Entradas etiquetadas como ‘insectos’

El artista que perdió su virginidad con una extraterrestre

Se llamaba Crescent. Cómo olvidarla. No se parecía a las rubias granjeras que rezaban en las iglesias baptistas de su Georgia natal, en los Estados Unidos.

Crescent. Como la luna creciente. Luna que lo asaltó en el bosque y le mostró sus pechos; lo cabalgó entre ardillas y tejones; lo sedujo sobre la hierba mojada; no es lo que se espera de una chica del Cinturón de la Biblia cuando tienes solo 17 años.

Tenía los ojos grandes, brillantes, oblicuos. Llevaba una peluca negra para disimular su rara calvicie. Lucía uñas largas aunque no le arañó mientras subía y bajaba …

Se llamaba Crescent, sí, y no era un mujer cualquiera, porque era una chica extraterrestre.

 

Lo bonito o acaso terrorífico de la historia de David Huggins, de ser cierta, lo cual parece improbable -aunque el mundo es un misterio cegado por la arrogancia-, es que podemos hacer el amor con los alienígenas. Así perdió él su virginidad, siendo menor de edad, dice, de la forma más extraña posible. Viene un ser de otra galaxia y se te pasa por la piedra entre la hojarasca del bosque cercano a tu casa. Tú eres un crío y la vida no volverá a ser nunca la misma.

 

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¿Y si Gregorio Samsa hubiera despertado siendo un maravilloso insecto?

«Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto».
Cucharacha común. Dominio Público. Wikimedia Commons.

Cucharacha común. Dominio Público. Wikimedia Commons.

Así empieza Kafka su relato de La Metamorfosis. El Sr. Samsa despierta reencarnado en una cucaracha o plaga doméstica de «vientre convexo y oscuro, surcado por curvadas callosidades».

Es de sobra conocida su historia, una de las más célebres de la literatura. Lo cual no excluye que mi cliente, el Sr. Samsa, comerciante de profesión, no tenga razones para demandar a su creador, por padecer el odio y asco irracional de su familia y amigos a consecuencia de esta decisión creativa.

Si en esa triste mañana, tras el sueño intranquilo, el Sr. Samsa hubiera despertado convertido, por ejemplo, en uno de los insectos del fotógrafo Igor Siwanowicz, la cosa habría sido distinta, su destino, otro.

 

Idolomantis diabolica 2016 #prayingmantis #acrylic #acrylicpainting #igorsiwanowicz

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Un colorido bicho de Siwanowicz. Un Don Juan en la colmena. Atractivo. Notorio. Influencer. No de color marrón. No un escarabajo convexo del tamaño de un perro.

Kafka debería haber obrado con la diligencia del buen padre de familia al imaginar su personaje, su hijo, motivo por el cual, mi cliente, el inmortal Gregorio Samsa, accede a interponer esta demanda contra sus herederos.

Reclamamos el resarcimiento del daño moral y la reescritura del relato. Lee el resto de la entrada »

Deja que tus ojos sean un restaurante de lágrimas para insectos

Foto: Center for Genomic Gastronomy

Foto: Center for Genomic Gastronomy

El ojo de los seres humanos puede ser un restaurante de alta cocina para muchos tipos de insectos. Eso opinan los integrantes del Center for Genomic Gastronomy (Centro de Gastronomía Genómica), un colectivo de artistas  y científicos que desea funcionar como un think tank sobre biotecnología, biodiversidad y genómica para investigar polémicas relacionadas con la alimentación y buscar «fórmulas culinarias alternativas». Desean ejercer el derecho a «imaginar un futuro sistema alimentario más justo y hermoso».

El último proyecto del grupo es To Flavour Our Tears (Dar sabor a nuestras lágrimas), un «restaurante experimental» para «investigar las propiedades culinarias de las lágrimas» y compararlas con las necesidades alimenticias de los insectos y otros pequeños animales que se pueden alimentar de las secreciones de los seres humanos. La foto que abre esta entrada es de abejas amazónicas bebiendo líquido lacrimal de un investigador.

La lacrifagia —el acto de beber lágrimas— ha sido comprobada en las mariposas que se nutren de los líquidos excretados por los ojos de los cocodrilos. No está claro el motivo, pero, al parecer, los insectos buscan nutrientes como el sodio y aprovechan la pasividad de los grandes lagartos cuando están semiadormecidos para chupar y darse un atracón sin ser molestados.

Teorías parecidas explicarían un comportamiento similar en polillas que beben de los ojos de aves dormidas e incluso de mamíferos tan voluminosos como búfalos de agua. Se ha comprobado que las de la especie Calyptra eustrigata tienen algo de vámpiras: se alimentan de sangre humana mientras las víctimas duermen.

Si a algunos insectos les gustan nuestros fluidos y los necesitan para vivir, ¿podemos ponérselo más fácil para que, sin hacernos daño, se alimenten a su gusto?, se preguntan en el Centro de Gastronomía Genómica.

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Animales creados por un lutier del metal

'Stickleback' - Edouard Martinet

‘Stickleback’ – Edouard Martinet

«Me suelen preguntar si hago mamíferos, como gatos o perros. Me interesan más los animales que la gente teme«. Cuando Edouard Martinet tenía 10 años le cautivó la complejidad de los insectos. En el colegio tenía un profesor que era entomólogo y supo contagiar a sus alumnos la fascinación por los invertebrados fundando un «club de la naturaleza», para el que capturaban ejemplares y los dibujaban.

El artista francés es ahora un lutier de la escultura que construye criaturas a partir de partes de bicicletas, coches, máquinas de escribir y cualquier elemento metálico que recuerde por su forma y textura a la anatomía de un animal. En su catálogo no sólo hay insectos, también peces y algún ave, criaturas menos cercanas a los seres humanos que los hermanos mamíferos.

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‘Termitat’, una colonia de termitas en tu casa

'Termitat' - Chris Poehlmann

‘Termitat’ – Chris Poehlmann

Las termitas horadan la rodaja de madera ofreciendo un espectáculo abierto. En la circunferencia se distinguen los anillos del árbol, interrumpidos y ensanchados por los túneles necesarios para la vida de la colonia. La imagen recuerda a la clásica granja de hormigas, pero con la diferencia de que la termita es un insecto satanizado, asociado siempre con la destrucción de muebles e incluso de bloques de edificios enteros.

En este caso, conviene matizar a qué especie pertenecen. Las de esta granja son termitas de madera húmeda, mucho menos peligrosas que las de madera seca. Al preferir la madera mojada y deteriorada, no suponen una amenaza, viven ajenas a los intereses de la humanidad, en zonas pantanosas y boscosas.

Chris Poehlmann tiene más de 25 años de experiencia en el diseño y construcción de exposiciones para museos, zoos y acuarios. Entusiasta de la flora y la fauna, declara que ninguna criatura viva lo ha «cautivado» nunca como las termitas. «Desde que construí mi primer prototipo de hábitat para termitas en el Museo de Historia Natural de California allá por 1982, he querido llevar el sencillamente asombroso mundo de las termitas a un público mayor».

El estadounidense se apresura a definir su proyecto como «a prueba de fugas»: Termitat —palabra surgida de la unión de termita y hábitat— es una estructura sellada de metacrilato, una granja portátil que puede contener vida durante años con sólo añadir un poco de agua cada dos semanas. Una vez consumida la madera, el producto puede ser enviado al inventor y, «por un precio moderado» ser enviado de nuevo a su dueño con una rodaja de árbol nueva.

Para financiar su fabricación, Poehlmann ha lanzado una campaña de Kickstarter que ha resultado ser un éxito a pesar de las limitaciones, al contener insectos, la granja no se puede enviar a otros países y ni siquiera a todos los estados de los EE UU. El plazo para contribuir finaliza hoy viernes 9 de enero a las 8:40 de la tarde y saldrá adelante tras recaudar casi 16.300 dólares, unos 14.000 euros: más del triple de los 5.00 dólares (unos 4.200 euros) que se pedía inicialmente.

El 'Termitat' con un microscopio electrónico que permite grabar y ver en el ordenador detalles de la vida de la colonia

El ‘Termitat’ con un microscopio electrónico que permite grabar y ver en el ordenador detalles de la vida de la colonia

Piensa en su idea no sólo como un artículo de ocio, sino también como una herramienta de aprendizaje, y destaca que este tipo de termitas ha sobrevivido con éxito por su capacidad para crear una férrea estructura social y asignar a cada miembro «roles definidos». La reina pone huevos y, junto con el rey, es la fundadora de la colonia. Los soldados son los ejemplares más grandes, tienen una gran cabeza «brillante y oscura» con «poderosas mandíbulas» preparadas para atacar a cualquier especie que se adentre en los túneles y que sin embargo no les sirven para masticar madera: los deben alimentar las ninfas.

«Es momento de contemplar de modo mucho más profundo las maravillas del mundo de los insectos. Como uno de los más asombrosos —y sin embargo más pasados por alto— organismos de nuestro planeta, a causa de su errónea clasificación como plaga, estos insectos incomprendidos, complejos y evolucionados son fascinantes de observar y tienen importantes lecciones que darnos», dice el autor en defensa de su excéntrica granja.

Helena Celdrán

La crudeza de la cadena trófica ilustrada en fotografías

'Caterpillar Eating a Tomato' - Catherine Chalmers

La oruga se introduce en el tomate, se reproduce dentro de él y la familia termina por destruir la fruta. Una de las orugas es víctima de una mantis religiosa, que la despedaza y se nutre del contenido jugoso y rojizo del cuerpo. La imprudente mantis se sube a la cabeza de una rana hasta que el anfibio abre la boca todo lo que puede para comerse al insecto.

El escenario de la historia no es un bosque, sino el estudio de fotografía de Catherine Chalmers. Aunque sin entrenamiento como científica, la autora documenta en imágenes la vida de las mal llamadas «formas de vida inferiores», el modo en que viven, se relacionan, se alimentan, se reproducen, mueren… Ha seguido la rutina de la hormiga cortadora de hojas, a la mosca durante el apareamiento, la reproducción e incluso la vejez… Incluso se ha permitido construir escenas caseras con cucarachas americanas.

Chalmers relaciona a las especies del reino animal aparentemente más ajenas a nosotros con comportamientos muy parecidos a los humanos. Su serie Food Chain (Cadena alimenticia) muestra la crudeza necesaria para sobrevivir en el mundo natural y nos recuerda que la naturaleza tiene muchos matices que a menudo olvidamos para poder refugiarnos en la idea del paraíso idílico.

Food Chain - Catherine Chalmers

En la elección del fondo blanco como sustituto del habitual, la fotógrafa declara en una entrevista que buscaba neutralidad para ver claramente lo que cada animal hacía. «Elimina toda distracción y también disuelve las fronteras que existen entre humanos y animales en el medio ambiente natural».

La del tomate, la oruga, la mantis y la rana es sólo una de las tres series que ha realizado. En las otras dos, una mantis se aparea con un macho al que luego se come (a pesar de la creencia popular, no es algo que suceda siempre) y un ratón da a luz a montones de crías, algunas devoradas por serpientes y ranas.

Con gran cuidado y dedicación, Chalmers crió ella misma a los ejemplares en su estudio de Nueva York, tardando meses en que la situación fuera la óptima para que uno cayera víctima del siguiente. Al principio sintió sensación de culpa por «gobernar la vida de esa manera», decidiéndo cómo y cuándo morirían sus modelos, pero consideró que era importante explorar lo central que era la cadena trófica para los ecosistemas y también reflexionar sobre nuestra reacción ante esa realidad. «La sociedad occidental se ha divorciado del acto de matar los animales que come», sentencia.

Helena Celdrán

De diseñador y fabricante de prótesis a escultor «biomédico»

'Bellona' - Christopher Conte - Foto: Liza Conlin

‘Bellona’ – Christopher Conte – Foto: Liza Conlin

Bellona, una de las últimas creaciones del artista, es una hermosa araña metálica de formas redondeadas. Tiene un armazón con ornamentos de volutas realizados por un grabador artesano, si se le da la vuelta una esfera de cristal en la parte que corresponde al cuerpo descubre un delicado mecanismo.

"Steam of Consciousness" - Christopher Compte - Foto: Sirris

‘Steam of Consciousness’ – Christopher Compte – Foto: Sirris

Christopher Conte, nacido en Noruega y criado en Nueva York, se especializó en la fabricación de prótesis y pasó 16 años creando extremidades artificiales para amputados. En el tiempo que se dedicó a su profesión no olvidó su formación como artista y diseñador en el Instituto Pratt de Brooklyn: en segundo plano, creaba de modo artesanal «esculturas biomédicas» que sintetizaban su pasión por la biomecánica, la anatomia y los robots. En 2008, dio el salto y decidió trabajar como artista a tiempo completo.

A pesar de presentar con lujo de detalles imitaciones de columnas vertebrales, articulaciones y minuciosos conjuntos de engranajes; la mayoría de sus obras no se mueven por sí solas. El autor (un admirador de las antigüedades y también del modo en que la robótica recrea a la naturaleza) considera más importante expresar la certeza de que podrían ponerse a funcionar y moverse sin necesidad de mostrarlas activas.

Aún así hay piezas como Steam of Consciousness (Vapor de conciencia) que sí disponen de una maquinaria en funcionamiento: la realista calavera de poliuretano (con ojos sin párpados que inevitablemente siempre parecen expresar asombro) va acompañada de una máquina de vapor en miniatura.

Las exquisitas piezas de Conte se venden rápido y la mayoría forman parte de colecciones privadas. Hay escarabajos hechos a partir de máquinas de coser, arañas fabricadas con agujas de tatuar, corazones mecánicos con tuercas dentadas y correas… El artista se enorgullece de usar su herramienta rotatoria como instrumento principal y de elaborarlas todas sin acudir a la alta tecnología, si es necesario lijándolas a mano para darles el acabado que merecen.

Helena Celdrán

'Cardiac Arrest' - Christopher Comte - Foto: © 2012 Liza Conlin and Sirris

‘Cardiac Arrest’ – Christopher Comte – Foto: © 2012 Liza Conlin and Sirris

'Bellona' - Christopher Conte - Foto: Liza Conlin

‘Bellona’ – Christopher Conte – Foto: Liza Conlin

'Victoria' - Christopher Conte - Foto: Sirris and Liza Conlin

‘Victoria’ – Christopher Conte – Foto: Sirris and Liza Conlin

'Vipera Berus' - Christopher Conte - © 2011 Dennis Blachut

‘Vipera Berus’ – Christopher Conte – © 2011 Dennis Blachut

'Precognitive (a.k.a 'Precog') - Christopher Conte - Foto: © 2010 Dennis Blachut (www.dennisblachut.com)

‘Precognitive (a.k.a ‘Precog’) – Christopher Conte – Foto: © 2010 Dennis Blachut (www.dennisblachut.com)

'Lethal Injection Attack Droid Prototype' - Christopher Conte - Foto: Christopher Conte

‘Lethal Injection Attack Droid Prototype’ – Christopher Conte – Foto: Christopher Conte

'Articulated Singer Insect' - Christopher Conte - Foto: Christopher Conte

‘Articulated Singer Insect’ – Christopher Conte – Foto: Christopher Conte

Escarabajos mecánicos

"Human Infestation" - Scott Bain

"Human Infestation" - Scott Bain

Antes de escribir esta primera entrega de la sección Artefactos -que se publicará todos los viernes- he meditado sobre la palabra en cuestión. En el diccionario de la Real Academia figura en primer lugar su orígen (del lat. arte factus, hecho con arte) y luego una serie de acepciones:

  • Máquina, aparato.
  • En los experimentos biológicos, formación producida exclusivamente por los reactivos empleados y perturbadora de la recta interpretación de los resultados obtenidos.
  • Obra mecánica hecha según arte.

Sonreí. Las tres ideas se corresponden de una u otra manera con los insectos que he traído hoy.

Los bichos provocan: de cerca parecen criaturas extraterrestres, los echamos de nuestra comida, nos visitan hasta en la bañera, producen miedo, fascinación, asco y otras sensaciones extremas.

El australiano Scott Bain, diseñador y artista, sabe que jugar con insectos no deja indiferente a nadie.

Micromachina es un proyecto que no se limita a epatar al espectador, sino que rebusca en la conciencia humana. En el ideario de Bain, ideas tan sencillas como crudas:

Los insectos son mi comentario social sobre el control de los humanos sobre el planeta, el uso y abuso de la naturaleza, el desdén por lo que heredarán las futuras generaciones, las modificaciones genéticas y el modo que tenemos de cambiar la naturaleza para sacarle provecho…

"Pre-Emptive Swarm" - Scott Bain

"Pre-Emptive Swarm" - Scott Bain

¿El resultado? Escarabajos-maquinaria, listos para despegar, con asientos de autobús, manipulados por hombrecillos que hurgan en sus entrañas realizando el hipotético mantenimiento de un insecto

Aunque causa cierta desolación ver insectos llenos de engranajes, no puedo evitar quedarme mirando su delicadeza de relojes de bolsillo. Las patas peludas, el brillo del caparazón o la perfección de las alas recuerdan la autenticidad de la materia prima: un humano nunca podría ni acercarse a la estética natural del mecanismo del invertebrado.

Lo que más de uno querrá saber antes de poner el grito en el cielo en el hilo de comentarios-patíbulo: el modo de trabajo de Bain no implica sufrimiento animal. Los insectos ya han muerto y yacen entre las briznas de hierba o la tierra de un campo.

Exploro la forma de cada uno para crear el tema. Los disecciono, los limpio, los desmantelo y los reconstruyo. Mis herramientas son unas pinzas y mi pulso firme.

Helena Celdrán