La crudeza de la cadena trófica ilustrada en fotografías

'Caterpillar Eating a Tomato' - Catherine Chalmers

La oruga se introduce en el tomate, se reproduce dentro de él y la familia termina por destruir la fruta. Una de las orugas es víctima de una mantis religiosa, que la despedaza y se nutre del contenido jugoso y rojizo del cuerpo. La imprudente mantis se sube a la cabeza de una rana hasta que el anfibio abre la boca todo lo que puede para comerse al insecto.

El escenario de la historia no es un bosque, sino el estudio de fotografía de Catherine Chalmers. Aunque sin entrenamiento como científica, la autora documenta en imágenes la vida de las mal llamadas «formas de vida inferiores», el modo en que viven, se relacionan, se alimentan, se reproducen, mueren… Ha seguido la rutina de la hormiga cortadora de hojas, a la mosca durante el apareamiento, la reproducción e incluso la vejez… Incluso se ha permitido construir escenas caseras con cucarachas americanas.

Chalmers relaciona a las especies del reino animal aparentemente más ajenas a nosotros con comportamientos muy parecidos a los humanos. Su serie Food Chain (Cadena alimenticia) muestra la crudeza necesaria para sobrevivir en el mundo natural y nos recuerda que la naturaleza tiene muchos matices que a menudo olvidamos para poder refugiarnos en la idea del paraíso idílico.

Food Chain - Catherine Chalmers

En la elección del fondo blanco como sustituto del habitual, la fotógrafa declara en una entrevista que buscaba neutralidad para ver claramente lo que cada animal hacía. «Elimina toda distracción y también disuelve las fronteras que existen entre humanos y animales en el medio ambiente natural».

La del tomate, la oruga, la mantis y la rana es sólo una de las tres series que ha realizado. En las otras dos, una mantis se aparea con un macho al que luego se come (a pesar de la creencia popular, no es algo que suceda siempre) y un ratón da a luz a montones de crías, algunas devoradas por serpientes y ranas.

Con gran cuidado y dedicación, Chalmers crió ella misma a los ejemplares en su estudio de Nueva York, tardando meses en que la situación fuera la óptima para que uno cayera víctima del siguiente. Al principio sintió sensación de culpa por «gobernar la vida de esa manera», decidiéndo cómo y cuándo morirían sus modelos, pero consideró que era importante explorar lo central que era la cadena trófica para los ecosistemas y también reflexionar sobre nuestra reacción ante esa realidad. «La sociedad occidental se ha divorciado del acto de matar los animales que come», sentencia.

Helena Celdrán

3 comentarios

  1. Dice ser Enrique

    Esto deberían leerlo los veganos ,los grandes misántropos del siglo 21.Por más que intenten esconder lo evidente si nuestros antepasados hubieran pensado como ellos aún estaríamos colgados del árbol.Los seres humanos somos omnivoros y nuestra evolución nos ha preparado para comer de todo.Que esta secta occidental,pudiente y con la nevera llena pretenda obviar algo tan básico como la cadena trófica solo evidencia las mentiras con que esta gente pretenden ocultar la tremenda misantropía que subyace en ellos.

    22 julio 2014 | 12:40

  2. Dice ser antonio larrosa

    Asi es la vida, el pez grande se come al pequeño y los ricos cada vez más ricos aunque los niños de los pobres se mueran de hambre.

    Clica sobre mi nombre

    22 julio 2014 | 18:03

  3. Dice ser Carla

    Las fotos son geniales. Y sacar los animales de su entorno nos lleva a reconocer que realmente vivimos en un entorno que no es el de los animales. Asi de tontos nos estamos volviendo.

    Carla
    http://www.lasbolaschinas.com

    23 julio 2014 | 07:38

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