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¿Y si le hacemos un escáner a una calabaza?

Una de las imágenes del TC de la calabaza - Foto: randomfootage.homestead.com/pumpkinctscan.html

Imagen del TC de la calabaza – Foto: randomfootage.homestead.com/pumpkinctscan.html

Con la tomografía computarizada (TC) se obtienen imágenes del cuerpo humano seccionado para alcanzar diagnósticos más precisos. Los rayos equis no se proyectan como en una radiografía, sino que giran en torno al cuerpo y se procesan en un ordenador. Hay una belleza cósmica en cada imagen, son pruebas de los bailes apretados de vasos sanguíneos, tejidos blandos y huesos, verdaderas fotos de grupo de la complejidad de nuestro cuerpo.

En una de esas asombrosas cabinas fotográficas de nuestras entrañas, a un radiólogo se le ha ocurrido meter una calabaza. Firma sólo como Alan, su nombre de usuario en Twitter es @GammaCounter, dice vivir en Chicago y ser «radiólogo y exbiólogo molecular», no mucho más se sabe de él. «Me gusta escanear de manera ocasional cosas no humanas. (…) En una universidad de Gales ya se había escaneado una calabaza (…) en 2012. (…) Decidí que también tenía que ir a por ello y pensé que seríamos capaces de producir algunas muy buenas imágenes con parámetros optimizados».

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Deja que tus ojos sean un restaurante de lágrimas para insectos

Foto: Center for Genomic Gastronomy

Foto: Center for Genomic Gastronomy

El ojo de los seres humanos puede ser un restaurante de alta cocina para muchos tipos de insectos. Eso opinan los integrantes del Center for Genomic Gastronomy (Centro de Gastronomía Genómica), un colectivo de artistas  y científicos que desea funcionar como un think tank sobre biotecnología, biodiversidad y genómica para investigar polémicas relacionadas con la alimentación y buscar «fórmulas culinarias alternativas». Desean ejercer el derecho a «imaginar un futuro sistema alimentario más justo y hermoso».

El último proyecto del grupo es To Flavour Our Tears (Dar sabor a nuestras lágrimas), un «restaurante experimental» para «investigar las propiedades culinarias de las lágrimas» y compararlas con las necesidades alimenticias de los insectos y otros pequeños animales que se pueden alimentar de las secreciones de los seres humanos. La foto que abre esta entrada es de abejas amazónicas bebiendo líquido lacrimal de un investigador.

La lacrifagia —el acto de beber lágrimas— ha sido comprobada en las mariposas que se nutren de los líquidos excretados por los ojos de los cocodrilos. No está claro el motivo, pero, al parecer, los insectos buscan nutrientes como el sodio y aprovechan la pasividad de los grandes lagartos cuando están semiadormecidos para chupar y darse un atracón sin ser molestados.

Teorías parecidas explicarían un comportamiento similar en polillas que beben de los ojos de aves dormidas e incluso de mamíferos tan voluminosos como búfalos de agua. Se ha comprobado que las de la especie Calyptra eustrigata tienen algo de vámpiras: se alimentan de sangre humana mientras las víctimas duermen.

Si a algunos insectos les gustan nuestros fluidos y los necesitan para vivir, ¿podemos ponérselo más fácil para que, sin hacernos daño, se alimenten a su gusto?, se preguntan en el Centro de Gastronomía Genómica.

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Un manual de 1586 que compara a humanos y animales

'De humana physiognomia' - Giovanni Battista della Porta

‘De humana physiognomia’ – Giovanni Battista della Porta

Al conocer la trayectoria del italiano Giambattista della Porta (1535–1615), heredero inmediato de la curiosidad renacentista de Leonardo da Vinci, cuesta creer que pudiera abarcar tanto, destacar en disciplinas tan variadas.

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Esculturas cinéticas que unen el arte y las matemáticas

'Blooming zoetrope' - John Edmark

‘Blooming zoetrope’ – John Edmark

«Si el cambio es la única constante en la naturaleza, está escrito en el lenguaje de la geometría«, dice John Edmark. Profesor de diseño en la Universidad de Stanford (California, EE UU), con sus «esculturas cinéticas y objetos transformables» explora patrones espaciales y busca la atención del espectador demostrando que las leyes físicas están llenas de «comportamientos sorprendentes».

Como artista en residencia de Autodesk —la multinacional líder del software en 3D— el diseñador ha creado una serie de «zoótropos de Fibonacci«, llamados así en honor de Leonardo de Pisa Fibonacci (c.1170- c.1250), uno de los matemáticos más sobresalientes de la edad media europea, introductor en el continente de los números indoarábigos: las figuras que empleamos hoy para representar los números.

Las piezas aunan el arte y las matemáticas de una manera natural y armónica. El autor bautiza a los zoótropos con el nombre del matemático porque para su diseño utiliza la sucesión de Fibonacci, una serie infinita de números naturales que comienza con el número 1, continúa repitiendo el 1 y sigue con la suma de las dos cifras anteriores (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377…). Lo asombroso de esta secuencia, que se sigue aplicando en computación y matemáticas, es que forma parte de los patrones biológicos. La sucesión corresponde a la configuración de las ramas de un árbol, el orden de las hojas en un tallo, en el romanescu o en la alcachofa.

Las separaciones entre los salientes son la clave para que se produzca el efecto. El diseño ciertamente sigue el patrón según el que crecen las plantas suculentas, las piñas o los girasoles. Realizadas con impresora 3D, las obras parecen crecer y retorcerse cuando se las hace girar a 550 revoluciones por minuto y se graba el proceso con una cámara con una alta velocidad de disparo.

«La velocidad de rotación está cuidadosamente sincronizada con el ritmo de imágenes por segundo para que un fotograma del vídeo sea captado cada vez que la escultura gira ~137.5º, el ángulo áureo», explica Edmark, que en el portal web Instructables detalla su proyecto y se ofrece a proporcionar los planos de las esculturas a quien esté interesado en imprimirlas en 3D.

Helena Celdrán

‘Termitat’, una colonia de termitas en tu casa

'Termitat' - Chris Poehlmann

‘Termitat’ – Chris Poehlmann

Las termitas horadan la rodaja de madera ofreciendo un espectáculo abierto. En la circunferencia se distinguen los anillos del árbol, interrumpidos y ensanchados por los túneles necesarios para la vida de la colonia. La imagen recuerda a la clásica granja de hormigas, pero con la diferencia de que la termita es un insecto satanizado, asociado siempre con la destrucción de muebles e incluso de bloques de edificios enteros.

En este caso, conviene matizar a qué especie pertenecen. Las de esta granja son termitas de madera húmeda, mucho menos peligrosas que las de madera seca. Al preferir la madera mojada y deteriorada, no suponen una amenaza, viven ajenas a los intereses de la humanidad, en zonas pantanosas y boscosas.

Chris Poehlmann tiene más de 25 años de experiencia en el diseño y construcción de exposiciones para museos, zoos y acuarios. Entusiasta de la flora y la fauna, declara que ninguna criatura viva lo ha «cautivado» nunca como las termitas. «Desde que construí mi primer prototipo de hábitat para termitas en el Museo de Historia Natural de California allá por 1982, he querido llevar el sencillamente asombroso mundo de las termitas a un público mayor».

El estadounidense se apresura a definir su proyecto como «a prueba de fugas»: Termitat —palabra surgida de la unión de termita y hábitat— es una estructura sellada de metacrilato, una granja portátil que puede contener vida durante años con sólo añadir un poco de agua cada dos semanas. Una vez consumida la madera, el producto puede ser enviado al inventor y, «por un precio moderado» ser enviado de nuevo a su dueño con una rodaja de árbol nueva.

Para financiar su fabricación, Poehlmann ha lanzado una campaña de Kickstarter que ha resultado ser un éxito a pesar de las limitaciones, al contener insectos, la granja no se puede enviar a otros países y ni siquiera a todos los estados de los EE UU. El plazo para contribuir finaliza hoy viernes 9 de enero a las 8:40 de la tarde y saldrá adelante tras recaudar casi 16.300 dólares, unos 14.000 euros: más del triple de los 5.00 dólares (unos 4.200 euros) que se pedía inicialmente.

El 'Termitat' con un microscopio electrónico que permite grabar y ver en el ordenador detalles de la vida de la colonia

El ‘Termitat’ con un microscopio electrónico que permite grabar y ver en el ordenador detalles de la vida de la colonia

Piensa en su idea no sólo como un artículo de ocio, sino también como una herramienta de aprendizaje, y destaca que este tipo de termitas ha sobrevivido con éxito por su capacidad para crear una férrea estructura social y asignar a cada miembro «roles definidos». La reina pone huevos y, junto con el rey, es la fundadora de la colonia. Los soldados son los ejemplares más grandes, tienen una gran cabeza «brillante y oscura» con «poderosas mandíbulas» preparadas para atacar a cualquier especie que se adentre en los túneles y que sin embargo no les sirven para masticar madera: los deben alimentar las ninfas.

«Es momento de contemplar de modo mucho más profundo las maravillas del mundo de los insectos. Como uno de los más asombrosos —y sin embargo más pasados por alto— organismos de nuestro planeta, a causa de su errónea clasificación como plaga, estos insectos incomprendidos, complejos y evolucionados son fascinantes de observar y tienen importantes lecciones que darnos», dice el autor en defensa de su excéntrica granja.

Helena Celdrán

Transforman en música las señales que emite una estrella moribunda

El radiotelescopio con 66 antenas es el mayor jamás construido sobre la Tierra. Desde 2011, Alma (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) capta desde el desierto de Atacama (al norte de Chile) las más débiles ondas de radio procedentes de cuerpos celestes lejanos y permite así el estudio sobre el origen y la evolución de galaxias, estrellas y planetas.

Hasta la fecha el más ambicioso proyecto astronómico basado en telescopios, en él colaboran Europa, los Estados Unidos, Canadá, Asia Oriental —principlemente China, Corea, Japón— y Chile. La principal misión de Alma desde su creación en 2011 es recabar datos e imágenes a partir de las radiaciones electromagnéticas de estrellas y planetas en el momento de su creación: el radiotelescopio puede ser el instrumento que por fin nos permita desvelar muchos de los misterios sobre el origen de la vida en la Tierra.

Alma Music Box (La caja de música Alma) es uno de los muchos proyectos colaborativos en los que participa el más grande de los telescopios, con la diferencia de que este sobrepasa lo científico para meter un pie en la música y convertirse casi en una acción artística que tiene más de poesía que de astronomía.

'Alma Music Box'

‘Alma Music Box’

Todo comenzó cuando el Observatorio Nacional de Japón se interesó en 2011 por las ondas de radio de R Sculptoris, una estrella moribunda en la constelación de Sculptor. No es cualquier estrella, a unos 1550 años luz de nuestro planeta y ocho veces más grande que el Sol, además de destacar por su intenso color rojo, los astrónomos descubrieron con su observación que alrededor de ella había una asombrosa espiral.

En un aparato parecido a los tocadiscos de vinilo, una colección de 70 discos negros reproduce las ondas que emite R Sculptoris. Las protuberancias sobre cada disco corresponden a los momentos en que las señales son más fuertes y a cada una se les asigna una nota musical. La melodía al estilo de una caja de música es inconexa y tiene silencios, corresponde al ritmo aleatorio con que la estrella libera las frecuencias.

Helena Celdrán

La estella R Sculptoris - Foto: Alma

La estella R Sculptoris – Foto: Alma

Fotografía microscópica en 1909

'Nature through Microscope and Camera'

Arthur E Smith permanece a un extremo de la cámara de un inusualmente largo fuelle extendido como un túnel. En el objetivo hay un microscopio colocado en horizontal. El aparataje parece un chiste o un experimento peregrino, pero el hombre sabe bien lo que hace.

Las imágenes pertenecen al libro Nature through Microscope and Camera (La naturaleza a través del microscopio y la cámara), con textos de Richard Kerr y publicado en Londres en 1909. La obra —en el vínculo del título se puede descargar entera—  forma parte de los primeros avances en el intento por capturar en imágenes lo prácticamente invisible al ojo humano: fitoplancton, la lengua de una abeja, el bacilo del tétanos, el ácaro del queso…

'Nature through Microscope and Camera'

«En ningún caso se ha recurrido a los retoques», se apresura a decir Kerr en el texto introductorio. Arthur E Smith —del que casi nada se sabe, al igual que sucede con su socio— se convirtió en un pionero de la micrografía con un método de aspecto rocambolesco, pero efectivo y lógico según la tecnología de la época. Realizó 65 imágenes «en placas de 12×10», utilizando «el microscopio y la cámara combinados como un instrumento». Su propuesta era tan lógica como sencilla y los resultados son satisfactorios.

En el tomo, el autor menciona que en 1904 las imágenes fueron expuestas en la Real Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural y que sirvieron de ayuda a «estudiantes de biología general y medicina». El tamaño de la cámara debía resultar exagerado incluso entonces, porque siente la necesidad de justificarse especificando que es la mejor manera de obtener imágenes directas de un tamaño aceptable para la investigación: «Cuando se hacen ampliaciones de negativos pequeños, no hay ganancia material en cuanto a nuevos detalles».

Helena Celdrán

'Nature through Microscope and Camera'

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'Nature through Microscope and Camera'

'Nature through Microscope and Camera'

'Nature through Microscope and Camera'

'Nature through Microscope and Camera'

‘Bioplastic Fantastic’, plásticos que producen vitaminas, azúcar, proteínas…

'Bioplastic ffantastic' - Johanna Schmeer

Tienen aspecto de organismos, son redondeados, algunos parecen marinos y los colores y texturas los hacen extrañamente apetecibles de palpar. En Bioplastic Fantastic los plásticos evolucionan y producen mediante procesos biológicos agua, vitaminas, azúcar, grasas, fibra, proteínas y minerales. No se trata de una idea artística, realmente son capaces de generarlos.

Johanna Schmeer expresa con sus trabajos un interés por la influencia «social, ética y cultural» de las nuevas tecnologías en nuestra vida diaria y con este proyecto explora las innovaciones en el campo de la bio y nanotecnología. La creación de células artificiales capaces de copiar diferentes funciones de la célula biológica y el uso de los polímeros en la biomédica son una realidad que la diseñadora alemana traslada al entorno del hogar especulando «sobre el futuro diseño y uso de productos domésticos hechos de bioplásticos modificados con enzimas«.

'Bioplastic Fantastic' - Johanna Schmeer

Los siete objetos creados por Schmeer proporcionan «todos los nutrientes y la energía necesarios para la supervivencia de un humano» a partir de un proceso de fotosíntesis artificial. Los ha llamado según el organismo que contienen: Pseu (compuesto de pseudomonas) extrae agua del aire, Lact (compuesto de bacterias del ácido láctico) produce vitaminas, Cyan (compuesto de cianobacterias) produce azúcar y oxígeno…

En un vídeo que acompaña a la presentación del proyecto, la autora maneja las extrañas creaciones que oscilan «entre el producto y el organismo». Las parte y extrae líquidos de ellas como si fueran frutos exóticos, se introduce las sustancias en la boca siempre pendiente del resultado estético de sus acciones.

Helena Celdrán

'Bioplastic Fantastic' - Johanna Schmeer

'Bioplastic Fantastic' - Johanna Schmeer

'Bioplastic Fantastic' - Johanna Schmeer

'Bioplastic Fantastic' - Johanna Schmeer

'Bioplastic Fantastic' - Johanna Schmeer

La ensalada inspirada en Kandinsky, un 18% más rica

Ensalada inspirada en 'Pintura nº 201', de Vasily Kandinsky

Ensalada inspirada en ‘Pintura nº 201’, de Vasily Kandinsky

Hicieron tres ensaladas con los mismos aderezos e ingredientes medidos al gramo, cortados de la misma manera. Científicamente sabían igual, pero quienes las probaron no opinaban lo mismo y las veían tan diferentes entre sí que, en el caso de tener que escoger cual comprarían y por cual pagarían más, se inclinaban por una en particular y no por las demás.

A taste of Kandinsky: assessing the influence of the artistic visual presentation of food on the dining experience (Un título abigarrado que se podría traducir por Gusto por Kandinsky: estableciendo la influencia de la presentación visual artística de la comida en la experiencia de comer fuera) es un interesante experimento que demuestra cómo «una variedad de factores visuales, como el color y el equilibrio de los elementos sobre un plato», pueden influir en la percepción y en la respuesta del consumidor.

El artículo académico es de un grupo de investigadores del Crossmodal Research Laboratory, del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford (Reino Unido). El laboratorio, fundado en 1997, se especializa en estudiar «la integración de la información» en los cinco sentidos y con paradigmas y técnicas estimula a que cambiemos nuestras ideas preconcebidas sobre los sentidos. La singular area de estudio en la que se centran contribuye a descubrir «nuevas maneras de comprender el cerebro».

En la primera ensalada los ingredientes están mezclados como es habitual. La segunda, es una reproducción muy aproximada de una pintura del vanguardista ruso Vasily Kandinsky. En la tercera se disponen los elementos separados por tipos y ordenados en columnas, implicando un esfuerzo por mostrar una cierta presentación, pero de una manera nada artística. Aunque está claro que la apariencia tiene peso en el ámbito culinario, el experimento introduce un elemento artístico en la ecuación y revela que un plato dispuesto «de una manera  artística» eleva las expectativas del consumidor y lo predispone a disfrutar más de la comida.

A taste of Kandinsky: assessing the influence of the artistic visual presentation of food on the dining experience

El cuadro en el que se inspiraron es Pintura nº 201, también conocido como Panel para Edwin R. Campbell Nº 4, creado por el artista en 1914 en un mural en dos partes por encargo del millonario de la industria automovilística Edwin R. Campbell. En pleno despegue hacia la abstracción, cuando pintó la obra, el autor ya expresaba con convicción que las masas de color no tenían por qué quedar encerradas dentro de formas y líneas y apelaba al elemento espiritual y rítmico de la pintura. Los investigadores se han permitido el lujo de darle la vuelta, tal vez para que la rodaja de champiñón domine más sobre el plato.

A los participantes (60 en total, 30 hombres y 30 mujeres de entre 18 y 58 años) se les presentaron las tres opciones en humildes superficies rectangulares de cartón, con una iluminación dirigida a la ración. Rellenaron dos cuestionarios, uno antes y otro después de comer. Tras observar los platos consideraban que la ensalada-Kandinsky contenía una combinación de ingredientes más compleja y además declaraban que hubieran estado dispuestos a pagar más por ella que por las otras dos.

Lugar en el que tuvo lugar el experimento

Lugar en el que tuvo lugar el experimento

Aunque la «complejidad» es la misma en los tres casos, por supuesto tiene cierta lógica primar el esfuerzo empleado en la composición del plato para que se asemeje a una obra de arte, pero lo más interesante llega cuando hablan de sus impresiones después de consumir las ensaladas: los participantes aseguraban que la Kandinsky estaba un 18% más rica que las otras. Aunque las tres sabían igual, el parecido con el cuadro los sugestionó para que la comida supiera mejor.

Helena Celdrán

'Pintura nº 201' (1914) - Vasily Kandinsky

‘Pintura nº 201’ (1914) – Vasily Kandinsky

‘Mini Museum’, un gabinete portátil de curiosidades que triunfa en la Red

Mini Museum

Es un gabinete de curiosidades reducido al mínimo posible, una placa de resina transparente, en apariencia anodina, que encierra en su interior pequeños fragmentos ordenados y catalogados.

El Mini Museum reúne trozos de cáscara de huevo de dinosaurio, de meteorito, restos de una palmera encontrada en la Antártida, el Muro de Berlín, un cerebro humano, el Everest, arena de Waikiki… El creador del invento, el estadounidense Hans Fex, lo define como «una colección portátil de curiosidades en la que todo es auténtico» capaz de «llevarte en un viaje al aprendizaje y la exploración»: «Es una herramienta educativa portátil, una inteligente y poco común forma de romper el hielo y una maravillosa pieza de arte histórico».

Hans Fex en la elaboración del Minimuseum

Hans Fex en la elaboración del Minimuseum

Tiene 44 años y asegura que lleva 35 trabajando en el proyecto. En un vídeo de la plataforma de microfinanciación Kickstarter (a la que acudió para poder convertir su idea en un producto disponible a gran escala) cuenta que durante buena parte de su vida ha reunido especímenes recolectándolos o comprándolos a través de especialistas con los que contactó tras hablar con «comisarios de museos, investigadores científicos e historiadores universitarios». Ellos le ayudaron a elaborar una lista con los elementos que debían formar parte de la exposición permanente.

Fue el padre de Fex el gran inspirador del minimuseo. El Doctor Jörgen Fex (1924-2006) —investigador científico y uno de los directores del estadounidense Instituto Nacional de la Salud— volvía en 1977 de un viaje a Malta con algunos especímenes conservados en resina epoxídica. Aunque Fex hijo sólo tenía entonces 7 años, comenzó a fraguar en ese momento la idea de tener una gran colección en un espacio manejable y preservarla con ayuda de ese «precioso» material que su padre le había descubierto.

Mini Museum

«El universo es asombroso. Quería recordárselo a la gente», dice el diseñador, convencido de que es necesario preservar la curiosidad que todos atesoramos de niños. El primer elemento del compendio es un trozo de condrita carbonosa, un meteorito rocoso que representa «la materia más antigua» que conservamos del Universo y data de unos de 4.550 millones de años. Le siguen muestras de roca lunar, heces fosilizadas de dinosaurio, tierra de los terrenos del castillo de Vlad Tepes (inspirador de Drácula) en Rumanía, carbón del Titanic, un trozo de cráneo humano…

Ha creado tres tipos de minimuseos de tres tamaños diferentes: el más pequeño contiene 11 muestras, el mediano cuenta con 22 y el más grande, con 33. Todos incluyen un librito con fotos e información sobre la autenticidad, la procedencia y los pormenores de cada trozo minúsculo e incluso algunas anécdotas de lo que supuso recolectarlos o conseguirlos.

El éxito en Kickstarter ha sido apabullante: de los 38.000 dólares (27.300 euros) que pedía, a dos días de terminar el plazo para financiar el proyecto, ha recaudado 1.224.574 dólares (casi 880.000 euros). Fex —que produce cada minimuseo de manera artesanal, uno a uno— se ve desbordado por los más de 3.000 ejemplares que tiene que manufacturar ahora.

Helena Celdrán