidan no vacunar a sus hijos, poniendo así en peligro tanto la vida de estos niños como la de los que les rodean, sobre todo los más débiles.

Y me pregunto: ¿Se hace todo lo posible para evitar las muertes por accidente de tráfico pero se puede permitir que muramos de una enfermedad que, además, se puede evitar? No encuentro una explicación coherente a este hecho.

(*) Padre, farmacéutico y miembro de la Junta de la Asociación de Farmacias de Barcelona.

Denunciado por dar comida y agua a los gatos callejeros en plena ola de calor

Por Silvia Rodríguez

Le escribo porque quiero denunciar una injusticia doble que se está produciendo en mi barrio (Tablada, Sevilla) desde hace un mes.

En primer lugar, el acoso que estamos sufriendo de una vecina que está vulnerando nuestro derecho a la intimidad y al honor. Se cree la dueña del barrio y lo hace fotografiando a vecinos dentro de la intimidad de su casa, de noche, con flash, nocturnidad y total alevosía. Realiza acusaciones indebidas sobre la privacidad de algunas familias del barrio o, como en el caso de mi padre, le graba con su teléfono móvil, escondiéndose detrás de él, con total descaro e impunidad.

Imagen de archivo de un gato.

Imagen de archivo de un gato.

¿La causa que molesta a esta mujer? Que demos agua a unos gatos callejeros. Con temperaturas de unos 45 grados a la sombra, pienso que es más la humanidad que nos mueve que el querer crear una colonia de gatos descontrolada que cause problemas de neumonía a sus hijos, tal y como nos acusa.

Ha denunciado a mi padre, militar en la reserva desde 1998, de ser un hombre que capaz de agredirla porque ella vive en un piso bajo, y pide al juez que le retire su arma-desactivada desde dicho año. Mi padre es un señor de 73 años pacífico y operado del corazón, por lo que no debe alterarse, con un historial militar impecable y sólo ha cometido el ‘delito’ de dar agua a los gatos. Hecho que, por otro lado, consta en la Ley de Defensa Animal como no censurable. Al contrario, está penado denegar el alimento y el agua.

Por toro lado, esta mujer deja las bicicletas en los pasillos del portal donde vive con total impunidad cuando le viene en gana y cuelga carteles «recomendando» a los vecinos que recojan los excrementos de los perros como si no lo supieran, creando un ambiente asfixiante al máximo.

Una situación de vergüenza en un barrio de Sevilla que parece anclado en tiempos pretéritos donde no se podía alzar la voz y donde los derechos más básicos debían ser silenciados. No respetar a los mayores ni a los seres vivos es el germen de las posteriores situaciones de injusticia de la vida diaria. Una pena.